Fotoilustración: Reuters/ El Correo asistida por ia

John Steenhuisen, un blanco fácil

Perfil ·

El color de la piel constituye un gran obstáculo político para el líder de la oposición sudafricana, que busca hacer historia en las elecciones del miércoles

Sábado, 25 de mayo 2024, 18:48

John Henry Steenhuisen se cree capaz de proporcionar riqueza y, por ende, justicia social, a la población sudafricana. El líder de la oposición plantea el discurso inverso al gobernante Congreso Nacional Africano (ANC), que, desde hace treinta años, ha focalizado su estrategia en dotar de ... un estatus especial a la mayoría empobrecida y, en consecuencia, promover el desarrollo económico. Su objetivo inmediato es hacer historia en las elecciones generales del próximo miércoles y cambiar el rumbo de la potencia austral. Pero el presidente del partido Alianza Democrática (DA) cuenta con cierta desventaja en ese propósito. El color de su piel supone un lastre difícil de superar. Resulta complicado que un blanco llegue a la presidencia en un país donde el 81% de los ciudadanos son negros, el 7% cuenta con raíces europeas y, entre ellos, se abre un abismo en las condiciones socioeconómicas.

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El político no se rinde, a pesar de ese incuestionable problema, y recurre a los números para explicar su ambición. El nació en la ciudad costera de Durban en 1976, cuando el apartheid se hallaba en plena descomposición, y ha crecido con los sucesivos gobiernos de mayoría nativa. Este individuo de origen afrikáner y carente de formación superior se afilió muy joven al Partido Demócrata, surgido del ala liberal del régimen segregacionista, y ha desarrollado su actividad política en la DA, formada por la unión de diversas formaciones contrarias al partido de Nelson Mandela. Fue elegido concejal de su ciudad y fue ascendiendo lentamente a través del parlamento regional de Kwazulu-Natal hasta alcanzar, en último término, la Asamblea Nacional, donde ejerció como jefe de filas.

La trayectoria de Steenhuisen tan sólo sufrió un contratiempo que consiguió superar sin sobresaltos. En 2010 anunció su dimisión como cargo provincial tras ser de dominio público su relación extramarital con Terry Beaumont, esposa de otro miembro del partido. Entonces estaba casado y tenía dos hijas. Después de reconocer su 'affaire', se divorció y contrajo nupcias con su amante para reanudar, con renovado éxito, la carrera política que lo ha llevado hasta estos comicios.

El color no siempre ha sido un obstáculo. La ambición de Alianza Democrática, un tanto comedida, se desbordó en 2015. Tras el abandono de la presidencia de Helen Zille, su figura histórica, Mmusi Maimane se convirtió en el candidato a la jefatura del Estado. El relevo era joven, gozaba de gran prestigio y, sobre todo, su piel era tan oscura como se corresponde a ancestros de las comunidades indígenas xhona y tswana. Por fin, la oposición contaba con un rostro visiblemente negro y atractivo para las masas. Desafortunadamente, las urnas no refrendaron tales esperanzas y, cuatro años después, Maimane dimitió e, incluso, abandonó el partido. El político de Durban lo relevó interinamente.

El acceso al poder de Steenhuisen ha supuesto cierta decepción para quienes creyeron que el DA podía dar batalla al partido gobernante desde sus propios postulados, apostando por los derechos de los más desfavorecidos. Sus detractores le achacan el madrinazgo de Zille en la sucesión de victorias internas y lamentan una cierta derechización del partido. De alguna manera, su ascenso vendría a suponer repetir los esquemas políticos, ligados al etnicismo, que tanto ha criticado.

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Apoyo a Ucrania

En cualquier caso, no se trata de un dirigente bregado tan sólo en la lucha parlamentaria. Recientemente, el candidato participó en 'Podcast and Chill with MacG', un popular programa en Sudáfrica que se emite a través de YouTube y Spotify, y donde expuso sus tesis políticas. El rival de Cyril Ramaphosa rechaza las leyes de discriminación positiva y aboga por una gestión eficaz y transparente que cree empleo y servicios públicos. La corrupción es un problema que afecta a la Administración en todos sus niveles. A ese respecto, la Alianza cuenta con el favorable aval del gobierno de Ciudad del Cabo, su tradicional feudo.

La creación de una elite multimillonaria en el seno del ANC es, en opinión de Steenhuisen, el nefasto resultado de esas normas que pretendían favorecer a la mayoría y recuerda que el país mantiene tasas de desempleo superiores al 40% y más de 30 millones de pobres, el 99,7% perteneciente a esa comunidad que las autoridades querían proteger. También se ha desvinculado de las tesis de Johannesburgo, muy complacientes con Putin, y ha llegado a viajar a Ucrania en una demostración de su alineamiento con las tesis occidentales.

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El candidato muestra cercanía y solidez, pero la posibilidad de que el DA consiga el 'sorpasso' se antoja muy compleja. Las previsiones apuntan a un descenso dramático del ANC, pero no indican un crecimiento de la oposición de magnitud similar. En un escenario previsiblemente fragmentado, la formación radical Luchadores por la Libertad Económica y los pequeños partidos dejarían de ser meros convidados de piedra, como ha sucedido hasta ahora, y serían cortejados por el partido gubernamental, siempre abundante en recursos.

Pero el candidato no se rinde. Cree que los electores, blancos, negros, indios o 'coloured', abandonarán sus adscripciones étnicas y votarán con la cabeza pensando en un futuro distinto. Su esperanza se aferra a los precedentes de relieve. ¿No han sido elegidos Barack Obama en Estados Unidos, Rishi Sunak en Gran Bretaña y Leo Varadkar en Irlanda? ¿Podrá África elegir un presidente blanco?

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