Ancianos en el poder. R. C.

¡Jubílese, señor presidente!

Gerontocracia ·

El ejemplo del mandatario estadounidense Biden no cunde en un mundo en manos de ancianos déspotas

Sábado, 28 de septiembre 2024, 22:01

Hace dos meses, Joe Biden renunció a presentar su candidatura a la reelección. El estadista estadounidense, de 81 años, arguyó la necesidad de dejar paso a una nueva generación. Tal vez, los más optimistas e ingenuos pensaron que su postura provocaría efectos miméticos. Pero la ... gerontocracia que domina buena parte del mundo escuchó al político más poderoso del planeta como quien oye llover en los jardines de sus respectivos palacios presidenciales.

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China, India, las repúblicas centroasiáticas y numerosas repúblicas africanas están en manos de venerables ancianos que se suceden a sí mismos durante décadas. Su larga trayectoria podría achacarse al tradicional peso del patriarcado, la veteranía política o la confianza popular en la experiencia acumulada. Pero no es verdad. Una exigua minoría gobierna según los códigos del Estado de Derecho, el resto recurre a la tiranía desnuda o se sustenta en democracias nominales viciadas por el autoritarismo y el fraude.

La violencia y la codicia explican esta persistencia en controlar poltronas. Los países surgidos del desmembramiento de la URSS asistieron a un mero cambio cosmético porque los sátrapas permanecieron. En la región subsahariana los padres de la patria respondieron fielmente a los intereses occidentales en el escenario neocolonial. En el planeta, la edad media de los dirigentes está en 62 años, pero en África asciende a 65 y no llega a 21 la de sus poblaciones.

62 años

es la media de edad de los dirigentes en todo el planeta. En África asciende a 65 años.

El apoyo de Washington, Londres o París explica la pervivencia de ajados líderes que mantienen el estatus y cuidan del continuado expolio de recursos naturales frente al avance yihadista o de la ambición de Moscú y Pekín. Como el mecanismo electoral no funciona, el relevo suele producirse a través de las intrigas internas o el Ejército, otro poder en sí mismo.

Redes parentales

El nacionalismo cuando no el tribalismo y las apelaciones a la fe o el victimismo son algunos de los mecanismos para sofocar la oposición. La opinión pública es amordazada o manipulada a través de la demagogia y los jóvenes habitualmente, se convierten en carne de cañón cuando aflora el descontento. Los jerarcas no están solos. Suelen crear sistemas de explotación basados en el clientelismo y redes parentales similares a las monarquías del Antiguo Régimen cuando el patrimonio estatal y dinástico se confundía. ¿Jubilarse? No, gracias, el pueblo nos necesita.

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El decano de África

Paul Biya Presidente de Camerún, 91 años

El decano de África

Paul Biya lleva casi medio siglo al frente de Camerún y este récord lo convierte en el más longevo en un Estado no monárquico. En 1975 accedió al cargo de primer ministro y siete años después se convirtió en presidente y ha permanecido en el poder hasta el momento presente. Apenas hay memoria colectiva de la historia anterior porque menos del 3% de la población actual tenía más de 15 años cuando llegó al ejecutivo.

Su formación en la Sorbona y el Instituto de Ciencias Políticas de París no lo imbuyeron de un espíritu democrático. El dirigente fue el candidato único a la presidencia hasta 1992 cuando se instituyó una democracia aparente en la que ha revalidado el poder sin problema alguno. No cabe fisura alguna. Biya representa al Movimiento Democrático del Pueblo Camerunés, el partido que ha gobernado el país desde su independencia en 1960.

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La prolongada estancia resulta muy productiva. Francia controla los sectores clave de la agricultura comercial y otros emergentes y estratégicos, caso de las telecomunicaciones, mientras que en Estados Unidos se concentra el ámbito de la explotación petrolífera. El país se enfrenta a problemas endémicos como la represión de la oposición, la corrupción en el estamento público y el fraude electoral, y a otros nuevos que reclaman el apoyo al gobierno. La ofensiva yihadista ha penetrado por el norte y la insurrección guerrillera en las provincias occidentales, anglófonas en un país de lengua francesa, perturban su crecimiento.

