El Reino Unido invita al optimismo económico

Según la Oficina de Responsabilidad Fiscal (OBR), que analiza el impacto de los planes gubernamentales en las finanzas del país, el Reino Unido no sufrirá una recesión este año y la inflación será reducida al 2,9%. El ministro de Hacienda, Jeremy Hunt, reclama el mérito de haber estabilizado una economía sacudida por la reacción de los mercados a los planes del anterior Ejecutivo y de promover ahora el crecimiento.

El líder de la oposición, Keir Starmer, reprochó a Hunt que presente un logro de estabilidad cuando en realidad, según él, la economía británica sufre una estancamiento. No habrá recesión técnica -decrecimiento en dos trimestres consecutivos- pero el pronóstico de la OBR es de un descenso del 0,2 % en el PIB este año. Hace seis meses calculaba que sería del 1,4%.

El laborista achaca la caída prevista de la inflación a la disminución del consumo por una población con menos rentas y enfrentada a precios más altos. El economista Duncan Weldon ha criticado en el 'Financial Times' la ambición de Hunt de «convertir la política fiscal en algo de nuevo aburrido», porque no resuelve el problema persistente del estancamiento de la productividad.

El Tesoro reducirá una libra de impuestos a las empresas por cada libra invertida. Más mujeres podrán sumarse al mercado del trabajo, por la subvención de 30 horas semanales de guardería. Espera que lo hagan también los beneficiados por la eliminación del umbral -algo más de un millón de euros- de ahorro para la pensión, que obligaba hasta ahora al pago de impuestos de las contribuciones adicionales.

Un dato chocante de la economía británica es que un cuarto de la población en edad laboral no busca trabajo. La tasa de desempleo es del 3,7%. Cohabita con la frustración de los empleados. La mayor huelga de funcionarios, 100.000 participantes; paros de médicos jóvenes, 47.000, y en el metro de Londres; de maestros y personal de universidades. Ese era el telón de fondo de la presentación del presupuesto. Y las protestas seguirán a lo largo de la semana.

Si esas huelgas perturban aspectos de la vida cotidiana, la creciente carencia de productos frescos básicos en los supermercados es quizás la más llamativa. Se racionan los tomates, tres por cada comprador, lechugas, pimientos. No hay bayas. Se achaca al efecto del mal tiempo en la huerta española, también en Marruecos. Y a la complejidad de trámites añadida por el Brexit.

El primer ministro, Rishi Sunak, y el Banco de Inglaterra se esforzaron el fin de semana para que el HSB adquiriese la franquicia británica del Silicon Valley Bank, finalmente por el precio simbólico de una libra. Evitaron que la crisis del banco californiano provocase el colapso en las operaciones financieras del potente sector británico de 'start-up' tecnológicas. Como otros gobiernos del mundo, siguen ahora con atención los efectos que puede tener la pérdida de confianza en bancos de otros países.