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Joana Serra
Berlín
Martes, 15 de agosto 2023, 19:48
Bajo un sol demasiado tórrido, para lo habitual en el verano polaco, y desde su posición de «dique» defensivo del flanco este de la OTAN, Varsovia desplegó este martes un desfile de carros de combate, artillería y efectivos humanos, con el presidente del país, Andrzej ... Duda, convertido en su «primer soldado». Era la primera vez desde 2019 en que Polonia celebraba su Día del Ejército sin restricciones y lo hizo buscando el paralelismo entre las fuerzas armas que en 1920 derribaron al poder superior soviético, y las que ahora contribuyen a la defensa de Ucrania frente al Kremlin de Vladímir Putin.
La gran jornada militar persiste desde 1923, en que fue instituida para conmemorar la derrota soviética ante sus soldados -o «milagro del Vístula», como se la denomina en Polonia-. Ha sufrido sucesivas interrupciones, la última por las restricciones derivadas de la pandemia. Este 2023 era el año elegido por el Gobierno del primer ministro, Mateusz Morawiecki, para su reactivación en formato superlativo. Coincide con la determinación de Varsovia de fortalecer sus fronteras y modernizar sus fuerzas armadas, vía contratos multimillonarios con Estados Unidos o Corea del Sur.
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En el desfile se mostraron unos 200 blindados y piezas de artillería, mientras casi un centenar de aviones y helicópteros de sus fuerzas aéreas cruzaban el cielo de Varsovia y unos 2.000 soldados participaban en la parada. Encabezó la marcha Duda, en un vehículo militar descubierto. Miles de ciudadanos acudieron a seguirlo desde el corazón de Varsovia. Todo estaba diseñado para aportar una jornada de signo patriótico que, junto al mensaje de cohesión nacional, lanzara a los socios de la Unión Europea y de la OTAN la reafirmación de Polonia como una gran potencia defensiva ante el enemigo que, a ojos polacos, nunca ha dejado de ser Rusia.
Morawiecki incrementó el año pasado el presupuesto de Defensa para el presente ejercicio hasta destinarle un 4% del Producto Interior Bruto (PIB). Es decir, por encima del 3% «ansiado» por la central de la OTAN para cada uno de sus socios y más del que destinan al gasto militar socios calificados de tacaños, como Alemania. La guerra de Ucrania ha colocado las necesidades de Defensa en el primer punto del orden del día. Algo que, de paso, sirve al gubernamental partido Ley y Justicia (PiS) de Morawiecki, liderado por el 'halcón' que es Jaroslaw Kaczynski, para recordar los recortes aplicados por el liberal Donald Tusk en su etapa en el poder.
En octubre hay convocadas elecciones generales en Polonia, con el PiS y la opositora Plataforma Cívica (PO) bastante equilibradas en intención de voto –un 30 % para cada uno, con ligera ventaja para el partido en el Ejecutivo-. No hay día en que Morawiecki, Kaczynski o el ministro de Defensa, Mariusz Blasczak, no recuerden a sus electores el «desmantelamiento» que, afirman, sufrió el Ejército bajo Tusk, jefe del Gobierno entre 2007 y 2014.
Los planes de Varsovia incluyen aumentar el contingente de sus fuerzas armadas de los 172.500 soldados actuales a 300.000, incluidos los efectivos de las llamadas «asociaciones de defensa de la patria» o cuerpos de voluntarios. Los plazos no se han concretado aún, como tampoco lo han hecho los relativos al reforzamiento de sus fronteras con Bielorrusia –un total de 400 kilómetros- o con el enclave ruso de Kaliningrado –220 kilómetros--. En 2021, Polonia construyó una valla de 180 kilómetros en su división con Bielorrusia, entonces en medio de la alarma creada por la llamada «guerra híbrida» o llegada de inmigración irregular impulsada por el régimen de Minsk, principal aliado de Moscú. Ahora planea extenderla.
La amenaza desde Bielorrusia la forman ahora los miles de mercenarios del grupo Wagner que teóricamente están desplegados en ese país. Al margen de peligros abstractos, Polonia se despertó este martes con noticias alarmantes para sus fronteras procedentes de Ucrania: hubo ataques rusos tanto en Leópolis como en Lutsz, dos ciudades de la región fronteriza ucraniana. En Leópolis recibió el impacto del misil un bloque de viviendas, mientras en que en la segunda ciudad el objetivo era una fábrica sueca, con tres víctimas mortales.
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La 'lista de la compra' polaca o adquisiciones militares cerradas van de 48 cazas FA-50 a 180 carros blindados contratados con Corea del Sur para sustituir a sus equivalentes de fabricación soviética. También con Seúl cerró un acuerdo Varsovia para otros 800 tanques, parte de los cuales se fabricarán en Polonia, así como 800 obuses a cargo de la industria armamentística nacional entre 2024 y 2026.
De Estados Unidos ha adquirido 366 tanques del tipo Abrams, entre ellos 250 de su última versión, mientras que el resto son usados. Completarán asimismo el pedido de 32 cazas del tipo F35 cerrado en 2020 con Washington, su principal aliado. El papel fundamental para su defensa antiaérea corresponderá a 700 misiles del sistema Himars.
A la pregunta de cómo piensa pagar esta factura Polonia, la cuarta economía de la UE, suelen responder Duda, Morawiecki o Kaczynski con proclamas patrióticas. «Llevamos un año y medio con una guerra contra un país amigo, detrás de nuestra frontera este, para la que no vemos aún final. Los polacos nos defenderemos, y defenderemos Europa, tal como en 1920 detuvimos en el Vístula el avance bolchevique», afirmó este martes el presidente Duda.
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