El primer ministro de Brandeburgo, Dietmar Woidke (SPD), recibe un abrazo tras conocer los resultados. Fabrizio Bensch/Reuters

La victoria por la mínima de los socialdemócratas en Brandeburgo da un respiro al canciller Scholz

La popularidad de su candidato ayudó a la victoria del SPD frente a la ultraderecha, que quedó segunda y no pudo repetir el hito de hace tres semanas cuando ganó en Turingia

Domingo, 22 de septiembre 2024

La arriesgada apuesta del todo o nada, de ellos o yo, que realizó Dietmar Woidke, primer ministro de Brandeburgo desde hace once años, ha tenido éxito. El político socialdemócrata (SPD) había advertido y repetido hasta la saciedad en campaña que dimitiría inmediatamente si la ultraderechista ... Alternativa para Alemania (AfD) ganaba los comicios de este domingo en su región. Un desafío al que ha logrado imponerse, sabedor también de su gran popularidad. En unas hipotéticas elecciones directas más del 60% de los brandeburgueses le habrían votado, según un reciente sondeo, en el que incluso contaba con el respaldo del 65% de los electores de la conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU).

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Woidke nadaba contra corriente en la región que rodea la ciudad-estado de Berlín por completo. Todas las encuestas sin excepción previas a las terceras elecciones regionales celebradas este mes en el este de Alemania daban como segura ganadora a la formación xenófoba y euroescéptica, que hace tres semanas alcanzaba en Turingia el liderazgo entre las fuerzas políticas por primera vez en la República Federal y estuvo a punto de desbancar de ese lugar a la CDU en Sajonia. «Parece ser, como ha sucedido frecuentemente en la historia, que son los socialdemócratas quienes han detenido a los extremistas en su camino al poder», dijo Woidke satisfecho veinte minutos después del cierre de los colegios electorales al conocer los sondeos a pie de urna.

Los resultados de esas encuestas, confirmados después por el escrutinio, cantaban un triunfo ajustado del SPD con más de un 30,9% de los votos, seguido de AfD a un punto. Suficiente para Woidke, que se benefició de lo que llaman el «factor primer ministro» y de lo que muchos han calificado de «chantaje al electorado». Pese a no haber conseguido su objetivo de echarle de la jefatura de Gobierno, la ultraderecha celebró los números por todo lo alto. «Somos la mayor fuerza en el este de Alemania y el partido que más ha subido en Brandeburgo», aseguraba Alice Weidel, presidenta de AfD, formación que, pese a sus éxitos electorales, es marginada y aislada sistemáticamente por el cordón sanitario impuesto por los restantes grupos políticos.

BSW, de la nada al tercer puesto

También el populismo de izquierdas tiene motivos de júbilo. La Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), que lleva el nombre de su líder y fue creada hace tan solo ocho meses, ha pasado de la nada a contar en Brandeburgo con más de un 13,5% de los votos. El partido surgido de una escisión de La Izquierda, los herederos del postcomunismo germano oriental, ha alcanzado resultados apreciables también en Turingia y Sajonia, donde además es clave para constituir alianzas de gobierno que impidan a la ultraderecha acceder al poder. La BSW ha devorado además a su formación madre. La Izquierda pierde a todos sus diputados en el Parlamento de Potsdam, donde tampoco estarán representados los liberales (FDP) y Los Verdes, que forman parte de la coalición que encabeza el canciller federal, Olaf Scholz, en Berlín.

Los resultados

30,9% de los votos

ha cosechado el SPD en los comicios regionales de Brandeburgo, con su actual primer ministro, Dietmar Woidke, como candidato a la reelección tras once años en el poder.

29,7% de las papeletas

han sido para la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), a la que todas las encuestas previas a la jornada electoral daban como ganadora.

Triste velada electoral también para los conservadores. Desgastada por el duelo entre SPD y AfD, la CDU ha caído en número de votos con menos de un 12,1%, por debajo incluso de los populistas de izquierdas, y ha obtenido los peores resultados en una región del este de Alemania desde la reunificación nacional. «Es una derrota amarga», reconoció el secretario general de los cristianodemócratas, Carsten Lindemann, quien calificó de preocupante que los dos partidos extremistas que se presentaban a los comicios, AfD y BSW, sumen juntos más de un 40% de los sufragios.

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La formación de una nueva coalición de gobierno en Brandeburgo será con seguridad mucho menos complicada que en Turingia o Sajonia, donde los resultados obligan a buscar alianzas con la imprevisible BSW. Woidke anunció al poco de conocerse los sondeos a pie de urna que buscará inmediatamente el diálogo con la CDU y Los Verdes, partidos con los que sumará una mayoría parlamentaria suficiente y con los que manda ya en la actualidad. El ganador de las elecciones solo sondearía a la Alianza Sahra Wagenknecht como último remedio y si fracasan los contactos con los que ya son sus aliados.

La colíder de AfD, Alice Weidel, con su candidato en las elecciones de Brandeburgo, Hans-Christoph Berndt, siguen los resultados en Potsdam. Liesa Johannssen/Reuters

Quien respira también aliviado a la vista del éxito de su correligionario es Olaf Scholz. De visita en Nueva York para defender el plan de reforma de las Naciones Unidas, el canciller se limitó a confirmar con una amplia sonrisa a una televisión alemana que la reunión de la ejecutiva del SPD celebrada tras conocerse el resultado de los comicios, a la que asistió por videoconferencia, había transcurrido en un ambiente de celebración. Para él, una nueva derrota socialdemócrata en unos comicios regionales, como las sufridas a principios de mes, habría supuesto un desastre. Sus índices de popularidad se encuentran por los suelos y su Ejecutivo está acorralado en el debate sobre las medidas para frenar la migración ilegal.

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La victoria de Woidke ahorra a la cúpula del SPD y a Scholz una crisis aguda y el inicio, por ahora, de una discusión sobre si el canciller federal debe o no presentarse a la reelección el año próximo. El primer ministro de Brandeburgo renunció explícitamente en campaña a su presencia y en el tema migratorio se ha distanciado claramente de las posturas que mantiene el tripartito gobernante en Alemania. En este país miran de reojo y con cierta envidia hacia Estados Unidos, donde el cambio de un candidato presidencial demócrata impopular ha dado alas al partido y a su nueva número uno. Y aunque Scholz ya ha dicho que quiere repetir, no todos en su propia formación parecen estar de acuerdo y algunos lo dicen abiertamente. El alcalde de Múnich, Dieter Reiter (SPD), comentaba una semana antes de los comicios de este domingo que mejor candidato que Scholz sería su ministro de Defensa, Boris Pistorius, el socialdemócrata más popular entre los germanos.

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