íñigo gurruchaga
Corresponsal. Londres
Jueves, 8 de septiembre 2022, 18:19
La nueva primera ministra británica, Liz Truss, fijará un tope en la tarifa de cada unidad de energía consumida por los hogares británicos en los próximos dos años, de tal modo que el coste anual máximo de la factura de un hogar de consumo ... promedio, que recibe el gas y la electricidad del mismo proveedor y paga por domicialización bancaria, será desde el 1 de octubre de unos 2.890 euros.
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Su Gobierno también aplicará esa medida a escuelas y universidades, y a empresas, pero el tiempo se limita a seis meses. Una revisión de las necesidades energéticas de los subsidiados y de sus medidas para reducir el consumo decidirá al final del semestre quiénes seguirán beneficiándose de la intervención del Gobierno, que en su conjunto se estima en unos 170.000 millones de euros.
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Los mercados de monedas han vendido libras esterlinas y la paridad de la moneda británica ha caído con respecto al dólar y el euro. El motivo sería la estimación de los especuladores sobre las dificultades del nuevo Gobierno de Truss, que sustituyó al dimitido Boris Johnson el martes. La nueva líder ha confirmado en los últimos días que impulsará el crecimiento mediante la reducción de impuestos, la desregulación y la inversión en infraestructuras.
El coste neto del programa será, sin embargo, menor que la cifra anunciada, porque el precio garantizado evitará el aumento de la inflación hasta ahora previsto y reducirá también los pagos de la deuda. Truss ha señalado que su Gobierno acometerá reformas que afectan a las raíces del problema de los precios energéticos, que serían, además de la política de Putin, la insuficiente producción doméstica y la estructura del mercado energético.
Prometió en ese sentido anular la moratoria para la extracción de gas mediante la fractura hidráulica de rocas bituminosas y promover un nuevo sorteo de un centenar de licencias para la exploración de gas y petróleo en el mar del Norte. El nuevo Gobierno quiere también acelerar la producción de pequeños reactores nucleares.
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La oposición laborista ha criticado a Truss por no cargar nuevos impuestos especiales -ya fueron introducido por Johnson en mayo- a las empresas eléctricas, que van a obtener beneficios extraordinarios de unos 200.000 millones de euros en los próximos dos años, según un estudio del Ministerio de Hacienda que no se ha publicado.
La primera ministra defiende su decisión. Esos beneficios permitirían las inversiones necesarias para convertir al Reino Unido en un país exportador de energía en 2040. El líder de la oposición, Keir Starmer, ha leído fragmentos de textos del ministro de Hacienda, Kwasi Kwarteng, rechazando el 'fracking' y la mayor explotación del mar del Norte.
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Para Starmer, esta crisis de hidrocarburos debe ser corregida con políticas de fomento de renovables y de reactores nucleares. Tanto conservadores como laboristas apoyan el compromiso de alcanzar un cero neto de emisiones de CO2 en 2050.
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