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El rey Carlos III ha participado este domingo en el primer evento público desde que el 6 de febrero se anunciara que padece un cáncer. Acompañado de la reina Camila y otros miembros de la familia real, acudió al servicio del Domingo de Pascua en ... la capilla de San Jorge, que forma parte del recinto del castillo de Windsor. Es un lugar habitual de ceremonias religiosas de la monarquía británica.
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Carlos III llegó al mediodía a las puertas de la capilla y, tras salir de su vehículo, saludó al numeroso público que se había aglomerado. Subrayó el movimiento de sus labios para dar las gracias a quienes le vitoreaban. Entre los asistentes al servicio estaban el príncipe Andrés, paulatinamente integrado en las ceremonias de la realeza tras su aislamiento, y su exesposa, Sarah Ferguson, que también padece cáncer.
Los príncipes de Gales, Guillermo y Catalina, y sus hijos no asistieron al servicio religioso, manteniendo la privacidad desde el anuncio por parte de la duquesa de Cambridge, hace diez días, de que se encuentra en tratamiento de quimioterapia también por un cáncer. En la marea de especulación sobre su estado, tras someterse a cirugía en la zona abdominal, se publicó que este servicio sería asimismo el de su reaparición, pero no ha ocurrido así.
Carlos y Camila asistieron a un servicio religioso reducido, distanciados del resto de los feligreses, algo que se interpretó por la cadena BBC como el seguimiento del consejo de sus médicos de no participar en actos que le exigieran proximidad con mucha gente. Pero, tras salir de la capilla, los reyes dieron la mano y charlaron brevemente con muchos asistentes a la ceremonia desde una barrera exterior.
Comentaristas de la BBC consideraban que la presencia del rey en el servicio y el posterior saludo a los que celebraban su presencia indican que, a sus 75 años, su estado de salud en este momento no es de gravedad. La Casa Real había ofrecido hasta ahora imágenes del monarca cumpliendo funciones oficiales, que ha cubierto a menudo de manera virtual desde su residencia temporal en Sandringham.
El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, guía espiritual de la Iglesia de Inglaterra, confesó en su sermón, en la catedral de su arzobispado, que escuchó con «compasión y simpatía» el anuncio de la princesa Catalina sobre su cáncer. «Rezamos por ella y por el rey en su digna respuesta y rezamos por todos los que sufren de la misma manera».
Welby pidió «amor activo» para los que están sufriendo por diversos conflictos: «Hemos de enfrentarnos al mal y a la pena». Mencionó a los traficantes de personas, a los que distribuyen drogas en escuelas, a los niños de Sudán y Gaza y a los padres que intentan alimentarlos, a los rehenes de Hamás, a quienes están en las trincheras y ciudades de Ucrania.
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