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El muro de la vergüenza

El muro de la vergüenza

La frontera norte de México, con un área de 3.234 kilómetros, no solo divide dos países. Separa dos culturas, dos mundos, el anglosajón y el latino

ÁLVARO YBARRA ZAVALA

Sábado, 16 de enero 2021, 00:10

Tijuana, el paso fronterizo más activo del planeta, es la ciudad más occidental de América Latina y su lema bien define su fuerte orgullo de identidad: «Aquí comienza la patria». La industria, la violencia, el turismo y el sexo son una parte indisoluble de la imagen de esta ciudad fronteriza con EE UU. En los últimos años, sin embargo, se ha agregado otro elemento a la ecuación: los deportados. Durante los ocho años del gobierno de Barack Obama, Estados Unidos expulsó -son cifras del Instituto Nacional de Migración- alrededor de tres millones de mexicanos, récord de deportaciones en la historia. Sin embargo, ha sido la presidencia del Donald Trump la que convirtió la frontera con México en uno de sus pilares más controvertidos de su presidencia. Su defensa de construir un muro (ya existente) que bloqueara la inmigración ilegal hacia EE UU ha sido durante los cuatro años de su mandato uno de sus símbolos de identidad frente al partido demócrata.

¿Qué ocurrirá con el muro una vez que Donald Trump abandone La Casa Blanca? ¿Cambiará la nueva administración demócrata la política de EE UU hacia la inmigración? Tijuana, al igual que todas la ciudades fronterizas de México con EE UU, espera acontecimientos.

Una pareja de turistas se hace fotos mientras que ella simula escalar el muro fronterizo entre México y EE UU. El muro se ha convertido en un reclamo turístico desde la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump.

Un familia separada por culpa de una deportación se cita para hablar en el Parque de la Amistad de Tijuana. Cada fin de semana, cientos de familias separadas quedan para poder ver a sus seres queridos en el muro fronterizo que delimita la frontera entre México y EE UU.

Tijuana durante los últimos quince años se ha convertido en una ciudad de inmigrantes y deportados que no logran su sueño americano.

Un grupo de inmigrantes ilegales que intentan llegar a EE UU o que han sido deportados hacen cola para desayunar en el comedor salesiano 'Padre Chava'.

Un grupo de inmigrantes ilegales almuerzan en el comedor salesiano 'Padre Chava'.

Un grupo de inmigrantes ve la tele en la Casa del Emigrante en Tijuana, México.

Una voluntaria del albergue evangelista del Nazareno juega con un bebé refugiado de nacionalidad haitiana. Durante el último año, una avalancha de emigrantes haitianos intentó llegar a EE UU. La mayoría de los refugiados fueron rechazados y actualmente viven de la caridad en Tijuana en un total limbo jurídico.

Dos niños refugiados haitianos juegan en el interior del albergue evangelista de Emanuel en Tijuana.

Un habitante de Tijuana camina observando el muro que delimita la frontera entre México y EE UU fotografiado desde la vertiente mexicana.

La localidad de Playas de Tijuana es un lugar de contradicciones donde cada domingo se juntan miles de turistas por un lado y por el otro familias desmembradas por culpa del muro y las deportaciones.

14 millones de vehículos y 33 millones de personas cruzan al año por el paso fronterizo de Tijuana.

Manifestantes durante la marcha organizada por la iglesia católica en Tijuana por la paz, la justicia y la migración.

El arzobispo de Tijuana, Francisco Moreno, reza junto al muro que delimita la frontera entre México y EE UU.

El muro que delimita la frontera entre México y EE UU, fotografiado desde la vertiente mexicana en la ciudad de Tijuana.

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