Un guardia de honor junto a las tumbas de los soldados caídos en el Día de las Fuerzas Armadas. AFP

Ucrania agota sus arsenales ante la caída en picado de la ayuda exterior en un año

Kiev facilita la entrada de industrias que fabriquen armas en su país después de que la colaboración de la UE y EE UU descienda al punto más bajo

Jueves, 7 de diciembre 2023, 23:09

Ucrania hace números. El Gobierno intenta estirar los fondos para la guerra mientras comienza a sopesar nuevas vías que contrarresten su dependencia de la ayuda internacional ante las evidentes disensiones en Estados Unidos y en el ámbito de la UE sobre el envío 'ad infinitum' ... de armas a Kiev. Para sosiego del mandatario ruso Vladímir Putin, en la antesala de las elecciones presidenciales que han sido fijadas para el 17 de marzo, corren ahora tiempos precarios en el país vecino, con un suministro de arsenales en descenso, el conflicto enquistado en el Donbás y un líder, Volodímir Zelenski, enfrentado a inéditas críticas internas tras veintidós meses de aparente unidad política.

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El Gobierno todavía confía en que el bloqueo del Senado de EE UU a una nueva entrega económica sea únicamente político y transitorio. Que los republicanos liberen finalmente el paquete de 102.000 millones de euros consignados sobre todo a su país, pero también a Israel, Taiwán y las actividades humanitarias en Gaza. No obstante, vistas las orejas al lobo, Kiev se dispone a proteger el rebaño y este mismo jueves reveló que estudia otras opciones para aumentar su autonomía defensiva.

Acompañó su declaración con un anuncio de cooperación con EE UU para construir fábricas de armas en territorio ucraniano. El pacto ha sido alcanzado durante una cumbre de la industria militar celebrada esta semana en Washington, en la que han participado 350 empresas. Dos de ellas, una británica y otra alemana, ya han acordado abrir filiales en Ucrania.

Es la única nota positiva en unas jornadas tenebrosas. El dinero se acaba y las fuentes de financiación gotean frente al fluir a chorros de antaño. Frente a los 2.591 millones de euros que entregó en material a Kiev en un solo pago en enero, la Casa Blanca consignó 90 millones a finales de noviembre y otros 150 hace tres días. Es el ejemplo más notorio, junto a un estudio del instituto de investigación alemán Kiel que este jueves confirmaba cómo las promesas de ayuda exterior han descendido a su nivel más bajo. Entre agosto y octubre Kiev recibió 2.110 millones de euros, un 87% menos que en el mismo periodo de 2022. «Las perspectivas son inciertas», señala el instituto, ya que las reticencias entre los aliados de la UE también mantienen en suspenso una partida de 50.000 millones.

2.100 millones de euros

recibió Kiev de ayuda exterior para armas entre agosto y octubre.

El invierno se promete difícil. Al Pentágono le quedan menos de 4.500 millones de euros para comprar y enviar arsenales a la exrepública soviética. De no desbloquearse el veto del Senado, el ejército de Zelenski deberá hacer equilibrios para alargar ese dinero. Por si fuera poco, el bajón de reservas occidentales por el desmesurado consumo de munición en la guerra ha llevado a algunos aliados a comprar arsenales en terceros países, algunos incluso afines a Rusia, lo que ha encarecido notablemente los envíos.

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¿Qué sucedería si Kiev pierde estos suministros? La respuesta de los militares es simple: carecería de la artillería necesaria para encararse a las fuerzas rusas, y sobre todo perdería su capacidad de defensa antiaérea, lo que dejaría a todo el país a merced de los misiles y drones enemigos.

Zelenski espera que la comunidad internacional le conceda un fondo extra de unos 35.000 millones de euros, según el presupuesto aprobado por su Parlamento para 2024. Pero si esa previsión falla, sabe que deberá reducir los gastos militares para atender otras necesidades sociales. Y son muchas, especialmente frente al frío. El miércoles, el Ejecutivo tuvo que pedir un bombeo de emergencia de electricidad a Rumanía, Polonia y Eslovaquia ante la maltrecha situación de su propia red a consecuencia de los ataques rusos y la falta de mantenimiento.

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Destitución en el Parlamento

En este contexto de precariedad, la cumbre de la Unión Europea de la próxima semana para debatir si los Veintisiete se abren a ampliar el club, con Ucrania entre los candidatos de cabeza, se presenta decisiva. La UE, aunque mantiene bajo vigilancia a Kiev y le exige realizar más avances contra la corrupción, ha dado muestras expresas de querer acoger a la exrepública en un futuro lo más breve posible. Sin embargo, quedan muchas lagunas en este deseo, además de la negativa húngara a la admisión, que no es baladí.

Las condiciones de Bruselas sobre el ingreso están claras, pero, la UE no resuelve qué hará si finalmente la guerra llega a un punto de colapso y Ucrania y Rusia deben sentarse a negociar la paz y delimitar concesiones territoriales. ¿Admitiría a un socio con un enclave ruso dentro de sus fronteras? ¿O qué sucedería si el país retrocede en alguna de las materias en que le exige mejorar -corrupción y derechos sociales- o Zelenski pierde unas futuras elecciones frente a un líder todavía más nacionalista?

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Políticamente, Ucrania tampoco es ya el ejemplo de unidad que ha sido desde el inicio de la invasión. Vive tiempos convulsos. El alcalde de Kiev ha reprochado al presidente sus «errores» y su «autoritarismo». El jueves, Zelenski destituyó a su representante en el Parlamento, Fedor Venislavsky, quien había anunciado posibles cambios en el reclutamiento militar. Venislavsky pidió poco antes expulsar del Comité de Seguridad Nacional a una diputada afín a Zelenski argumentando que su cargo es incompatible con sus ataques reiterados al comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Valery Zaluzhny, crítico con el curso de la guerra y nada cercano al presidente.

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