La Policía rusa detiene a una joven durante una protestab en Moscú contra la movilización de reservistas. Reuters

Rusia desata una oleada de represión sin precedentes

Las autoridades imponen leyes cada vez más restrictivas y condenas judiciales durísimas contra ciudadanos que exhiben su rechazo a la guerra en Ucrania

Rafael M. Mañueco

Corresponsal. Moscú

Lunes, 18 de noviembre 2024, 12:38

La condena a cinco años y medio de cárcel a la pediatra rusa de 68 años, Nadiezhda Buyánova, dictada el pasado día 12 de noviembre por el Tribunal Tushinski de Moscú, por justificar presuntamente la respuesta defensiva de Ucrania a la invasión de su territorio ... por las tropas rusas, ha causado conmoción en las filas de la oposición rusa, pero, sobre todo, perplejidad y desasosiego en determinadas capas de la población del país.

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La causa penal contra Buyánova fue abierta después de que una mujer de 34 años identificada como Anastasia Akínshina, viuda de un militar ruso muerto en combate en el frente ucraniano, la acusara a través de un vídeo de que, el pasado mes de enero, tras la consulta médica con su hijo de siete años a causa de un orzuelo en el ojo, la pediatra le dijo supuestamente que su marido falleció por ser «un objetivo legítimo» de las fuerzas de Kiev, por lo que, afirmó Buyánova según el testimonio de Akínshina, «la culpa de ello la tuvo Rusia, país agresor que ataca a civiles en Ucrania».

Es decir, el relato de la viuda, sin ninguna otra prueba al no haber grabación alguna de vídeo o audio del encuentro en el centro médico y sin que la jueza, Olga Fédina, permitiera a la defensa interrogar al menor durante el proceso, ha sido suficiente para que Buyánova, con una trayectoria profesional de 40 años, sea sentenciada a pasar cinco años y medio en una colonia penitenciaria. Ella, que venía desempeñando su trabajo en la Policlínica Infantil número 140 de la capital rusa, negó en todo momento haber pronunciado tales palabras durante la consulta y no reconoció su culpabilidad.

Tendrá además ahora prohibido ejercer la medicina y no podrá publicar ningún trabajo científico durante los próximos dos años ni siquiera a través de Internet. Su abogado, Óscar Cherdzhíev, que se propone recurrir la sentencia, dijo tras el juicio que «esta condena es monstruosamente cruel. No esperábamos esto, no han presentado ni una sola prueba». Según su opinión, Akínshina «actuó de mala fe debido a que Buyánova es de origen ucraniano».

En su vídeo grabado con el móvil, Akínshina asegura entre lágrimas que la pediatra le comentó que había notado a su hijo extraño y nervioso a lo que respondió diciendo que «está traumatizado porque su padre murió luchando por Rusia en Ucrania y, ¿sabes lo que me dijo?: Bueno querida, ¿qué esperabas? Tu marido era un objetivo legítimo de Ucrania».

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«Como en la época de Stalin»

Al enterarse del fallo judicial, personas completamente ajenas a la médica y sin filiación política alguna, afirmaron bajo anonimato que las autoridades «valiéndose de un sistema judicial domesticado están llevando las cosas al límite para sembrar el terror entre la población como en la época de Stalin, cuando millones de personas inocentes sin ninguna culpa fueron represaliadas».

En otro testimonio, un hombre ya jubilado cree que «se trata de propiciar castigos demostrativos para meter miedo y lograr que la cuestión de la guerra en Ucrania ni siquiera se comente en privado». La viuda de líder opositor fallecido, Alexéi Navalni, Julia Naválnaya, calificó a través de X el proceso contra la pediatra como «juicio espectáculo». Según sus palabras, «han metido en la cárcel a una persona mayor por un caso completamente inventado, por una acusación política que no debería existir en un país normal».

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El dato

776 presos políticos

cuantifica actualmente la organización Derechos Humanos Memorial, veinte veces más que los que había hace diez años, cuando comenzo el conflicto con Ucrania tras la anexión de la península de Crimea por parte de Rusia.

Un colectivo constituido por unos 1.000 médicos ha suscrito una carta abierta pidiendo la liberación de la pediatra mientras, el pasado sábado, la relatora de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Mariana Katzarova, deploraba que «es espantoso condenar a un médico por un comentario privado no probado en el ejercicio de sus atribuciones profesionales». Según su opinión, lo sucedido con Buyánova «es otro caso emblemático cuyo objetivo es amordazar a los críticos de la guerra y sembrar el miedo».

El caso de Buyánova ha sorprendido de forma especial por la falta de pruebas y porque la supuesta crítica a la guerra en Ucrania se ha hecho en el ámbito privado, pero las condenas por reprobaciones públicas a las autoridades son muy frecuentes. El jueves, fue sentenciada a ocho años de cárcel Anastasia Berezínskaya, de 43 años, directora teatral y madre de dos hijos de ocho y diez años, por denunciar la guerra en Ucrania y por desear la muerte del presidente Vladímir Putin a través de la red social VKontakte.

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Según la organización de Derechos Humanos Memorial, disuelta en Rusia por decisión judicial, el número de presos políticos en el país se ha multiplicado casi por 20 en los últimos 10 años, desde que comenzó el conflicto con Ucrania tras la anexión de Crimea y la guerra en Donbás. Entonces había 40 presos políticos, incluido Navalni que ya entonces figuraba en la lista, «cuando ahora el número asciende a 776».

Recrudecer las sanciones

La ONG OVD-Info, por su lado, eleva la cifra hasta las 1.391 personas, ya sentenciadas con penas de prisión por motivos políticos o la espera de juicio. OVD-Info reporta que en el presente año sufrieron persecución casi cinco veces más personas (546) que en 2014 (122). En 2022 y 2023, de acuerdo con la misma fuente, se registró un número récord de acusados ​​en casos con evidentes tintes políticos: 815 y 698, respectivamente, la mayoría de los cuales tienen que ver con posicionamientos contrarios a la guerra en Ucrania. Además, desde el comienzo de la invasión de Ucrania, OVD-Info calcula en más de 20.000 los ciudadanos detenidos, multados o sentenciados a penas de prisión menor, por participar en manifestaciones de protesta contra la guerra.

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La ONG OVD-Info denuncia que 20.000 ciudadanos han sido detenidos, multados o sentenciados a penas menores de prisión por manifestarse contra la invasión

El Parlamento ruso prepara también enmiendas a la ley de agentes extranjeros para hacer más severas las sanciones y ampliar aún más los motivos de su aplicación. Hasta la fecha, bajo esa calificación entraban las organizaciones o particulares que reciban financiación desde el exterior, pero ahora se prevé incluir a quienes simplemente se encuentren bajo «influencia extranjera».

La Duma (Cámara Baja) acaba de aprobar además un proyecto de ley, que aún deberá pasar por el Consejo de la Federación (Cámara Alta), para imponer multas a quienes hagan propaganda de las parejas sin hijos y podría empezar a tramitarse otra norma para criminalizar a los militares rusos que deciden rendirse a las tropas ucranianas. En este contexto, las autoridades de Moscú ordenaron esta semana el cierre «por motivos de seguridad contra incendios» del Museo de la Historia del GULAG, los terribles campos de trabajo penitenciarios de Stalin. Tal medida parece buscar el ocultamiento de las atrocidades sufridas por las víctimas de la represión soviética.

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