![Con un kalashnikov por Bruselas](https://s1.ppllstatics.com/rc/www/multimedia/2025/02/12/clemenceau-kF2B-U230841203400fjH-1200x840@RC.jpg)
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El barrio de Anderlecht, en el suroeste de Bruselas, es conocido por su ambiente multicultural, por ser hogar del conocido humanista Erasmo de Róterdam (que ... da nombre a las becas Erasmus) y por su equipo de fútbol, cuya hinchada salió el domingo a la calle con bufandas del club para celebrar su victoria por dos goles a cero ante el Amberes. Sin embargo, esta comuna de la capital belga lleva días en los titulares de diarios nacionales e internacionales por ser escenario de tres de los cuatro tiroteos que sobresaltaron a la ciudad la pasada semana y que se saldaron con una víctima mortal y un herido. Este mismo miércoles, la Policía persiguió a un hombre armado con un kalashnikov por este distrito.
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Una patrulla policial, desplazada como parte del aumento de seguridad en la zona, avistó el miércoles a una persona sospechosa en los alrededores de la estación de Clemenceau, el mismo punto donde se produjeron dos de los incidentes con armas de fuego de la semana pasada y en el que una persona resultó herida. El individuo salió de un vehículo sobre las 21.50 horas con un arma larga encima y, cuando vio a los agentes, huyó inmediatamente, sin que los agentes pudieran detenerle.
Los vecinos de la zona se han acostumbrado tristemente a este tipo de incidentes. Y es que Anderlecht, en otro tiempo un barrio tranquilo, se ha convertido en una de las zonas de Bruselas más disputadas por las mafias del narcotráfico, a las que la Policía atribuye los últimos ataques.
María, de 47 años, y su marido llevan once viviendo en Anderlecht y cada mañana toma el metro en la estación de Clemenceau para ir al trabajo. Aún no se había quitado el susto del cuerpo al ver las imágenes de dos encapuchados disparando sus kalashnikov frente a esta parada del suburbano cuando se enteró del ataque mortal en Peterbos en la madrugada del viernes, una zona que se sitúa a tan solo cinco minutos de su casa. «Eso siempre ha sido así, se pelean por drogas y la Policía lo sabe, por eso está siempre allí», dice con resignación.
Los vecinos de la zona tardarán tiempo en olvidar los incidentes de los últimos días, que han elevado el nivel de alerta en Bruselas y han puesto en jaque a la Policía belga, que no descarta que la violencia se extienda a otras ciudades del país. Por el momento, la capital se ha blindado con un dispositivo policial excepcional, con el que se quieren evitar nuevos ataques.
La inquietud es la misma que en febrero de 2024, cuando las disputas por el tráfico de drogas provocaron casi una decena de tiroteos en plena calle por toda la ciudad. Uno de ellos se produjo en la galería comercial de Toison D'or, una zona muy concurrida en la que resultaron heridas varias personas -entre ellas una asistente del Parlamento Europeo- al verse atrapadas en un fuego cruzado entre bandas.
En 2023, el año más reciente del que se tienen registros, las disputas relacionadas con el tráfico de estupefacientes se saldaron con 7 muertos y hasta 131 heridos en la capital. Los datos se entienden por la proximidad de Bruselas a Amberes, el gran puerto de entrada de cocaína de Europa. Las bandas llegaron incluso a amenazar al ex primer ministro belga, Alexander de Croo, y a su ministro de Justicia.
La preocupación es palpable en Anderlecht, uno de los puntos calientes para las bandas del narcotráfico en la ciudad. El fiscal de Bruselas, Julien Moinil, sostiene que los recientes incidentes tienen que ver con «represalias para reconquistar ciertos territorios». «El narcotráfico ha crecido hasta un punto en el que el dinero en juego es tan grande, que se desatan guerras», añadió y aseguró que «es esencial reaccionar con firmeza» al aumento de la violencia y de la inseguridad en la ciudad.
Desde el viernes la presencia policial ha aumentado y el ruido de las sirenas de sus vehículos no dejan de sonar por las calles de la ciudad. La vigilancia es especialmente intensa en Anderlecht, donde su alcalde, Fabrice Cumps, podrá movilizar a agentes de seis barrios diferentes de Bruselas y contará además con el apoyo de las fuerzas federales. Cualquier esfuerzo es poco para contener la violencia y recuperar la credibilidad de la Policía belga, en jaque desde los tiroteos de la semana pasada.
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