«Es el holocausto»

«Es el holocausto. Todos los pueblos de la zona están destruidos», lamentaba Klelia Dimitraki, residente en el pueblo de Monokaria, dando gracias de que al menos pudieran haber salvado la vida. Las llamas han arrasado más de 45.000 hectáreas de pinares y cultivos en Eubea, dejando además miles de casas destruidas.

«Nuestros hijos nunca verán nuestra tierra como la hemos visto nosotros. Tendremos que estar trabajando durante décadas para que el norte de Eubea vuelva a ser lo que era», lamentó por su parte Yiannis Kontzias, alcalde de Istiaia-Aidipsos, el municipio más afectado por las llamas. Kontzias pidió más aviones para la extinción de los incendios y denunció que sus solicitudes de ayuda aérea no fueron escuchadas durante días. «Han llegado unos pocos, pero no son adecuados», declaró al 'Greek Reporter'.

«Hay que decir la verdad. Podíamos haber salvado mucho más. Llevo desde el miércoles haciendo llamadas dramáticas para conseguir más aviones para un frente que habíamos conseguido contener durante 30 horas. Pero nuestros pueblos han ido cayendo uno tras otro, destruidos por las llamas. Lo que se ha salvado ha sido gracias a los voluntarios y al alma de los residentes de esta tierra», explicó Kontzias.

En Eubea combaten las llamas más de 800 bomberos, llegados tanto de otras partes de Grecia como de países europeos, Rusia y algunas naciones de Oriente Medio. Los medios aéreos tienen grandes dificultades para operar en la zona más afectada debido a la escasa visibilidad por la acumulación de humo y cenizas en la atmósfera.

«Es como la escena de una película apocalíptica», comentó Isidora, una turista serbia, cuando iba a ser evacuada en un ferry desde la localidad de Pefki, al norte de la isla. «El cielo está todo rojo durante todo el día y da bastante miedo. No es fácil para nadie», explicó a la BBC esta joven que recibió un mensaje de las autoridades helenas advirtiéndole de que tenía que abandonar la zona.

Tras el desastre del verano de 2018, cuando los peores incendios jamás registrados en Grecia dejaron más de 100 muertos, en su mayoría en zonas costeras de la región de Ática, el Gobierno de Kyriakos Mitsotakis se ha apresurado a evacuar el norte de Eubea para evitar que se repitiera la tragedia. Su estrategia probablemente ha sido exitosa porque de momento solo hay que lamentar dos víctimas mortales, aunque hay vecinos que se niegan a irse para tratar de evitar que sus pertenencias acaben consumidas por las llamas.

«La Policía vino y nos dijo que evacuáramos nuestro pueblo, Avgaria, pero no podemos hacerlo, porque no podemos dejar que se queme nuestra casa», explicó Ioannis Aggelopoulos, residente en Istiaia, a Reuters. Otros vecinos de la zona lamentaban que los incendios fueran a provocar que la población local «se muriera de hambre» en los próximos años debido a la repercusión que tendrán tanto en el sector turístico como en la agricultura.

Los cerca de 600 fuegos que se han registrado en Grecia desde finales de julio, y que llevaron a Mitsotakis a disculparse el pasado lunes por las «debilidades» que pudieran haber cometido las autoridades, también se han cebado con la localidad de Mani, al sur del Peloponeso. «Es una catástrofe bíblica. Tres cuartas partes de nuestro municipio están destruidas», dijo Eleni Drakoulakou, vicealcaldesa de la ciudadi, quien lamentó la escasez de aviones para combatir las llamas.