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El Tribunal Municipal de Salejard recibió este martes la demanda de Liudmila Naválnaya, la madre del opositor muerto la semana pasada en la colonia penitenciaria Número 3 de Jarp, Alexéi Navalni, calificando de «acción ilegal» el hecho de que se la está negando, no sólo ... la entrega del cuerpo, sino incluso poderlo ver al menos. Pero según ha podido saber la agencia rusa TASS este miércoles, la denuncia no empezará a ser estudiada hasta el próximo 4 de marzo y se hará a «puerta cerrada».
En la víspera, el miembro del equipo de Navalni, Iván Zhdánov, informó de la presentación ante el tribunal de Salejard el escrito de la madre del opositor por la «inacción del Comité de Instrucción a la hora de entregar el cadáver». Y este miércoles se anunció que el asunto se abordará a partir del 4 de marzo.
Liudmila Naválnaya apeló el martes por escrito al presidente Vladímir Putin exigiéndole que le entreguen el cuerpo de su hijo. La petición enviada por ella afirma que el departamento de investigación del Comité de Instrucción de la región autónoma de Yamalo-Nenets rechazó su solicitud de poner a su disposición el cadáver y se niega a facilitar información sobre su paradero.
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El Servicio Federal Penitenciario de Yamal (FSIN) informó de la muerte repentina de Navalni el pasado 16 de febrero. Según el FSIN, el político enfermó después de un paseo, «casi de inmediato», perdió el conocimiento y falleció. El departamento aseguró que los intentos por reanimarlo fueron infructuosos. Después, de forma no oficial, se dijo que la causa de la muerte pudo ser un trombo.
Al día siguiente, su madre y su abogado llegaron a Jarp, en donde les enviaron a Salejard, el centro administrativo regional, y allí tampoco pudieron averiguar en dónde se encuentra el cuerpo de Navalni. En el Comité de Investigación les comunicaron que no recibirán el cadáver mientras no se culmine la investigación, lo que puede llevar por lo menos dos semanas. De momento, no se sabe si se ha practicado o no la autopsia ni su resultado. A Naválnaya la aseguraron sin aportar más detalles que aún se desconocen las causas de la muerte y de ahí la necesidad de alargar las pesquisas.
Los días 15, 16 y 17 de marzo tendrán lugar las elecciones presidenciales en las que se espera una victoria aplastante de Putin, quien todavía no ha dicho nada en relación con la muerte de Navalni, cuyo nombre nunca ha querido pronunciar. La viuda, Julia Naválnaya, a través de un mensaje de vídeo en YouTube, dijo el lunes que entra en política para continuar la labor de su marido, acusó al jefe del Kremlin de su muerte y afirmó que fue envenenado con Novichok, sustancia para uso militar de alto poder tóxico, la misma que ya utilizaron contra él en agosto de 2020 en un primer intento fallido de asesinato, que, no obstante, quebró seriamente su salud.
«Si la versión del envenenamiento es correcta, es poco probable que el cuerpo de Navalni sea entregado a su madre», asegura Vil Mirzayánov, el creador del Novichok, citado por varios canales de Telegram. Según su relato, «las trazas del uso de Novichok son casi imposibles de eliminar del cuerpo de una persona fallecida (…) el diagnóstico de muerte del político anunciado en la colonia puede indicar que la concentración del agente tóxico puede ser alta y el cuerpo del envenenado, incluso después de su muerte, representa un peligro para quienes se encuentren próximos».
«En concentraciones muy pequeñas, el Novichok puede persistir, quizás incluso un mes después del envenenamiento y las concentraciones elevadas pueden provocar un paro cardíaco instantáneo, una parálisis», afirmó Mirzayánov.
Por su parte, la activista pro derechos humanos, Anna Karétnikova, antigua analista de la dirección del FSIN de Moscú, señala que «dijeron que era una especie de síndrome de muerte súbita, pero esto no es una enfermedad, sino una condición. Las autoridades sostienen que aún no se ha realizado ningún examen. Entonces, ¿de dónde surgió la teoría sobre este síndrome?».
«A los familiares no sólo no se les entrega el cuerpo, sino que ni siquiera se les permite verlo, contrariamente a la práctica habitual. Si todo está claro, si una persona murió por enfermedad, que lo muestren. Queremos saber que es él, queremos saber que tiene la cabeza en su sitio, que no fue torturado. Pero esto no sucede. O esconden algo, o tienen miedo de algo, o se burlan de ellos», estima Karétnikova. Otras teorías señalan que, para evitar un entierro multitudinario en la víspera de los comicios de marzo, las autoridades se estarían planteando no entregar el cadáver hasta después de las votaciones.
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