El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigú, supervisa el entrenamiento de las unidades recién formadas con militares contratados REUTERS

La purga alcanza a una treintena de altos cargos del Ejército ruso

Al menos trece oficiales superiores habrían sido detenidos y otros quince fueron suspendidos o despedidos tras la rebelión de Prigozhin

Viernes, 14 de julio 2023, 20:29

El alzamiento perpetrado hace un mes por el jefe del Grupo Wagner, Evgueni Prigozhin, contra Moscú ha dejado seriamente resquebrajada a la cúpula militar rusa. Las últimas revelaciones de fuentes conocedoras de la crisis cifran ya en una treintena a los altos mandos del Ejército ... purgados. Según testimonios recabados por el diario 'The Wall Street Journal', el Kremlin detuvo en las horas posteriores a la sublevación de los mercenarios a al menos trece oficiales superiores y otros quin han sido fulminantemente despedidos o apartados de sus funciones por su presunta participación.

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El propósito del presidente ruso, Vladímir Putin, es «limpiar las filas de aquellos en quienes se cree que ya no se puede confiar», aseguran los testigos, que aportan los nombres y apellidos de las principales figuras apartadas de las Fuerzas Armadas. Entre los detenidos se encontraría el coronel general Andrey Yudin, adjunto del general Serguéi Surovikin, de quien ya se sabía que había sido puesto bajo arresto para ser interrogado y cuyo paradero actual se desconoce.

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Tanto Yudin como el también detenido subjefe de inteligencia militar, el teniente general Vladímir Alexeyev, habrían sido ya liberados. No obstante, han quedado suspendidos de sus funciones, sus movimientos están restringidos y se encuentran sometidos a vigilancia, tal y como aseguran fuentes conocedoras al rotativo estadounidense. Otro de los arrestados es el ex coronel general Mikhail Mizintsev, quien previamente ocupó el cargo de viceministro de Defensa ruso y se unió a la compañía Wagner a finales de abril.

Las últimas revelaciones aportan una visión más nítida de la grave erosión de la unidad entre en el Ejército ruso, sobre todo después de que el pasado jueves se conociera que otro general, Iván Popov, había sido destituido. Según él mismo denunció en un mensaje de audio, la causa de su despido fue haberse atrevido a decir la verdad a sus superiores sobre la «terrible situación» en el frente y acusarles de «decapitar a las tropas en su momento más duro y difícil». Una ira que, advirtió, era compartida por otros altos oficiales.

Moscú quiere «limpiar las filas castrenses de aquellos en quienes se cree que ya no puede confiar», afirman testigos

«Se supone que era necesario permanecer en silencio, ser cobarde y decir lo que querían escuchar, en lugar de llamar a las cosas por su nombre», denunció Popov, quien hasta ahora comandaba el 58 Cuerpo del Ejército de la Región Militar Sur, desplegado en la región ucraniana de Zaporiyia.

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Una crisis sin final

Al hilo de las más que evidentes fracturas en el Ejército de Putin tras el motín de Prigozhin, el presidente del Estado Mayor Conjunto de EE UU, el general Mark Milley, ha advertido de que la crisis está lejos de haber llegado a su fin. «Se sienten fricciones y confusión en el liderazgo superior de Rusia. Hay mucho drama al más alto nivel. Todavía no sé qué papel jugará todo esto al final. No creo que la historia haya terminado. Veremos más de sus capítulos en el futuro», afirmó.

En paralelo, crecen las dudas sobre la veracidad de los mensajes que transmite el Kremlin. Se cuestiona, sobre todo, la presunta reunión que, según Moscú, habría mantenido el propio Putin con Prigozhin cinco días después de la rebelión. Al respecto, otro general estadounidense (retirado), el excomandante del contingente de EE UU en Corea del Sur, Robert Abrams, en una charla con ABC News, señaló que no creía la historia. «Es falso», sentenció.

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«Personalmente, estoy seguro de que nunca volveremos a ver a Prigozhin. Tendrá que esconderse el resto de su vida. Y lo más seguro es que ya haya sido encarcelado o enviado a un campo de concentración como el gulag. O, más probablemente, ya esté muerto», enfatizó el general Abrams. Su apreciación coincide la del jefe de la inteligencia militar ucraniana, Kyrylo Budanov, quien días antes en una entrevista aseguró que los servicios especiales rusos recibieron la orden de matar al jefe de los Wagner.

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