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Joana Serra
Berlín
Sábado, 29 de julio 2023, 19:17
La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), a la que los sondeos colocan en segunda posición en intención de voto a escala nacional, acaba de lanzar su pistoletazo de salida de cara a los comicios europeos del próximo año y también a los éxitos que espera ... cosechar en el este del país. «Hay que avanzar hacia una Europa de las patrias», proclamó la copresidenta del partido, Alice Weidel, ante los delegados de su formación reunidos en Magdeburgo -una ciudad situada precisamente en la zona oriental- durante el congreso que se ha celebrado en los últimos días.
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Juan Carlos Barrena
El objetivo de la AfD es «recortar» competencias de la que califica como «corrupta UE» para devolverlas a los Estados miembro. El enemigo declarado es otra mujer, y también alemana, la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen. A ella le atribuyen la posición «antidemocrática» de pretender arrinconar a su partido. Weidel se refiere a la defensa del cordón sanitario que en el país germano mantiene el conjunto de las fuerzas políticas parlamentarias, incluida la Unión Cristianodemócrata (CDU), formación de Von der Leyen y primera fuerza de la oposición. La reciente andanada del líder de los conservadores, Friedrich Merz, a favor de abrirse a una «colaboración a escala municipal» con la extrema derecha se zanjó con duras críticas hacia él, que asumió las riendas de la CDU en 2021 tras la retirada de Angela Merkel del poder.
Influyentes voces dentro de la CDU y su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) recordaron a Merz que toda cooperación con la AfD, a cualquier escala, está expresamente prohibida por sucesivas resoluciones del partido suscritas aún con Merkel en activo y respaldadas -al menos, de palabra- por el actual jefe de la formación. Frente a estas opiniones están las de algunos líderes conservadores del Este, partidarios de abrirse al diálogo con la derecha radical.
Pese a las quejas de Weidel, la situación de aislamiento no parece perjudicar a la Alternativa para Alemania, al menos en lo que a los sondeos se refiere. Ha subido a la segunda posición en intención de voto a escala nacional, sólo superada por la CDU/CSU y por delante del Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller Olaf Scholz. En el este del país se sitúa incluso en cabeza. Y demostrar ese dominio es el objetivo prioritario del partido, más allá de lo que ocurra en los comicios europeos. El próximo año se celebrarán elecciones regionales en los estados federados orientales de Turingia, Sajonia y Brandeburgo y en los tres está la AfD bajo el poder del ala más radical, encabezada por Björn Höcke, líder del primero de ellos.
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A Höcke le correspondió de nuevo pronunciar la frase más sonada de la asamblea de Magdeburgo. «Hay muchas razones para rechazar la UE. Esta UE debe ser abolida, en su forma actual, para que surja una auténtica Europa de las patrias», afirmó en la televisión pública Phoenix. Recortar las competencias a la Unión Europea es el propósito declarado de la cúpula de la AfD, representada por Weidel y el otro copresidente, Tino Chrupalla. Pero Höcke habla de liquidarla, lo que va más allá de los orígenes del partido, fundado como formación euroescéptica en 2013.
Sus palabras no fueron respaldadas desde la tribuna de oradores por ningún representante de la jefatura de la AfD. Pero todo lo que afirma Höcke es asumido verbal o mentalmente como propio por sus seguidores, que son el ala dominante del partido. No en vano, el líder de la CSU bávara, el conservador Markus Söder, califica a la formación como «secta de Höcke», una imagen compartida por representantes del centro-izquierda alemán.
Höcke es una figura temida dentro de la propia AfD, que ha arrinconado a los llamados moderados hasta provocar que algunos abandonen el partido. Pero a la vez es el máximo captador de votos en el este del país, en el antiguo territorio comunista. Es decir, ahí donde los ultras aspiran a proclamarse primera fuerza el próximo año, tras haber logrado en 2023 sus primeras victorias en un distrito e incluso un ayuntamiento, en ambos casos en la zona oriental.
La asamblea de la AfD no acabó de delimitar el programa para su campaña europea, pero sí eligió a su cabeza de lista: Maximilian Krah, perteneciente al ala más radical del partido y originario de Sajonia, en el Este. Como eurodiputado ha dado ya que hablar. Fue suspendido en dos ocasiones como miembro del grupo Identidad y Democracia (ID), al que pertenecen su partido, la ultraderecha francesa y la Liga italiana.
La decisión estuvo rodeada de sospechas de fraude e irregularidades, pero el toque de gracia se debió a que no respaldó en las últimas presidenciales galas a Marine Le Pen sino al histriónico Éric Zemmour, representante de la agitación ultra.
Su elección como cabeza de lista es un riesgo para la AfD. No sólo por las tensiones que puede crear en el seno de ID, sino por la posibilidad de que se reabran las investigaciones por sospecha de fraude. «Somos el partido más excitante de Europa», proclamó tras su designación un desafiante Krah, a quien apoya explícitamente el cabecilla del ala más radical del partido, Björn Höcke.
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