Reino Unido y Alemania llegan a un acuerdo en defensa «abierto» a otros aliados europeos

Healey se apoyó en la historia de Trinity House, icónica corporación de practicaje y seguridad marítima, que aún custodia los más emblemáticos faros de la costa británica desde su sede al norte del Támesis, para describir el «pacto sin precedentes» con Alemania como una «histórica profundización de la relación» entre los Ejércitos y la industria militar de ambos países. Es el «faro y motor», según dijo, del plan laborista para reencauzar las relaciones con la Unión Europea y reforzar el papel del Reino Unido en la OTAN.

El ministro alemán coincidió en que la cooperación aporta «más seguridad y oportunidades» e indicó que el acuerdo de defensa con el exsocio comunitario está «abierto» al resto de los miembros de la UE. «Lo conocen y están de acuerdo. No es algo cerrado. Ofrecemos solidaridad y confianza, frente a la política de división y destrucción de (Vladimir) Putin», afirmó en inglés en la conferencia de prensa que compartió con el anfitrión británico.

La cooperación abarca proyectos de corto y largo plazo, misiones operativas y de investigación de las «armas del futuro». Por lo pronto, el grupo Rheinmetall AG, que el año pasado adquirió la empresa española de defensa Expal Systems, montará una fábrica de cañones de armas en Reino Unido y la base escocesa de Lossiemouth acogerá aparatos 'espía' P8 de la aviación alemana.

El desarrollo de drones, la fabricación de misiles de larga distancia, la protección de los cables de comunicación tendidos bajo el mar del Norte y el diseño de sistemas de defensa integrados forman parte del primer pacto en Defensa internacional del gobierno de Keir Starmer.

Ambos ministros reafirmaron su respaldo a Ucrania y expresaron inquietud ante el aparente despliegue de soldados de Corea del Norte en ayuda de Rusia. «Demuestra que los conflictos internacionales están acercándose rápidamente y que la interconexión de uno con otro dificulta su resolución», respondió Pistorious en Trinity House. El ministro británico condenó la acción que, según dijo, es una «potencial escalada del conflicto y un signo de desesperación por parte de Putin».