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El Gobierno italiano se ha visto sacudido por el escándalo protagonizado por el titular de Cultura, Gennaro Sangiuliano, al destaparse la relación extramatrimonial que mantenía con una mujer, Maria Rosaria Boccia, a la que trató de enchufar en el Ministerio y que podría haber tenido ... acceso a información confidencial sobre la próxima cumbre de responsables de Cultura de los países del G7. Este encuentro organizado por el Ejecutivo de Roma, que ejerce la presidencia semestral del club de las más importantes democracias liberales, tendrá lugar del 19 al 21 de septiembre en Nápoles y otras localizaciones de la región sureña de Campania, entre ellas el yacimiento arqueológico de Pompeya, la localidad de donde procede Boccia.
La oposición de izquierdas exige la dimisión de Sangiuliano y ha llevado el caso hasta la Fiscalía, que podría abrir una investigación por un posible delito de malversación, ante la sospecha de que el ministro haya utilizado dinero público para costear los viajes y estancias de Boccia, que le acompañó en diversas visitas oficiales durante los últimos meses.
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El propio Sangiuliano confirmó anoche entre lágrimas en una entrevista con la Rai su relación extramatrimonial y aseguró que le había presentado su dimisión a la jefa del Ejecutivo, Giorgia Meloni, quien pese al escándalo habría preferido mantenerlo en el cargo para no torpedear la inminente cumbre cultural del G7. Meloni, eso sí, advirtió públicamente de que su Gobierno no puede permitirse «errores ni pasos en falso» y podría apartar al ministro si se confirma que gastó dinero público en Boccia, algo que Sangiuliano niega tajantemente.
En la entrevista incluso mostró los cargos en su cuenta bancaria personal por los billetes de avión que le había comprado a su amante para que le acompañara en sus viajes. Boccia, que ha ido destapando en las redes sociales paso a paso los detalles de su relación, esperaba que Sangiuliano le nombrara consejera para los grandes eventos, un cargo que sólo el estallido del escándalo ha evitado que se confirmara.
Según reconoció el ministro en la Rai, su antigua amante incluso utilizaba unas gafas con cámara oculta cuando le acompañaba en el Parlamento para grabar las conversaciones que mantenía con otros políticos. El comité encargado de la seguridad de la Cámara de los Diputados habría abierto una investigación sobre ello, ya que Boccia habría obtenido gracias a esos métodos y a su cercanía con el ministro gran cantidad de material confidencial.
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