José Luis Rodríguez Zapatero y Silvio Berlusconi, en una cumbre bilateral en Roma en diciembre de 2005. EFE

La tensa relación de 'Il Cavaliere' y España en la 'era Zapatero'

El magnate juzgó como «demasiado rosa» el predominio de ministras en La Moncloa y fue tildado de «xenófobo» por su política migratoria

Lunes, 12 de junio 2023, 19:41

La carrera política de Silvio Berlusconi estuvo impregnada desde sus primeros pasos por la polémica tanto dentro como fuera de Italia. Políticamente incorrecto, 'Il Cavaliere' se encargó de despertar en España una profunda animadversión que tuvo su mayor exponente durante el segundo mandato de José ... Luis Rodríguez Zapatero. En abril de 2008, cuando el presidente del Gobierno acaparaba las portadas por conformar el primer gabinete con predominio femenino -nueve mujeres y ocho hombres- el jefe del Ejecutivo romano no tardó en sacar a relucir su pensamiento machista.

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«He reñido a Zapatero por hacer un Gobierno demasiado rosa», dijo en tono jocoso en una entrevista. «Él se lo ha buscado, tendrá una cierta dificultad con tantas mujeres», añadió. Lo que no sabía el magnate devenido en estrella de la política italiana era que su desafortunado comentario daría lugar a una de las estampas más insólitas en España. La unión de socialistas y populares para condenar sus palabras.

«Hay muchas mujeres que no querrán trabajar con un político que piensa eso», espetó la entonces ministra de Fomento, Magdalena Álvarez. «¿Pero Berlusconi no es un delincuente?», se preguntaba el exvicepresidente Alfonso Guerra, al tiempo que reputadas voces del Partido Popular como Esperanza Aguirre sorprendían con halagos a Zapatero. «Una de las mejores cosas que ha hecho es nombrar a tantas mujeres en este Gobierno».

Visto el revuelo, a Berlusconi no le quedó más remedio que rectificar. Lo hizo de un modo infantil y paternalista. En primer lugar, se esforzó en hacer ver que sus palabras fueron «malinterpretadas». «Yo aprecio mucho el color rosa y puede ocurrir que las ministras promuevan medidas que surgen de sus vidas, de la realidad de ser madres y esposas y mujeres que trabajan», señaló para a continuación dejar servida otra polémica al afirmar que «en Italia no es fácil encontrar mujeres preparadas».

El segundo gran choque entre Madrid y Roma tuvo lugar en pleno arranque del tercer mandato de Berlusconi en mayo de 2008. Profundamente cuestionado en Italia por promover a su regreso al Palacio del Quirinal un duro decreto para barrer a la inmigración, las críticas no tardaron en tener eco desde La Moncloa. Fue la entonces vicepresidenta primera del Gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, quien rechazó abiertamente ante los medios la iniciativa del primer ministro italiano, al que incluso tildó de «xenófobo».

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«Un malentendido»

«En España, a diferencia de Berlusconi, se combate la inmigración ilegal respetando los derechos y obligaciones de las personas», espetó De la Vega, conmocinada por el decreto impulsado por el magnate para cumplir su gran promesa electoral. El texto consideraba a la inmigración clandestina un delito que debía ser castigado con el arresto inmediato. Además se promovía la expulsión de los extranjeros delincuentes y el ingreso de 'sin papeles' hasta seis meses en centros de detención.

Las apreciaciones de la 'número dos' del Gobierno español a punto estuvieron de desembocar en una crisis diplomática en toda regla de no ser por la rápida intervención de Zapatero. De viaje oficial en Lima por aquellos días para participar en una cumbre de la UE con Latinoamérica, el líder socialista se apresuró a rebajar las tensiones en un encuentro con el ministro de Exteriores italiano, Franco Frattini, quien terminó reconociendo que todo había sido «un malentendido».

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Un mes después, en junio de 2008, la falta de sintonía volvía a ser un secreto a voces en el encuentro que mantuvieron 'Il Cavaliere' y Zapatero en Roma. «Berlusconi ha tenido la consideración de explicarme sus posturas del plan migratorio y me ha aclarado algunas cosas, que tienen una dimensión mucho más reducida de lo reflejado por la prensa», se limitó a esbozar el dirigente español tras reconocer que, pese a todo, «lo importante es trabajar juntos en la UE».

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