Lukashenko arremete contra Putin a cinco días de las elecciones

En su vigésimo discurso anual en el Parlamento, Lukashenko arremetió este martes duramente contra Rusia, a la que reprochó sus «mentiras» por argumentar que los paramilitares estaban en Bielorrusia de tránsito hacia otros países (Venezuela, Siria, Turquía y Libia). «Salta a la vista que preparaban una masacre en el centro de Minsk», soltó el mandatario ante diputados, miembros del Gobierno, representantes sociales y diplomáticos. Unos 2.500 asistentes en total.

Lukashenko afirmó que los arrestados «lo han confesado todo». Los enviaron, subrayó, no a terceros países, sino «a Bielorrusia y les dieron la orden de mantenerse aquí a la espera». Acusó también a Moscú de estar empleando enormes recursos, «miles de millones», contra el país. «Todo un ejército de troles y provocadores de la información trabajan día y noche para desestabilizarnos», denunció. Como toque de advertencia al Kremlin, el Ejército bielorruso llevará a cabo en los próximos días unas maniobras militares.

El presidente se empleó a fondo también con la oposición bielorrusa, unida en torno a Svetlana Tijanóvskaya, una ama de casa que ha tomado el relevo a su marido encarcelado, Serguéi Tijanovski. Lukashenko denunció que «aquellos que en campaña electoral recurren a las protestas y dividen al pueblo reventarán primero la sociedad y después romperán el país en pedazos». «Hay que acudir a las urnas. No pienso robarle los votos a nadie», dijo, al tiempo que advirtió que aplicará «máxima dureza» con quienes participen en manifestaciones no autorizadas.

Tijanóvskaya ha unido sus fuerzas a las de otros dos candidatos también excluidos, Víctor Babariko y Vitali Tsepkalo, el primero en prisión y el segundo huido a Rusia para evitar represalias. Ambos también están representados por dos mujeres, Verónica Tsepkalo, esposa de Vitali, y María Kolésnikova, la jefa de campaña de Babariko. Las tres mujeres han logrado reunir en los últimos días a decenas de miles de personas, algo inédito en la historia reciente del país. Lukashenko las llamó este martes «pobres chicas» que «no saben lo que dicen ni lo que hacen».

Mientras, desde Moscú han instado ya varias veces a Lukashenko a liberar a los 33 mercenarios rusos y lanzan ya amenazas veladas. «No les vamos a abandonar a su suerte y en Minsk lo saben muy bien», escribió este martes en Facebook la portavoz del Ministerio de Exteriores, María Zajárova. Putin reunió el viernes a su Consejo de Seguridad para tratar el asunto y, según divulgaron, «se expresó el deseo de que el incidente se aclare lo antes posible y sean liberados los rusos detenidos injustificadamente».

También ha causado mucha indignación en el Kremlin la decisión de Lukashenko de enviar a la capital ucraniana los nombres de los rusos detenidos para comprobar si han combatido contra las tropas de Kiev. La Fiscalía General del país ha corroborado que 28 de ellos lucharon en Donbass y ha pedido a Minsk su extradición para llevarlos a la justicia.

El senador ruso Andréi Klimov señala que «parece que Lukashenko ha considerado oportuno utilizar lo sucedido como un gran escándalo a su favor en la campaña electoral», dejando así clara su disposición a defender a cualquier precio la soberanía del país. Sin embargo, Klimov no cree que tal estrategia le esté dando buen resultado al presidente ya que Tijanóvskaya cosecha un apoyo cada vez mayor.

A juicio del politólogo bielorruso Valeri Karbalévich, «a los mítines habría acudido mucha más gente de no ser por el enorme acoso e intimidación policial». Cree incluso que «el revuelo en relación con los mercenarios rusos ha servido como justificación a Lukashenko para reforzar la medidas de seguridad y limitar a Tijanóvskaya la posibilidad de celebrar actos electorales».

A los comicios del domingo se presentan, además de Lukashenko y Tijanóvskaya, la exdiputada Anna Kanopátskaya, el líder del Partido Sociademócrata Gromada, Serguéi Chereshnia, y el copresidente de la plataforma 'Govori pravdu', Andréi Dmitriev.