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«Saca el güisqui cheli para el personal y vamo'a hacer un guateque...».Qué sería en España una fiesta sin una copita o un cubata, como apuntaba la canción de Desmadre 75. Pero en muchos países el consumo del alcohol está penado con fuertes ... multas, cárcel, castigos corporales (latigazos) o incluso la muerte. A un español puede resultarle extrema la prohibición, aunque las limitaciones patrias al consumo etílico han ido en aumento en las últimas décadas. No se ha llegado aquí a lo común en el Reino Unido y en otros países europeos cuando se pide una copa: el camarero pone una 'dosis' casi milimétrica, con una cantidad igual a la que aquí se deja en el culo del vaso al terminar la consumición.
Pero la prohibición tajante de beber alcohol, ya sea por ley o por motivos religiosos, es una realidad en muchos países. Uno de ellos es Arabia Saudí. Allí la venta y el consumo está terminantemente prohibida. El país aplica la ley islámica. No hay que olvidar que en Arabia Saudí está uno de los lugares más sagrados para los musulmanes, La Meca, con lo que debe dar ejemplo.
Sin embargo, el país dirigido por Mohamed Bin Salman parece abrirse un poco al turismo y ha rebajado esa limitación, aunque solo sea muy parcialmente. El gobierno saudí ha autorizado la apertura de una tienda de las llamadas bebidas espirituosas en Riad. Toda una novedad.
Será el primer establecimiento de este tipo que se abre en el país en 70 años. Pero no todo el mundo tendrá acceso al mismo. De entrada, estará vetado a los musulmanes. Por ello, la licorería tendrá su clientela entre los diplomáticos de países y trabajadores extranjeros no musulmanes y los turistas que cada día más eligen Arabia para disfrutar sus vacaciones.
Y es que aquí no ocurre como en los Emiratos, en Catar, en Jordania, en Egipto o en Marruecos, por ejemplo, donde los extranjeros sí pueden tomarse una cervecita o una copa en un hotel. Ni siquiera en Arabia Saudí está permitida la cerveza 0'0 o sin alcohol. En su lugar están a la venta sucedáneos que llaman cerveza y que se elaboran con malta, pero de alcohol nada.
La férrea normativa afecta también a las urbanizaciones cerradas y vigiladas, los complejos donde residen los trabajadores de otros países, ajenos a las miradas de los saudíes. Allí, pese a que las mujeres pueden utilizar trajes de baño y bikinis, también está terminantemente prohibido el consumo de bebidas alcohólicas.
De manera que en un viaje a Arabia Saudí, con sus increíbles costas, desiertos y formaciones geológicas, a la hora de saciar la sed o acompañar una buena comida solo queda recurrir al agua, los refrescos o al consumo de la leche de camella. Solo algunos privilegiados que vivan en Riad podrán acudir a esa licorería a saciar su sed alcohólica. Para los nostálgicos de las bebidas de antaño que peinen canas solo apuntar que en los supermercados saudíes pueden comprarse sin problemas Mirinda, de sabor naranja, limón y otras variedades, o los añorados zumos Tang de sabor a medicina.
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