Detenciones y disturbios en Leipzig en protesta contra la condena de un militante antifascista

Los disturbios, en los que ardieron barricadas y los agentes antidisturbios fueron atacados con fuegos de artificio, botellas y adoquines, se prolongaron hasta altas horas de la noche. Hasta última hora del sábado cinco hombres de entre 20 y 32 años fueron detenidos y encarcelados en prisión preventiva acusados de graves desórdenes públicos. Más de 1.500 personas se sumaron el sábado a la protesta por la condena de Lina E., una estudiante de 28 años de edad, encontrada culpable el miércoles pasado por la Audiencia Superior de Dresde de dirigir un grupo de matones que proporcionaban soberanas palizas a neonazis y militantes de la ultraderecha y que necesitaron todos atención hospitalaria ante la gravedad de sus heridas.

A 13 ascienden las víctimas de las emboscadas y agresiones del grupo, que fue calificado de «organización criminal» por los jueces y que actuó entre 2018 y 2020 hasta su desarticulación por la policía. Lina E. se encontraba en prisión preventiva desde su detención en verano de 2020, pero fue puesta en libertad vigilada tras el juicio al haber cumplido ya casi tres años de su condena y a la espera de la revisión del proceso en una instancia superior. La policía realizó un despliegue masivo de medios para afrontar los esperados disturbios, que se concentraron en el barrio de Connewitz, al sur de Leipzig y que está considerado como un feudo de la izquierda militante y antifascista alemana. Más de 2.500 agentes antidisturbios, una unidad de policía a caballo, perros de presa, camiones pesados con cañones de agua, tanquetas y hasta tres helicópteros participaron en el operativo.

Ante la prohibición de su protesta, en última instancia por el Constitucional germano, los activistas de izquierdas se sumaron a una manifestación por la libertad de asamblea y la libertad de expresión que había sido convocada por un concejal verde de la ciudad y había sido autorizada para un centenar de participantes. La policía destacó que varios agentes resultaron heridos en los enfrentamientos con los activistas de izquierda, que calificó de «disturbios masivos». Aunque la policía desplegó en la zona hasta ocho camiones pesados con cañones de agua, no llegó a utilizarlos contra los participantes en la protesta, aunque si para sofocar el fuego de varias barricadas que ardieron durante la noche. Tras la condena de Lina E. y tres de sus cómplices, círculos de la izquierda radical alemana habían llamado en foros de internet y las redes sociales a sumarse a una protesta en Leipzig.

La actuación policial fue criticada por el diputado del partido de La Izquierda en el parlamento de Sajonia Marco Böhme, que acusó a los agentes de provocar una escalada de violencia por la «prohibición fáctica» de la manifestación. Desde la Unión Cristianodemócrata, que gobierna el estado federado de Sajonia, el parlamentario regional Sebastian Fischer defendió el operativo y afirmó que «el monopolio de la violencia es asunto del estado» y advirtió de que «quien practica la violencia debe atenerse a las consecuencias». El primer ministro de Sajonia, Michael Kretschmer, y su ministros de Interior, Armin Schuster, ambos cristianodemócratas, agradecieron su actuación a la policía, cuyo centro de mando habían visitado personalmente el sábado para solidarizarse con los agentes.