Camerún se encontrará con las urnas dentro de seis meses. Entonces, el veterano político contará con 92 años. A lo largo de este año, la presencia pública de su hijo Franck ha sido frecuente. Algunas fuentes ya anticipan su candidatura y es que cuando los presidentes gobiernan tanto tiempo su visión de la política se vuelve más cercana a la del monarca del Antiguo Régimen y precisan de delfines que los hereden.

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El dirigente imperturbable

Teodoro Obiang Nguema Presidente de Guinea Ecuatorial, 82 años

El dirigente imperturbable

Nada se ha movido en Guinea Ecuatorial desde que en 1968 accediera a la independencia. Miembros de una misma familia han detentado el poder ininterrumpidamente. Primero, Francisco Macías Nguema, y tras el golpe militar de 1979, su sobrino Teodoro Obiang. Desde entonces, este presidente no ha abandonado la jefatura del ejecutivo. Durante este periodo, la aparición de yacimientos de petróleo ha sido el hecho más significativo en la historia del pequeño país africano. Quizás no tanto para sus habitantes como para la familia gobernante. La antigua colonia española es uno de los países con mayor renta per cápita de África, aunque el porcentaje de población bajo el umbral de la pobreza supera el 70%. El último análisis de la ONG Transparencia Internacional lo sitúa entre los diez Estados con un sector público más corrupto del mundo.

El presidente y su hijo Teodoro Nguema Obiang Mangue, alias Teodorín, han estado en el foco del huracán en las últimas décadas por acusaciones de desvío de fondos. El primogénito, presunto sucesor, sufrió una condena en París que dio lugar a la incautación de una mansión en el centro de la capital francesa y una flota de vehículos de lujo.

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La opulenta Guinea Ecuatorial se ha convertido en una presa golosa. Pese a que la oposición está reprimida, Obiang ha repelido varios golpes de Estado vinculados a mercenarios y seguido venciendo en los comicios presidenciales. En las elecciones generales de 2022, tras reunir el 97% de los votos, se adjudicó todos los escaños del Senado y el Parlamento.

Pero esa aparente unanimidad esconde problemas internos. Amnistía Internacional acusa al régimen de represión política y social, con campañas para erradicar la delincuencia juvenil y cientos de detenciones. La estabilidad del país se vio alterada en julio cuando el gobierno presentó su dimisión y Obiang se refirió a la ambición de los políticos y el mal uso de los recursos en un contexto de crisis económica.

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El representante de Dios

Ali Jamenei Líder supremo de Irán, 85 años

El representante de Dios

No todos los veteranos de la política son iguales. El perfil del máximo dirigente de Irán difiere sustancialmente del de otros veteranos estadistas. Ali Jamenei, de 85 años, es un clérigo que ha simultaneado su carrera religiosa con la lucha política durante el régimen del Sha, circunstancia que le proporciona ciertas prerrogativas. Los países teocráticos, aquellos que cuentan con un poder sustentado ideológicamente en un credo religioso, suelen contar con líderes ancianos que atesoran autoridad religiosa y moral, erudición, respeto e, incluso, cierta veneración.

Ahora bien, como los demás estadistas de su generación, Jamenei es un veterano habituado al ejercicio del poder. Accedió a la presidencia en 1981 y sustituyó al ayatollah Jomeini ocho años después. A su prestigio como cabeza del chiismo se suma una larga trayectoria vinculada al aparato militar. El actual líder ha sido viceministro de Defensa y jefe de la Guardia Revolucionaria Islámica, fuerza de seguridad interna dotada de grandes medios.

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El cargo de Jamenei es vitalicio y se superpone sobre el sistema político persa. Él representa la continuidad y la fuerza contraria a los reformistas. Irán se ha polarizado entre acólitos y contrarios al régimen. El religioso es la cabeza de las fuerzas ultraconservadoras que gobiernan el país y algunas voces se han levantado contra su figura, aún incuestionable.

La sucesión, al igual que en todos los casos anteriores, se erige en un problema que siempre subyace. Curiosamente, esa situación se asemeja en todos los casos. El Líder Supremo podría ser relevado por Mojtaba Jamenei, su segundo hijo y también clérigo. El candidato goza de un gran ascendiente sobre la milicia basij, subordinada a la Guardia Revolucionaria y se le atribuye el control de grandes activos financieros. Los críticos aseguran que este recambio dotaría a Irán de un sistema monárquico de facto.

