Tras más de medio año de complicada negociación, ya hay acuerdo para formar el primer Gobierno de Países Bajos con el sello ultra. Cinco ministros de extrema derecha figuran en un Ejecutivo de coalición entre el Partido de la Libertad (PVV, liderado por Geert Wilders) ... y tres formaciones de derecha: los liberales del Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD), más el Nuevo Contrato Social y el Movimiento Campesino Ciudadano. En total, son quince carteras, cinco menos que en la legislatura anterior. El PVV se queda con Asuntos Económicos, Sanidad, Infraestructuras, Asilo y Migración y Comercio Exterior. Dos de las nuevas ministras, Marjolein Faber (Asilo) y Reinette Clever (Comercio Exterior), han tenido que responder ante una comisión parlamentaria por haber realizado declaraciones racistas. Defendieron en público que hay una conspiración internacional para reemplazar a la población autóctona por inmigrantes.
Publicidad
Noticias relacionadas
Geert Wilders, conocido como el 'Trump neerlandés', no figura en el Ejecutivo que ha diseñado, pero llevará la voz cantante. El gabinete está dirigido por Dick Schoof, un independiente que ha ocupado altos cargos en el Ministerio de Justicia y Seguridad. Ese nombramiento es una de las concesiones que ha tenido que hacer Wilders para sellar, al fin, un acuerdo.
PVV. Partido por la Libertad, de ultraderecha. Asume cinco ministerios: Economía, Sanidad, Infraestructuras, Migración y Comercio Exterior.
Nuevo Contrato Social. Conservadores. Se quedan con Exteriores, Interior, Educación y Empleo.
VDD. Partido por la Libertad y la Democracia (liberales). Se encargan de Justicia, Finanzas, Defensa y Clima.
BBB. Movimiento Campesino Ciudadano (populistas). Dirigen las carteras de Vivienda y Agricultura.
Su partido, el PVV, ganó en noviembre de 2023 las últimas elecciones. Obtuvo 37 de los 150 escaños, 12 más que la alianza entre el Partido del Trabajo y la Izquierda Verde. Ha tenido que pactar con tres formaciones de derecha para alcanzar una coalición que suma 88 diputados y tiene la mayoría. Wilders logró la victoria con un mensaje de rechazo: «No» a la inmigración. «No» a más mezquitas. «No» al velo. «No» a la acogida de refugiados. «Si no reconocemos que estamos en guerra y actuamos con decisión, me temo que la cosa va a ir a peor», repite desde hace diez años. En su campaña electoral –luego, durante estos meses tejiendo un pacto, ha rebajado mucho el tono– abogó por «cerrar las fronteras a un islam que no encaja» en Países Bajos. «Hay un millón de musulmanes en este país, de los cuales el 70% piensa que las leyes islámicas son más importantes que nuestro sistema liberal», defiende. En 2014 y ante un grupo de seguidores preguntó en alto si querían que hubiera más o menos marroquíes. «¡Menos, menos, menos!», corearon todos. «Me encargaré de eso», les prometió.
Para esa misión, Wilders pensó primero en el diputado Gidi Markuszower, que nació en Tel Aviv y tiene doble nacionalidad, neerlandesa e israelí. En plena invasión hebrea de Gaza, donde han muerto más de 38.000 palestinos, el dirigente ultra eligió a un judío con fama de duro para ocuparse de Asilo y Migración. Pero tuvo que tachar su nombre cuando las fuerzas de seguridad de Países Bajos alertaron sobre el pasado de Markuszower, acusado de trabajar para el Mossad, el servicio secreto hebreo. El puesto lo ocupa Marjolein Faber, que se ha retractado de sus afirmaciones xenófobas. «Las hice cuando era diputada. Ahora seré la ministra de todos», promete.
Este nuevo Ejecutivo pone fin a casi catorce años de Gobierno encabezado por el liberal Mark Rutte, que será el nuevo secretario general de la OTAN. La primera reunión ministerial tuvo lugar este lunes y este martes los ministros juran sus cargos. Junto a las cinco carteras de la ultraderecha, el partido conservador Nuevo Contrato Social asume Asuntos Exteriores, Interior, Educación y Empleo; el Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD, de Rutte) se encarga de Justicia, Finanzas, Defensa y Clima, y el Movimiento Campesino Ciudadano (BBB) lleva Vivienda y Agricultura.
Publicidad
El primer Gobierno neerlandés de extrema derecha afronta una situación de crisis agudizada por la falta de vivienda asequible, el daño medioambiental generado por la agricultura intensiva, la llegada de solicitantes de asilo y la sobrecarga de los servicios públicos. Cuando estaba en la oposición, Wilders achacaba casi todos los problemas a la inmigración. Ahora le toca resolverlos.
¡Oferta 136 Aniversario!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.