Con una purga en curso entre los altos mandos del Ejército críticos o sospechosos de haber colaborado con el jefe mercenario, Evgueni Prigozhin, tachado de «traidor», y ante la sorpresa general y aturdimiento que generó la información de que los paramilitares del Grupo Wagner, con ... Prigozhin a la cabeza, fueron recibidos en el Kremlin el 29 de junio por el presidente, Vladímir Putin, éste ha considerado necesario este viernes dar alguna explicación.
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Ha asegurado que los convocó para instarles a seguir «sirviendo a Rusia» en la llamada Operación Militar Especial en Ucrania, pero en las filas del Ejército, ya que, según sus palabras, el Grupo Wagner, cuyo desmantelamiento, al parecer, está prácticamente ultimado, «no existe». «No tenemos una ley de organizaciones militares privadas. Está la compañía militar Wagner, pero no existe legalmente», le ha dicho Putin en una entrevista al reportero del diario ruso 'Kommersant', Andréi Kolésnikov.
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Rafael M. Mañueco
Según el jefe del Estado ruso, «esto es un tema aparte relacionado con la legalización real. Pero éste es un asunto que debe discutirse en la Duma Estatal –Cámara Baja del Parlamento–, en el Gobierno. No es una pregunta fácil». Kolésnikov se ha interesado en particular por el contenido de la reunión que mantuvo con los Wagner en el Kremlin, a lo que Putin ha respondido que les ofreció continuar con su servicio en el Ministerio de Defensa bajo el mando de su comandante inmediato.
«Todos podrían reunirse en un sólo sitio y continuar sirviendo. Y nada cambiaría para ellos. Serían dirigidos por la misma persona que fue su verdadero comandante todo este tiempo», ha afirmado el máximo dirigente ruso en aparente alusión a Dmitri Utkin, no a Prigozhin, que en realidad es el dueño de esa empresa paramilitar.
Putin ha explicado a 'Kommersant' que el objetivo de su encuentro con los mercenarios era hacer una valoración de la actuación de los combatientes de Wagner «en el campo de batalla», especialmente en la captura de Bajmut, «lo que hicieron durante los acontecimientos del 24 de junio», en referencia a la rebelión que protagonizaron por sus discrepancias con la cúpula militar, y, en relación con todo ello, «explorar las opciones para su servicio posterior, incluidas operaciones de combate. Eso es todo. Muchos asintieron cuando dije esto, pero Prigozhin, que estaba sentado enfrente de mí, dijo que no», dejando así en evidencia una vez más al cabecilla de los mercenarios, quien, no obstante y a pese a que Putin le llamó «traidor» nada más iniciado el levantamiento armado, vio después retirados todos los cargos penales contra él.
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El diario francés 'Libération' fue el primero en informar que los Wagner fueron recibidos el 29 de junio en el Kremlin por el presidente, hecho que fue confirmado el pasado día 10 por el portavoz de la Presidencia, Dmitri Peskov, precisando que fueron «casi tres horas» de conversación y en la que estuvieron presentes «unas 35 personas». Hasta ahora, no se han difundido imágenes de la reunión, a la que, según el rotativo, asistieron también el jefe de la Guardia Nacional de Rusia (Rosgvardia), Víctor Zólotov, y el jefe del Servicio de Inteligencia Exterior (SVR), Serguéi Narishkin.
En el marco de la integración en el Ejército ruso de los mercenarios del Grupo Wagner y de los supuestos acuerdos alcanzados para no ser perseguidos judicialmente, el Ministerio de Defensa anunció esta semana haber recibido de ellos «más de 2.000 unidades de equipo y armas», incluyendo, según la agencia Interfax, carros de combate, sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes y misiles antiaéreos, algunos de ellos completamente nuevos.
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20.000 armas ligeras y más de 2.500 toneladas de municiones del Grupo Wagner se encuentran ya en poder de las Fuerzas Armadas del Kremlin.
Según un comunicado castrense, los Wagner han entregado a las tropas regulares «más de 2.500 toneladas de municiones diversas y unas 20.000 armas ligeras. Las Fuerzas Armadas rusas, conforme al plan, completaron la recepción». La información fue acompañada en Telegram de un vídeo en el que aparecen tanques, piezas de artillería y otros armamentos.
Por su parte, el portavoz del Departamento de Defensa de Estados Unidos, Pat Ryder, sostiene que «hablando en términos generales, en esta etapa, no vemos que las fuerzas del Grupo Wagner participen de forma significativa en apoyo a las operaciones en Ucrania». Según sus palabras, «la mayoría de estas fuerzas están aún en zonas de Ucrania ocupadas por Rusia, pero en el plano efectivo no contribuyen con una capacidad significativa de combate». «Obviamente, es algo a lo que seguiremos atentos, pero así es como están las cosas ahora», añadió el secretario de prensa del Pentágono.
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Se da la circunstancia de que el supuesto acuerdo para detener el alzamiento alcanzado con Prigozhin por el presidente bielorruso, Alexánder Lukashenko, contempla el despliegue en Bielorrusia como instructores de los mercenarios de Wagner que no deseen alistarse en las filas del Ejército ruso, asunto que tiene muy preocupados a países vecinos como Polonia, Lituania, Letonia y, por supuesto, Ucrania. Sin embargo, las autoridades de Minsk sostienen que todavía no hay acondicionado ningún campamento para los mercenarios rusos mientras que Lukashenko sostiene que Prigozhin está en San Petersburgo.
El martes el Ministerio de Defensa bielorruso señaló en un comunicado publicado en su canal de Telegram que «una vez que lleguen los representantes del Grupo Wagner y se desplieguen en los centros de entrenamiento para la capacitación y el intercambio mutuo de experiencias, se prevé que se preste especial atención a la formación de las Fuerzas Armadas de Bielorrusia en técnicas y métodos de combate».
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También se convino con los Wagner que el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, y el jefe del Estado Mayor Central, el general Valeri Guerásimov, serían cesados, condición que por el momento no ha sido satisfecha. El pasado 11 de junio, Shoigú ordenó que cualquier grupo paramilitar, incluidos los Wagner, tendrían que entrar a formar parte de las Fuerzas Armadas rusas y, por tanto, firmar contratos con el Ministerio de Defensa para legalizar su situación.
La orden del ministro establecía que «los contratos deberán rubricarse antes del 1 de julio, lo que dará a las formaciones de voluntarios el estatus legal necesario, creará enfoques comunes para organizar el apoyo integral y el cumplimiento de sus tareas». Prigozhin aseguró entonces que sus hombres no firmarán «jamás» ningún tipo de contrato con Shoigú.
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