Rafael M. Mañueco
Moscú
Martes, 1 de septiembre 2020, 19:23
Pese a la brutal represión policial contra los participantes en las protestas contra el presidente bielorruso, Alexánder Lukashenko, las movilizaciones no cesan en demanda de que el dictador deje el poder y sean convocadas unas nuevas elecciones verdaderamente justas y democráticas, no como las ... celebradas el pasado 9 de agosto. Aquellos comicios fueron calificados de «fraudulentos» por la oposición. Según los datos oficiales, Lukashenko obtuvo supuestamente la victoria con el 80% de los votos mientras que su adversaria, la candidata de la oposición unificada, Svetlana Tijanóvskaya, consiguió solamente el 10%.
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Así que, aparentemente aconsejado por quienes en Rusia llevan decenios manteniendo a raya a los antagonistas de Vladímir Putin, el primer mandatario bielorruso ha intensificado la estrategia de desarbolar a sus críticos a base de continuos encarcelamientos, ceses de funcionarios discrepantes y despidos de quienes organizan huelgas y movilizaciones o simplemente simpatizan con la revuelta en curso.
Este lunes, Lukashenko ordenó la destitución del jefe de la legación diplomática bielorrusa en España, Pável Pustovói y le ha retirado además el rango de embajador plenipotenciario, con lo que no podrá volver a ejercer como tal en ningún otro sitio. También le ha despojado del cargo de representante permanente de su país ante la Organización Mundial del Turismo.
Resulta que Pustovói publicó el 17 de agosto en la cuenta de Facebook de la embajada un llamamiento a «debatir los problemas que preocupan a la gente en una ambiente de calma y pacífico«. En la nota criticaba la cargas policiales contra los manifestantes y pedía investigar a los policías que se extralimitaron en el uso de la fuerza contra manifestantes pacíficos, los arrestaron sin motivo y los vejaron después en los calabozos. Con anterioridad, fue también cesado el embajador bieloruso en Eslovaquia, Ígor Leshenia, por manifestarse públicamente en favor de las protestas opositoras.
También el lunes, fue detenida la integrante del Consejo de Coordinación de la oposición, Lilia Vlásova, tras llevarse a cabo un registro en su domicilio. Es ya la tercera persona detenida entre los miembros del Consejo de Coordinación, estructura que Lukashenko tachó de «ilegal» y contra la que el Comité de Instrucción ha abierto una causa penal. Los dos primeros arrestos dentro del Consejo Coordinador fueron los de Olga Kovalkova, mano derecha de Tijanóvskaya, y la de Serguéi Dilevski. Ambos fueron condenados el pasado 25 de agosto a 10 días de prisión menor. Otros miembros del Consejo de Coordinación, como la Premio Nobel de Literatura, Svetlana Alexiévich, María Kolésnikova y el exministro de Cultura y antiguo embajador, Pável Latushko, han tenido que pasar por el Comité de Instrucción para ser interrogados.
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El domingo fue también detenido el jefe del comité de huelga del gigante industrial bielorruso Belaruskali, Anatoli Bokun, mientras están siendo despedidos algunos de sus colaboradores y trabajadores que han venido secundando los paros, tanto en esta factoría como en otras por todo el país. Por exigencia expresa de Lukashenko también está habiendo despidos entre los profesores de escuela que apoyan las movilizaciones. A juicio del presidente bielorruso, «quienes enseñan a las nuevas generaciones deben ajustarse a la ideología del Estado».
La presidenta del Consejo de la República (Parlamento) sostiene que «las escuelas deben estar al margen de la política y los niños tiene que estudiar«. Con motivo del comienzo del curso escolar, la oposición ha hecho un llamamiento a los padres para que no lleven sus hijos al colegio y a los profesores a no asistir a clase. También han pedido que todos los alumnos que abandonen las organizaciones infantiles y juveniles oficiales. Hoy ha tenido lugar una manifestación estudiantil en Minsk para exigir la dimisión de Lukashenko y muchos de los participantes han sido detenidos.
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Por otro lado, Lukashenko ha acusado este a la Iglesia Católica del país de apoyar las protestas y ha explicado que esa es la razón por la que ha dado orden de impedir que el prelado Tadeusz Kondrusiewicz, que es bielorruso de nacimiento y tiene la nacionalidad del país, pueda regresar a Bielorrusia. Kondrusiewicz, jefe de los católicos bielorrusos, viajó la semana pasada a Polonia a oficiar una misa, pero, cuando intentó regresar a su país, las fuerzas guardafronteras se lo impidieron.
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