Evo Morales, el ocaso de Apu Mallku
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El exmandatario boliviano se enfrenta a dos acusaciones por estupro y corrupción en empresa públicaPerfil ·
El exmandatario boliviano se enfrenta a dos acusaciones por estupro y corrupción en empresa públicaLa política boliviana padece el 'soroche' o mal de altura. La Paz, la capital administrativa del país sudamericano, se halla a 3.500 metros sobre el nivel del mar y la atracción del abismo ha afectado a sus gobiernos, habitualmente en manos de dictadores y ... militares golpistas que, a menudo, se precipitaban en el fracaso, víctimas de la crónica inestabilidad y los intereses cambiantes de los poderes fácticos.
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La llegada a la presidencia en 2005 de Juan Evo Morales Ayma supuso un cambio trascendental de escenario. Alcanzó el mandato con una mayoría electoral que le proporcionaba amplio margen de maniobra. Y permaneció en el poder durante 14 años cruciales antes de que, como es ancestral costumbre, las Fuerzas Armadas lo desplazaran.
El líder ha vuelto, pero su prestigio se halla en tela de juicio. Al igual que ha sucedido con otros prohombres de la esfera pública en todo el mundo, la sombra del abuso sexual se cierne sobre él. Está acusado de estupro y trata de personas. El procesamiento se antoja una bomba de relojería. Sus seguidores amenazan con incendiar Bolivia si el juicio sigue adelante.
Lejos queda su irrupción en un medio hostil. Morales llegó al Ejecutivo de un Estado controlado por elites dedicadas a la agricultura comercial y la minería, donde la pobreza resultaba abrumadora. Cuando accedió al cargo más del 36% subsistía en la pobreza extrema. Se trataba del primer presidente indígena democráticamente elegido, a pesar de que más del 60% de la población forma parte de los pueblos originarios.
El estadista forma parte de una generación de jóvenes surgidos de las clases más bajas, denominada Evo, que aspiraba al empoderamiento y la gestión política, consciente de sus apoyos en ciudades y aldeas. El dirigente en problemas es, en cualquier caso, fiel representante de una cruda realidad. Perteneciente a la comunidad aymara y de origen muy modesto, aprendió el castellano cuando toda la parentela se desplazó a Argentina para la cosecha de la zafra.
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Fue un niño campesino y pastor de llamas, y con los suyos emigró desde el altiplano de Oruro a las tierras cocaleras de Cochabamba. Su proyección comenzó como miembro de la Confederación Sindical Unido de Trabajadores Campesinos y se introdujo en la política a través de la iniciativa Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos, aliada del Movimiento al Socialismo (MAS). En 1997 se convirtió en diputado y ganó las presidenciales de 2005 con mayoría absoluta.
El reto era mayúsculo. El gobierno de Morales se proponía tanto reforzar el Estado como transformarlo según un modelo plurinacional acorde con el abanico étnico boliviano y más inclusivo en lo que respecta a los derechos sociales. Los primeros años mantuvieron esa tesis. Los mayores avances se produjeron en el campo sanitario con la institución de un Servicio de Salud, educativo, gracias a la implementación de un sistema de alfabetización y enseñanza en las lenguas nativas, y de bienestar, mediante la creación del sistema de bonos que permitían el acceso a alimentos. Entre los fracasos destaca la reforma agraria, que no se llegó a realizar por la férrea oposición de los poderosos terratenientes.
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El discurso indigenista del presidente ponía el acento en la búsqueda de equilibrio o Pachakuti, una visión armónica entre el hombre y el medio. Pero las circunstancias no favorecían esa concordia. Tras nacionalizar la explotación de hidrocarburos y sectores de la minería y la generación y distribución eléctrica, el dirigente impulsó su expansión para financiar la costosa estrategia social. La creación de una carretera, la Ruta 24, que atravesaba parques naturales contradijo esa voluntad y la tolerancia hacia los chaqueos, quemas de terrenos vírgenes para dedicarlos al cultivo, produjo una enorme devastación en la Amazonía.
La nueva Constitución fue aprobada en 2009. El texto reconocía a los pueblos nativos como sujetos de derechos colectivos, pero la alianza de los indígenas se había roto. Los disidentes acusaban a Morales de apoyarse en las tribus andinas en detrimento de otros grupos. Esos colectivos, hipotéticamente favorecidos, le habían nombrado 'líder supremo' o Apu Mallku en una ceremonia celebrada en las ruinas de Tihuanaco. No fue el único contratiempo. La crisis económica internacional también impactó en el nivel de vida de los bolivianos.
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La reforma de la Carta Magna fue aducida para presentarse a una tercera convocatoria electoral, un hecho insólito en la política local. El presidente ganó las elecciones de 2019, pero se produjo una gran controversia en torno a la limpieza de los comicios con concentraciones masivas que rechazaban su victoria. Presionado por los militares, Morales renunció.
Tras un año de exilio en México, Argentina y Perú, el político volvió a su tierra. Pero el gobierno de transición ya había anunciado la existencia de una demanda por estupro o comisión de relaciones sexuales con una menor que habría quedado embarazada cuando contaba 15 años.
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La victoria del MAS en las elecciones de 2020 parecía impedir la actuación del aparato judicial, pero, en los últimos días, la Fiscalía ha dictado una orden de aprehensión por este caso y asumido otra denuncia de corrupción en el seno del Fondo Indígena en el que también, al parecer, ha participado su antigua novia adolescente. Las huestes aún afines a Morales amenazan con paralizar el país y, una vez más, Bolivia se ha dividido en dos. Resulta difícil imaginar la resolución del conflicto o el destino del antiguo pastor de llamas. La verdad y la justicia padecen de vértigo en los cerros andinos.
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