Lourdes Gómez
Londres
Lunes, 7 de octubre 2024, 21:03
El primer ministro británico, Keir Starmer, ha marcado su retorno al banco gubernamental de la Cámara de los Comunes –en la semana que cumple cien días al frente del Ejecutivo– con una drástica remodelación de su equipo en Downing Street. Ha eliminado un polo central en su plan de transición al poder en la figura de Sue Gray, la veterana funcionaria que dirigió la investigación de las fiestas ilícitas durante los confinamientos de la pandemia de covid que hundió al ex primer ministro Boris Johnson.
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El fichaje fue polémico y enfureció a los conservadores. Starmer ignoró las críticas y, tras la victoria del 4 de julio, nombró a Gray jefa de gabinete encargada de asegurar que la nueva administración estuviera preparada para ejecutar los cambios prometidos en la campaña. El polo político de Downing Street recayó en Morgan McSweeney, estratega irlandés al que se le reconoce como artífice del viraje centrista del laborismo desde 2020 y del triunfo electoral.
Pero el 'duopolio' no ha funcionado. La cohesión se mantuvo, al menos en público, mientras el partido peleaba desde la oposición, pero pronto saltaron las fricciones, con filtraciones a los medios y caída de popularidad de Starmer y su núcleo de ministros.
Con el equipo dividido y disfuncional no se hizo frente con la suficiente celeridad al torrente de revelaciones sobre la aparente cultura de favoritismo en las altas esferas laboristas y los regalos aceptados de ricos donantes. Tampoco se levantaron escudos para mitigar el impacto de polémicas medidas políticas, como el recorte de la subvención energética a la mayoría de pensionistas o restricciones en ayudas a familias con más de dos hijos.
McSweeney terminó ganando el pulso y es el nuevo jefe de personal de Starmer. Sustituye en el cargo a Gray, quien confirmó su retirada de Downing Street el domingo. En su nota de dimisión acepta que corría el «riesgo» de convertirse en una «distracción del importante trabajo de cambio del Gobierno» debido a los «intensos comentarios» de sus rivales políticos y medios de comunicación.
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Starmer le ha encomendado ahora la función de enlace del gobierno central con las administraciones autonómicas y regionales en un reajuste que, según el portavoz del primer ministro, «refuerza la operación en Downing Street y demuestra su determinación por ejecutar el cambio» que piden los votantes.
Starmer también hizo este lunes una sentida declaración de solidaridad con todas las víctimas en Oriente Medio en el aniversario del cruel ataque de Hamas, que coincidió con la reanudación del curso parlamentario tras un receso de tres semanas. El mandatario laborista instó al cese inmediato de hostilidades en Gaza, Líbano e Israel y subrayó la urgencia de restablecer la «ruta política» hacia los dos Estados como única «opción que ofrece estabilidad y seguridad». «Que nunca se repita este año de terrorífico y sangriento conflicto», clamó en Westminster.
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