Fracaso del primer alto el fuego en Ucrania y frustración sin el corredor humanitario

El sábado por la noche, miles de civiles ucranianos todavía continuaban en medio de la guerra sin posibilidad de huir y los dos bandos, que habían anunciado nuevas conversaciones este fin de semana, han decidido postergar la cita. Podría tener lugar este mismo domingo en suelo bielorruso.

Los estrategas habían planificado la salida de la población de Mariúpol, en la costa del mar de Azov, y en otras zonas de Ucrania, inmersas en brutales combates. En la primera, los cadáveres pueden verse tendidos en las calles y los potentes bombardeos de estos últimos días han destruido un gran número de edificios e infraestructuras. En la ciudad prima el convencimiento de que Rusia prepara una ofensiva definitiva para aplastar lo que queda en pie.

Pero la desconfianza mutua frustró la operación de evacuación. La prueba de que no había demasiada voluntad de cumplir lo pactado es que el Ejército ruso reanudó sus intentos de tomar Mariúpol al poco de anunciarse el alto el fuego. «Debido a la reticencia de la parte ucraniana a influir en los nacionalistas o a prolongar el cese el fuego, las operaciones ofensivas se han reanudado», manifestó el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Ígor Konáshenkov.

Para garantizar la seguridad de los corredores humanitarios en Mariúpol y en la vecina localidad de Volnóvaya, las hostilidades cesaron por la mañana. Aún así, según afirmó Konáshenkov, «ni un solo civil pudo salir de Mariúpol ni de Volnóvaya por los corredores de seguridad anunciados. La población de esas ciudades está retenida como escudos humanos por los grupos nacionalistas». El portavoz castrense del Kremlin denunció además que tales unidades ucranianas aprovecharon el alto el fuego para «reagruparse y reforzar sus posiciones».

Sin embargo, el alcalde de Mariúpol, Vadim Boichenko, ofreció la versión opuesta, Sostuvo que la evacuación de civiles «fue postergada por razones de seguridad» a causa de que «las fuerzas rusas continuaron bombardeando la ciudad y sus alrededores». Konáshenkov deploró que en Járkov y Sumy «está pasando lo mismo así como en otros muchos centros de población en donde deberían haberse abiertos los pasillos humanitarios».

Lo cierto es que la situación en Mariúpol, sin electricidad, calefacción ni suministros de alimentos es «insostenible» y «desgarradora». Así lo estima el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que reclamó ayuda urgente. Algunos testimonios indican que la población apenas dispone ya de comida y que muchos vecinos se abastecen de agua fundiendo nieve ante la práctica destrucción de las redes de abastecimiento. En Volvónaya sucede algo parecido y alrededor de medio millar de personas continuaban anoche sitiadas por las bombas.

En total, serían más de 200.000 los civiles atrapados entre la línea divisoria de Donetsk y Lugansk con Rusia y el mar de Azov, una franja que el Kremlin ataca constantemente para acabar de ponerla bajo su control. De conseguirlo, no solo dominaría un territorio desde el que agrupar y encarrilar fuerzas hacia el centro del país, sino el control de la salida al mar Negro. Todo este área es vital para asfixiar la economía ucraniana, De hecho, Moscú ya ha conquistado las costeras Jérson y Berdiansk, decisivas para establecer el cerrojo marítimo.

Mientras, Moscú parece haber reactivado el frente de Kiev. Sus tropas seguían este sábado por la noche su avance hacia la capital. Mientras, informadores locales pronosticaban que su objetivo es un nuevo asalto inminente a la ciudad, donde la resistencia local ha frustrado todo plan de ocupación.

Los invasores utilizan abundante fuego de artillería y misiles en la periferia. Lo mismo hacen en Chernígov, al norte, y en Járkov, al este, epicentro del mayor ataque aéreo habido desde el inicio de la guerra. «La aviación bombardea ciudades, pueblos e infraestructura civil», señaló el Ministerio de Defensa ucraniano, que observó un cambio de estrategia en el Ejército ruso. A su juicio, las baterías ahora solo atacan a «niños, mujeres y civiles desarmados», en alusión a la profusión de bombardeos en áreas residenciales y el descenso de las confrontaciones terrestres.