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Mercedes Gallego
Corresponsal en Nueva York
Viernes, 1 de junio 2018, 21:02
Hacía casi dos décadas que un emisario de Corea del Norte no visitaba la Casa Blanca. Fue Jo Myong-rok, vestido de uniforme militar, en octubre de 2000, cuando Bill Clinton era presidente y Kim Jong-il aún gobernaba el país. Esta vez su hijo ... ha enviado a Kim Yong-chol, vicepresidente del partido y antiguo jefe de espionaje que nunca se imaginó en los jardines de la Casa Blanca. La llave para entrar ha sido una carta personal que ha complacido a Donald Trump antes incluso de leerla.
«Creo que vamos a tener buenas relaciones empezando el 12 de junio», anunció el mandatario. Será «un proceso», dijo rebajando las expectativas, dentro del cual el encuentro del día 12 en Singapur, que ayer volvió a poner en la agenda, servirá «para empezar a conocernos».
Hace menos de una semana el mandatario lo había cancelado intempestivamente acusando al régimen de Pyonyang de «abierta hostilidad» y «tremenda ira». Este viernes, de mejor humor, jugó con los periodistas diciéndoles que había recibido «una carta preciosa» del líder norcoreano para luego admitir que aún no la había leído. En cualquier caso, dijo estar convencido de que las intenciones del régimen de Pyonyang de desnuclearizarse son sinceras.
El equipo de avanzadilla de la Casa Blanca se encuentra ya en Singapur e incluso el jefe del Pentágono, James Mattis, que viajó a la ciudad estado para una cumbre internacional en la que departir con los aliados en la región.
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