Ucrania asegura haber destruido una patrullera rusa amarrada en Crimea

La GUR asegura que «el barco, de un coste estimado de 65 millones de dólares -60 millones de euros- ha sufrido daños en popa, babor y estribor (…) las explosiones acabaron con la vida de un número indeterminado y causado heridos entre los tripulantes del 'Serguéi Kótov'». «Hay muertos y heridos. Sin embargo, existe la posibilidad de que parte de la tripulación haya sido evacuada. Al menos se sabe que más de diez ambulancias llegaron al lugar», afirmó el portavoz de la GUR, Andrii Yúsov, a través de Telegram.

Las redes sociales han publicado un vídeo del momento del ataque, que intentó ser repelido por unidades navales rusas disparando contra los drones acuáticos, y terminó con una enorme explosión. La Brigada Naval 184 de Novorossiisk informó que en la incursión participaron cinco lanchas no tripuladas ucranianas. El incidente provocó el cierre del tráfico de automóviles a través del puente de Kerch durante toda la noche, ocho horas en total. El Ministerio de Defensa de Moscú no ha hecho por el momento ningún comentario al respecto.

La Flota del Mar Negro rusa tiene otras tres patrulleras similares al 'Serguéi Kótov' y dos más en construcción. Este barco, denominado Proyecto 22160 y que, tras ser botado en 2021, entró en servicio en julio de 2022, ha sido criticado por los especialistas por su baja velocidad, mala navegabilidad y armamento insuficiente. En la Marina rusa a estos navíos se les llama irónicamente «paloma de la paz», según el analista militar, Yan Matvéyev.

El 'Serguéi Kótov' es ya el decimoquinto buque que pierde la Armada rusa desde que comenzó la invasión de Ucrania hace dos años y el cuarto desde finales de diciembre. Además, en poco más de dos meses, las fuerzas ucranianas lograron destruir dos grandes navíos de desembarco, el 'Novocherkassk' y el 'César Kunikov', y el portamisiles 'Ivánovets'. El jefe de la oficina de la Presidencia de Ucrania, Andrii Ermak, dijo este martes en Telegram que «la Flota del Mar Negro rusa es un símbolo de ocupación. No puede continuar en la Crimea ucraniana».

Mientras tanto, drones aéreos ucranianos causaban un voraz incendio en una central petrolera de la localidad de Dolgóye, en la región rusa de Bélgorod, que dada su proximidad con la frontera ucraniana sufre ataques de forma sistemática. Los bomberos hablan de tres tanques de combustible en llamas, aunque sostiene que no hay víctimas entre el personal.

En la región de Kursk, también fronteriza con Ucrania, su gobernador, Román Starovoit, ha denunciado en su cuenta de Telegram que «la estación ferroviaria de Glushkovo ha sido blanco este martes de ataques de parte de Ucrania», precisando que no ha habido heridos. La operación causó un incendio y dañó líneas de alta tensión que dejaron sin electricidad la propia estación de tren y el pueblo cercano de Kulbaki.

Por otro lado, las autoridades rusas continúan investigando el origen de las explosiones que el lunes inutilizaron el puente a través del río Chapáyevka, en la región rusa de Samara, situado a casi 800 kilómetros de la frontera con Ucrania. Lo ocurrido obligó a suspender el servicio ferroviario en la línea que cruza el puente. Kiev reivindicó el mismo lunes la autoría del ataque, ya que, según sus servicios secretos, los trenes que pasan por esa infraestructura suelen llevar munición para las tropas rusas que combaten en el país invadido. «Esta línea ferroviaria es utilizada por el estado agresor para transportar material militar, sobre todo explosivos producidos en la fábrica Polimer de la ciudad de Chapáyevsk», afirmó la GUR a través de un comunicado.