Putin intensifica la búsqueda de aliados para sortear el aislamiento impuesto por Occidente

Desde el comienzo de la guerra, el Kremlin viene promoviendo organizaciones o bloques sin presencia de países occidentales como las que funcionan entre antiguas repúblicas soviéticas, los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) o la Organización de Cooperación de Shanghái (China, Rusia, India, Kazajistán, Kirguistán, Pakistán, Tayikistán y Uzbekistán). Ahora, Moscú se afana también en articular sus esfuerzos diplomáticos con África como objetivo y en desarrollar los ya estrechos lazos con Corea del Norte. De la misma forma que trata de impulsar una cooperación cada vez más intensa con Iberoamérica, sobre todo con Cuba, Venezuela y Nicaragua.

La primera cumbre Rusia-África tuvo lugar en 2019, en Sochi, el balneario ruso a orillas del mar Negro en donde solía veranear el primer mandatario, pero esta vez, en el contexto de la invasión, el aislamiento internacional a causa de las sanciones y la decisión de abandonar el pacto con Kiev, Ankara y la ONU para la exportación de grano ucraniano, la reunión adquiere para Rusia un carácter estratégico.

Allí, según una foto difundida en Telegram, se dejó ver este jueves Evgueni Prigozhin, el jefe de los mercenarios del Grupo Wagner, que se supone debería estar exiliado en Bielorrusia. Esta aparición, sin embargo, no es casual ni parece que se haya hecho a espaldas de Putin, a quien tal vez se le haya pasado ya el enfado por el levantamiento encabezado por Prigozhin hace poco más de un mes. Los analistas creen que, junto con el mensaje a Occidente de que Rusia tiene amigos en África, el Kremlin ha querido subrayar que Wagner continuará su actividad en varios países africanos y en todos aquellos que también lo requieran en el futuro.

En su discurso de apertura de la cumbre africana, el presidente ruso prometió enviar grano gratis a seis países del continente. «En los próximos meses seremos capaces de garantizar de 25.000 a 50.000 toneladas de cereales a Burkina Faso, Zimbabue, Mali, Somalia, República Centroafricana y Eritrea», aseguró, al tiempo que añadió que «en los primeros seis meses de 2023, Rusia ha exportado a África 10 millones de toneladas de cereales».

Justificando una vez más su decisión de abandonar el pacto de granos, Putin dijo que «los países occidentales obstruyeron el suministro de cereales y fertilizantes mientras acusan hipócritamente a la Federación Rusa de la crisis alimentaria mundial». Según sus palabras, mientras duró el acuerdo «de Ucrania salieron 32,8 millones de toneladas, de los que más del 70% se envío a países ricos, y menos de un millón fue a parar a África».

El máximo dirigente ruso insistió en que «no se cumplió ninguna de las condiciones exigidas por la Federación Rusa en el marco del acuerdo» y subrayó que la asistencia a los países más pobres «hubiera sido la eliminación de las restricciones a la exportación de cereales y fertilizantes rusos». «De las 260.000 toneladas de fertilizantes bloqueadas en Europa, sólo dos pequeños lotes fueron enviados a Malawi y Kenia», añadió.

Sin embargo, los gobiernos occidentales acusan a Moscú de convertir los cereales en un «arma de guerra» y deploran que su Ejército no cese de bombardear las infraestructuras ucranianas para el transporte de cereales en los puertos del mar Negro. Antes del comienzo de la cumbre de San Petersburgo, el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, de visita en Nueva Zelanda, expresó el deseo de que los líderes africanos le pregunten a Putin por qué cortó el suministro de grano. Según Blinken, «saben exactamente quién tiene la culpa de la situación actual. Espero que Rusia escuche esto claramente de nuestros socios africanos». El jefe de la diplomacia estadounidense lamentó que el precio del trigo esté subiendo en la bolsa de Chicago un 20%. «No se trata sólo de salirse del trato. ¿Qué han hecho desde que se fueron? Bombardearon repetidamente los puertos de Odessa. Colocaron minas en el mar Negro. Claramente amenazando la navegación y enviando una señal evidente», subrayó Blinken.

La cumbre de San Petersburgo, que continuará hoy, tiene lugar un mes antes de la de los BRICS en Sudáfrica, a la que el presidente ruso, contra quien la Corte Penal Internacional dictó una orden de detención, renunció a participar.