Sunak y Starmer, atados a una economía triste en su campaña

Según Torsten Bell, director del grupo de estudios 'Resolution Foundation', cuyo propósito es el análisis de las circunstancias económicas de la población de renta baja y media, las elecciones previstas para la segunda mitad del año serán las primeras, desde la Segunda Guerra Mundial, en las que el Reino Unido será más pobre que en los comicios previos, que se celebraron en diciembre de 2019.

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Iñigo Gurruchaga

Los panelistas que debatieron este lunes cómo afectará la economía a las ambiciones de los candidatos estuvieron de acuerdo en que 2023 fue mejor que lo esperado. La economista jefe de KPMG en el Reino Unido, Yael Selfin, cree que es posible que el descenso de la inflación, del 10% al 3,9% en el pasado año, alcance en mayo el objetivo del 2% del Banco Central. Pero prevé debilidad del consumo, la inversión y el crecimiento.

El exministro de Justicia, David Gauke, expulsado del grupo conservador por Boris Johnson tras votar con la oposición para impedir un Brexit sin acuerdo con la Unión Europea, cree que hay que esperar al impacto de la amenaza de guerra en el Mar Rojo para ser optimista. Vaticina «una situación económica que no será terrible, pero tampoco excelente». Cree que el Gobierno puede alcanzar el «punto dulce», pero, a día de hoy, da la victoria a los laboristas.

El descenso de la inflación provoca un aumento real de los salarios. Alcanzarán ahora el nivel de 2006. El descenso de tipos alegrará a los que tienen préstamos hipotecarios, pero aumentarán los alquileres. Han mejorado los subsidios, pero por debajo de la inflación. Las reducciones de impuestos de Sunak -con dinero que no tiene, según Gauke-, benefician por ahora a rentas de más de 30.000 euros. Hay muchos ganadores y muchos perdedores, en el balance de Bell.

El director de la Fundación cree que ni Sunak podrá celebrar el éxito de su gestión ni Starmer podrá criticarla. Por el momento, el conservador perfila su campaña como un choque contra el laborismo que «sube impuestos y gasta». El líder de la izquierda persiste en la energía verde como necesidad ecológica, estratégica y de crecimiento. Ambos, según los panelistas, ocultarán los inevitables recortes poselectorales para reducir la deuda.