El curso político europeo entra en su recta final y las especulaciones sobre el futuro de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, acaparan los debates políticos en Bruselas. En los últimos meses se han observado movimientos en el Ejecutivo comunitario, con ... la salida de los comisarios Mariya Gabriel y Frans Timmermans; y la danesa Margrethe Vestager, a cargo de la cartera de Competencia, aspira a presidir el Banco Europeo de Inversiones (BEI). Sin embargo, el círculo de Von der Leyen guarda silencio. La alemana tampoco deslizó ninguna pista en su discurso sobre el Estado de la Unión de esta semana ante la Eurocámara, en Estrasburgo. Pero, recientemente, en una entrevista televisiva, dejó caer que anunciará sus intenciones «a finales de año o a principios de 2024. Creo que para entonces habré tomado una decisión», afirmó.
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Y es que su nombre también suena como posible candidata para sustituir a Jens Stoltenberg al frente de la Alianza Atlántica. «En su entorno, se dice que ella está cansada y, en ese sentido, el cargo de la secretaría general de la OTAN podría ser más atractivo», reflexiona la jefa de la oficina de Bruselas del Centre for European Reform (CER) y experta en política europea, Camino Mortera-Martínez. El puesto ofrece más 'glamour'. Además, tras el Brexit y con los partidos euroescépticos y ultraconservadores ganando terreno en países como Polonia, Hungría, Italia, Francia... «el cargo de la OTAN tendría, en cierto modo, menos responsabilidades. Nadie cuestiona las bases de la OTAN», apunta la investigadora.
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La actual jefa del Ejecutivo comunitario también podría estar «midiendo su capacidad para reunir los apoyos políticos necesarios dentro del Parlamento Europeo de cara a su reelección», observa el coordinador de Relaciones Internacionales de la Universidad Europea de Valencia, Frederik Mertens. Y es que el giro socialista de la alemana en ciertas políticas y el guiño a los verdes con la Ley de Restauración de la Naturaleza no han sido bien recibidos entre las filas de su familia política, los populares europeos (EPP).
La elección de Von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea fue toda una sorpresa en 2019. Ni el candidato popular, Manfred Weber; ni el socialista, Frans Timmermans, lograron los apoyos necesarios y su nombre fue «impuesto» en el último momento. Más allá de su periodo como ministra de Defensa de Alemania, la política era una desconocida a nivel internacional. Su principal virtud consistió en no despertar grandes aversiones entre las formaciones políticas y los Estados miembros. Casi al final de su mandato, en cambio, cuesta imaginar un candidato alternativo que pueda hacerle sombra en caso de que se presente a una reelección. «Se ha ganado la simpatía de los grupos políticos», observa Mertens.
Si se recupera la fórmula de los cabezas de lista -conocido como el sistema 'spitzenkandidaten'- los socialistas europeos (S&D) deberán presentar un aspirante alternativo. «Habrá que buscar un peso pesado como António Costa, presidente de Portugal», aventura Camino Mortera-Martínez, quien asegura que «no hay tantas figuras» capaces de hacer frente a Von der Leyen.
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Aún queda por ver si alguien de su equipo da el paso. El comisario de Mercado Interior, Thierry Breton podría contar con el apoyo del presidente francés, Emmanuel Macron; y la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, podría ser una alternativa en caso de que fracasen sus aspiraciones para presidir el BEI. Pese a todo, ambos pertenecen a los liberales europeos (Renew), el tercer grupo político en términos de representación en el Parlamento Europeo, lo que podría dificultar su posible elección.
Pero la elección del presidente de la Comisión Europea depende en mayor medida del voto de los Estados miembros. El canciller alemán, el socialista Olaf Scholz, ya ha anunciado que apoyará a Von der Leyen en caso de que presente su candidatura, a pesar de no formar parte de su misma formación política. «Los estados tienen mucho que decir en el proceso de designación», apunta Mertens. Y dado el peso histórico y simbólico de Alemania dentro del bloque, «no sería una sorpresa -a no ser que haya mucha antipatía hacia ella- que el apoyo alemán sea la llave para presentarse de nuevo», añade. «La opinión de Francia también es importante y, de momento, no parece contraria a su reelección», destaca. A lo que Camino Mortera-Martínez añade: «Si se presenta, será presidenta. Independientemente del resultado de las elecciones europeas».
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Cuando llevaba menos de un año de mandato, la pandemia del Covid-19 supuso la gran prueba de fuego para Ursula von der Leyen. Y salió victoriosa, con los fondos de recuperación Next Generation. Meses después, apenas se vislumbraba el fin de la crisis sanitaria cuando las tropas rusas invadieron Ucrania. La respuesta europea en esta ocasión también estuvo a la altura, con sanciones al Kremlin, ayudas para hacer frente al elevado precio de la energía y programas para impulsar la autonomía estratégica de la UE, que han contribuido a reforzar la imagen de Von der Leyen como la gran presidenta de la Comisión Europea en tiempos de crisis.
«Europa tiene una guerra a las puertas que en cualquier momento puede extenderse a otros países y la UE no puede permitirse un cambio de rumbo drástico», asegura Frederik Mertens, experto en Relaciones Internacionales de la Universidad Europea de Valencia. Recientemente, bajo ese mismo pretexto la OTAN ha prorrogado el mandato de Jens Stoltenberg como secretario general. En el caso del Ejecutivo comunitario, a la guerra se suma la tensa relación del continente con China, así como el auge de populismos y formaciones euroescépticas en distintos Estados miembros. «La UE necesita continuidad, una columna vertebral que la sujete en tiempos de crisis», concluye el experto.
Pero los países europeos se preguntan hasta cuándo durará esta crisis y qué fenómenos pueden ser considerados como crisis en el futuro. Porque si bien Von der Leyen ha sabido responder a los desafíos que se le han presentado, los Estados miembros y el Parlamento Europeo muestran signos de cansancio ante la suspensión de los procedimientos ordinarios en la toma de decisiones de las instituciones comunitarias.
La experta en política europea y jefa de la oficina en Bruselas del Centre for European Reform (CER), Camino Mortera-Martínez, apunta que los Veintisiete «deben plantearse qué tipo de liderazgo quieren. El de Von der Leyen no es horizontal, no se caracteriza por buscar el consenso. En ese sentido está más cerca de una figura presidencial que del de una presidenta de la Comisión Europea tradicional», reflexiona.
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