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Miguel Salvatierra
Sábado, 11 de julio 2015, 07:57
Ha pasado un año desde que el siete de julio el Ejército israelí emprendiera la tercera ofensiva contra la Franja de Gaza en cinco años. Según la ONU, por parte palestina murieron unos 1.500 civiles, entre ellos 551 niños, y 700 combatientes. Entre los ... israelíes, el conflicto se cobró la vida de 67 militares y de seis civiles.
Los bombardeos y combates duraron 51 días, pero hoy cientos de palestinos con terribles heridas fruto de los ataques aún llenan las salas de espera que los escasos hospitales que siguen prestando atención sanitaria para ser tratados con cirugías reconstructivas y a rehabilitación. Una de las ONG presentes en la zona, Médicos Sin Fronteras (MSF), ha denunciado cómo el permanente bloqueo impuesto a Gaza hace parecer que ese último episodio de derramamiento de sangre israelí-palestino hubiera tenido lugar ayer. Más de 12.000 casas y 70 hospitales y centros de salud han sido dañados o totalmente destruidos durante la guerra.
Los niños de menos de ocho años en Gaza no conocen nada más que el bloqueo, afirma Erwan Grillon, coordinador general de MSF en Gaza y Cisjordania. Y ya han vivido cuatro ofensivas, dos de ellas totalmente devastadoras y que acabaron, de forma indiscriminada, con muchas vidas. La mayoría de los pacientes que aún requieren cirugía y fisioterapia por los efectos de la guerra son menores de 18 años, añade Grillon.
El bloqueo ha hecho que, según el comisionado general de la ONU para los refugiados (Unrwa), Pierre Krähenbühl, tras 315 días desde el alto el fuego, ni una sola casa totalmente destruida (de 12.000), ha sido reconstruida. Esto deja a unos 120.000 refugiados de Palestina sin hogar. La magnitud del desastre ha hecho que la tasa de desempleo, según el Banco Mundial, sea del 43%, la más alta del mundo.
Presencia del Estado Islámico
La desesperanza y la miseria hacen que la única perspectiva segura es que tarde o temprano habrá una nueva ofensiva. Medios israelíes se han hecho eco de la reciente aparición de grupos más extremistas que Hamás en Gaza. La Franja aparece como un terreno especialmente propicio para la propaganda del Estado Islámico (EI). El mes pasado un grupo salafista partidario del EI lanzó dos cohetes desde Gaza contra Israel. Aunque pudiera parecer una paradoja, los encargados de desarticular la célula yihadista fueron los hombres de Hamás.
Realmente el ataque con cohetes estaba dedicado a Hamás y la tregua que mantiene desde hace once meses con Israel. Portavoces del movimiento gazatí se apresuraron a negar la autoría de la ruptura del alto el fuego, al tiempo que anunciaron la detención de 20 miembros del los 26 que conformarían el grupo salafista. El motivo del ataque a Israel habría sido la muerte de uno de los militantes del grupo yihadista a manos de las fuerzas de seguridad de Gaza. No era la primera vez que militantes salafistas caían en una operación de Hamás. En 2009 murieron una veintena y más de cien fueron detenidos en una mezquita de la Franja.
Hay constancia de que responsables israelíes y de Hamás están negociando de forma indirecta una tregua más amplia que la actual y que se prolongaría al menos cinco años, aunque los dos recientes secuestros de ciudadanos israelíes por Hamás no contribuye precisamente a un posible acuerdo. También resulta evidente que mantener a la población de Gaza en las terribles y agónicas condiciones actuales, además de una flagrante violación de los más básicos derechos humanos, es una bomba de relojería que volverá a estallar en un tiempo a cargo de fuerzas más radicalizadas si cabe en uno y otro campo.
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