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El monarca ausente

Salman bin Abdulaziz Rey de Arabia Saudí, 88 años

El monarca ausente

El rey saudí es otra excepción dentro de la lista porque representa a las monarquías tradicionales, exentas de los mecanismos electivos. No están sujetas a la voluntad popular y ese privilegio favorece los mandatos duraderos. Pero también hay diferencias. El país árabe no se ajusta exactamente a los cánones de las monarquías europeas o asiáticas. En realidad, el Estado actual surgió en sus circunstancias actuales hace sólo un siglo y, sorprendentemente, hasta la fecha, los monarcas han sido el fundador y seis de sus treinta y siete hijos que se han relevado unos a otros llegando al trono a edades avanzadas.

Los dirigentes de la Casa Saud nunca han gozado de gran proyección pública, a pesar de que hablamos de la gran potencia de Oriente Medio. Esa característica ha cambiado con la irrupción del príncipe Mohamed bin Salman, heredero de actual rey Salman bin Abdulaziz, de 88 años. Aquí llegan las paradojas. En realidad, el protagonista de la política saudí, que ostenta el cargo de primer ministro, es un treintañero audaz con una estrategia controvertida, ya que ha acentuado la liberalización económica y ampliado la participación de la mujer en el espacio público, pero al que, asimismo, se le achacan graves violaciones de los derechos humanos, incluida la desaparición del periodista Jamal Kashoggi.

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El aparente silencio del rey ha sido achacado a sus precarias condiciones de salud. Fuente de la oposición aseguran que padece alzhéimer en una fase avanzada y que requiere atención constante. El gobierno de Riad calla. Las escasas noticias que llegan en torno al monarca tienen que ver con sus enfermedades. Poco más se sabe del responsable de la expansión de la capital, además de impulsor de grandes obras públicas que favorecieron a los empresarios y sumaron adhesiones, azote de los ultraconservadores y vencedor en las pugnas dinásticas dentro de la extensa familia real.

Nuestro hombre en Abiyán

Alassane Ouattara Presidente de Costa de Marfil, 82 años

Nuestro hombre en Abiyán

Primero fue Mali, luego Burkina Faso y, más tarde, Níger. Los antiguos territorios franceses en África Occidental han ido despojándose de la tutela política del Elíseo y cayendo en la órbita de Moscú. Pero hay límites a esa expansión. Costa de Marfil no se toca. El país con el mayor índice de crecimiento de África, un 6.6% en 2024, posee una importancia económica fundamental para su antiguo colonizador. Alassane Ouattara, de 82 años, lleva tres mandatos sucesivos al frente del país. El ejército galo lo condujo a la presidencia en 2011 y mantiene su cargo.

Las credenciales del dirigente marfileño le otorgan una credibilidad de la que carece la mayoría de sus colegas continentales. Este doctor en Economía ha sido director adjunto de Fondo Monetario Internacional y antes de llegar a la jefatura del Ejecutivo en 2011 ya había ejercido como primer ministro y presidente interino.

El compromiso de Francia con Ouattara es tan grande que, incluso, dio lugar a una guerra. El actual hombre fuerte de Abiyan ganó los comicios de 2010, pero el entonces jefe del ejecutivo, Laurent Gbagbo, no reconoció su derrota y la Comisión Electoral invalidó medio millón de papeletas en la región septentrional, principal caladero de votos del opositor. Occidente rechazó las pretensiones del gobierno y las tropas galas estacionadas en el país bombardearon la residencia presidencial. Más allá de sus malas prácticas, Gbagbo era un nacionalista que ya anunciaba un incipiente sentimiento antifrancés.

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El presidente Sarkozy, que había casado a este musulmán con una judía francesa cuando era alcalde de Neuilly-sur-Seine, lo situó en el poder y el resto es un final feliz. En la última década, Costa de Marfil protagoniza un 'boom' económico y las tradicionales inversiones de la metrópoli en café y cacao se han diversificado hacia las infraestructuras, la construcción, las telecomunicaciones o los servicios financieros. La oposición sufre acoso, según Amnistía Internacional, pero la dicha nunca es perfecta.

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