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J. Carlos Barrena / T. Nieva
Berlín
Jueves, 16 de marzo 2023
Después de la polémica por los tanques, llega el debate sobre los cazas. El Gobierno de Eslovaquia ha decidido sumarse a la iniciativa de Polonia y anunciado que enviará 13 cazas MIG-29 a Ucrania. El primer ministro, Eduard Heger, ha explicado que además suministrarán ... a la exrepública invadida el escudo antiaéreo Kub, un sistema igualmente heredado de la URSS que en 1958 aprobó desarrollar una lanzadera capaz de proteger a la infantería de los ataques de misiles de media y baja altura.
Eslovaquia se convierte en el segundo miembro de la OTAN que rompe el pacto tácito de la Alianza de evitar el envío de aviones de combate a Kiev ante la eventualidad de que Rusia lo considere un paso más, y más grave, de la implicación de esta organización en la guerra de Ucrania. De hecho, el presidente Joe Biden reiteró en la noche del jueves que el suministro de F-16 al país invadido «no está sobre la mesa». La ministra de Defensa española, Margarita Robles, ha manifestado esta mañana, por su parte, que el Gobierno será siempre «muy respetuoso» con las decisiones de otros aliados de la OTAN pero que no mandará «ningún tipo» de avión de combate a Kiev.
Las primeras reacciones de EE UU y de España chocan con las declaraciones del jefe de Estado polaco, que ha asegurado que pondrá cuatro MIG-29 (de un total de doce) a disposición de la fuerza aérea ucraniana como parte de una coalición internacional. Sin embargo, ningún otro aliado, salvo Eslovaquia este viernes, ha dado pasos en ese sentido. Quizá las declaraciones del presidente Andrzej Duda se refieran a la operación que Polonia piensa realizar para transferir los cazas. Cada apararato, que procede de los años 90 y está al final de su vida útil, será sustituido por modernos FA-50 surcoreanos, así como por F-16 y F-35 estadounidenses cuya fabricación Varsovia ha encargado en los últimos tres años.
La postura de Polonia ha causado malestar en Washington, que respeta su «decisión soberana» pero no cambiará la postura de Biden al respecto. La OTAN está ahora a la expectativa ante la eventualidad de que otros países se desmarquen de la estrategia general de la Alianza. Parece poco probable, puesto que la mayoría de los socios dispone de cazas mucho más sofisticados que obligarían a los pilotos ucranianos a someterse a un periodo previo de adiestramiento. Sin embargo, a diferencia de los entrenamientos que han llevado a cabo estas últimas semanas para manejar los tanques occidentales que llegarán paulatinamente al frente, pilotar un avión de combate resulta un proceso más largo y complicado. Y lo que Kiev dice necesitar es una escuadrilla aérea con urgencia.
Lo pilotos ucranianos están habituados a manejar los antiguos MIG que la Unión Soviética inventó hace décadas como forma de contrarrestar los avances estadounidenses en su fuerza aérea. Se calcula que, antes de la invasión, su flota oscilaba entre los 40 y 70 aparatos, todos ellos heredados de los arsenales soviéticos, aunque ahora mismo su número sería ínfimo tras un año de combates aéreos con Rusia, que tendría más de 200 cazas de este tipo. Bulgaria, Rumanía y Croacia son los otros tres países de la región que dispondrían de estas aeronaves, cuyo problema ahora mismo para entrar en combate son sus deficiencias de mantenimiento. De hecho, casi todos los aviones prometidos por Eslovaquia necesitan una profunda revisión para poder despegar.
Como era de esperar, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ha manifestado esta mañana que las entregas de los MIG-29 evidencian la «participación directa» de países de la OTAN en el conflicto armado. No obstante, Peskov ha minimizado la importancia de estos envíos al asegurar que la única intención de Occidente es deshacerse de «equipos viejos e innecesarios», en referencia a la antigüedad y estado de los aparatos, cuyos contratos de mantenimiento con Rusia llevan varios años vencidos. Moscú afirma que este suministro sólo causará «más problemas» al Gobierno de Kiev y añade que todos los cazas «serán destruidos» y, en su opinión, no tendrán influencia alguna en el curso de la invasión.
Eslovaquia no ha fijado aún el plazo de entrega. Polonia será, por lo tanto, el primer país de la Alianza Atlántica que ponga aviones de combate en suelo ucraniano como defensa ante la agresión rusa, ya que el Gobierno promete realizar la transferencia en cuestión de días. Andrej Duda anunció este jueves que el primer envío de «cuatro aviones operativos» se hará esta misma semana y luego habrá otro suministro de ocho unidades hasta completar una escuadrilla de doce aparatos del tipo MIG-29 de producción soviética.
Todos ellos fueron adquiridos a principios de los años 90 a la República Federal Alemana, que los había heredado a su vez tras la reunificación del país de la extinta República Democrática Alemana. «Todo este tiempo han estado operando en la defensa aérea de nuestro país», ha señalado el presidente polaco, quien ha explicado que los ocho restantes aviones serán entregados en cuanto pasen una revisión exhaustiva.
El Gobierno polaco había anunciado ya la semana pasada su intención de proporcionar a Ucrania ese tipo de armas dentro del marco de una coalición de naciones similar a la surgida para enviar al país agredido carros de combate Leopard, aunque no especificó entonces que naciones tienen intención de sumarse a la misma. Hasta ahora solo Eslovaquia se ha mostrado dispuesta a aportar cazas MIG-29 para la defensa de Ucrania.
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