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Los carteles electorales empapelan las calles de Bruselas y los políticos apuran su agenda de campaña a pocos días de los comicios regionales y federales belgas. Cualquier esfuerzo es poco para movilizar el voto y convencer a los ciudadanos indecisos, que suponen cerca del 21% ... de la población y podrían determinar el resultado de las elecciones de este domingo, según un estudio de las universidades de Bruselas, Amberes y Lovaina. Por el momento, las encuestas más recientes dan la victoria al partido de extrema derecha Vlaams Belang y a la formación nacionalista flamenca NVA, que quedó fuera del Ejecutivo actual por el cordón sanitario de liberales, socialistas, ecologistas y cristianodemócratas.
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Los ciudadanos belgas están llamados a las urnas para elegir a los 150 diputados que formarán el nuevo Parlamento federal, así como a los representantes de los Gobiernos territoriales. Dos comicios que coinciden con los europeos y que convertirán la jornada del 9 de junio en un 'superdomingo' electoral. Por primera vez el país permitirá votar a partir de los 16 años y acudir a las urnas será obligatorio, bajo penas de multa, por lo que se espera una alta participación.
La fragmentación política del país, cuyo origen radica en la división de las regiones de Valonia y Flandes –cada una con su contexto socioeconómico e idioma propio (francés y flamenco)–, augura enormes dificultades para componer el futuro Gobierno. Bélgica ha batido en varias ocasiones el récord mundial del país que más ha tardado en formar un Ejecutivo (541 días). Y todo apunta a que estas elecciones no serán una excepción.
Los sondeos vaticinan que será difícil repetir la fórmula de la actual 'coalición Vivaldi', con los siete partidos que sostienen al Ejecutivo liberal del flamenco Alexander De Croo, ya que estas formaciones no lograrán la mayoría parlamentaria en las urnas. Previsiones recientes dan la victoria a los ultranacionalistas flamencos del Vlaams Belang, con un 27% de los votos en Flandes. El discurso antiinmigración y favorable a la independencia de la región ha calado en los ciudadanos, que podrían elegir como segunda fuerza a la también ultraderechista NVA, la sigla más votada en las pasadas elecciones y susceptible de lograr el 20% de los sufragios.
El líder del Vlaams Belang, Tom Van Grieken, ha tendido la mano al NVA para formar «un frente flamenco» a nivel federal. No ha sido el único. El actual primer ministro, De Croo, ha decidido saltarse el cordón sanitario formado en 2019 y ha abierto la puerta a pactar con NVA para alumbrar un Gobierno de centro-derecha, aunque con un gran 'pero': se ha negado rotundamente a la independencia de Flandes que la formación quiere impulsar. El líder del partido de ultraderecha, Bart De Wever, sin embargo, ha asegurado que esto es «una línea roja» para su grupo.
Un posible pacto con Vlaams Belang también divide a los votantes del NVA y los progresistas defienden mantener el cordón sanitario a la ultraderecha. Los resultados de las urnas darán una idea más aproximada de la configuración de este complicado puzle en un país en el que es imposible gobernar en solitario.
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