Las primeras consultas de Macron dividen a la izquierda

No está claro qué perfil de responsable del Ejecutivo elegirá el presidente Emmanuel Macron «en los próximos días», según prometió el jueves desde el Elíseo. Aún más incierto resulta que obtenga el respaldo de la mayoría de los partidos en una muy fragmentada Asamblea Nacional. Tras haberse reunido el jueves en la sede presidencial con el veterano centrista François Bayrou, el jefe del Estado se vio las caras este viernes con una comitiva al mediodía del Partido Socialista y con representantes de la derecha tradicional de Los Republicanos (LR) a última hora de la tarde.

«Deseo que haya una negociación. Veo bien que no hay una mayoría absoluta y que en un momento dado hace falta tomar algunas decisiones», defendió por la mañana en una entrevista radiofónica el secretario general del Partido Socialista (PS), Olivier Faure. Esta posición contrasta con la firmeza (o falta de cintura política, dirán sus detractores) mostrada durante el verano por los partidos del NFP. Entonces, exigieron la designación como primera ministra de su candidata (la economista Lucie Castets), dado que habían quedado primeros en las elecciones anticipadas del 7 de julio. Pero Macron se opuso a ello con el argumento de que los 192 diputados de la izquierda se encuentran lejos del umbral de la mayoría absoluta (289).

Una vez el Parlamento ha censurado a un Gobierno por primera vez desde 1962, los partidos de izquierdas no quieren aparecer como los responsables del bloqueo, que el 46% de los franceses lo atribuyen a Macron, siendo esta la opción más numerosa, según un sondeo reciente. Eso explica su actitud más dialogante. Han propuesto, por ejemplo, que el presidente nombre a un primer ministro del NFP a cambio de negociar con los macronistas las líneas rojas que ese hipotético Ejecutivo no debería sobrepasar.

«Macron se esfuerza tanto en apartar al NFP y la izquierda del poder que no hay que dejarle el pretexto de que somos los responsables de la obstrucción», declaró Lucie Castets (la Francia Insumisa), saliendo en defensa de un criticado Faure. Tras su petición de una negociación, el secretario general del PS recibió una oleada de críticas por parte de sus socios, como los insumisos o los verdes. «Nada de lo que Faure dice lo hace en nuestro nombre», advirtió Jean-Luc Mélenchon, líder de la Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos). Estas formaciones discrepan en la conveniencia de pedir una dimisión del jefe del Estado, una petición que gana adeptos en la población.

¿Las tensiones internas en la izquierda irán a más y el presidente intentará explotarlas? No está nada claro, y aún menos que acepte hacer las concesiones suficientes -por ejemplo, una derogación de la impopular reforma de las pensiones del año pasado-. Con cierta malicia, solo ha invitado al Elíseo por ahora a los socialistas, olvidándose de los verdes, comunistas y los insumisos.

«Esta estrategia de unirse con los macronistas y la derecha republicana resultaría muy peligrosa a nivel electoral para los socialistas», advierte el politólogo Christophe Bouillaud. Planea sobre Francia la posibilidad de una repetición electoral a partir del verano del año que viene, cuando podrán convocarse de nuevo comicios anticipados. Y eso dificulta cualquier acercamiento entre los bloques.