Juan C. Barrena | Beatriz Juez | Olatz Hernández | Darío Menor | Joana Serra | Iñigo Gurruchaga | Asier Quintana
Domingo, 2 de junio 2024, 00:16
Veintisiete países, veintisiete realidades diferentes en torno a un proyecto inconexo. Todos los miembros de la Unión Europea se juegan mucho en la cita con las urnas del próximo domingo. Sobre ella planea el fantasma de un predecible crecimiento de la ultraderecha. La inmigración es el tema que más preocupa a los ciudadanos comunitarios, incluso por encima de la intranquilidad por la economía.
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La Unión Cristianodemócrata y sus hermanos bávaros de la Unión Socialcristiana serán los indiscutibles ganadores en Alemania al rondar el 30% de votos en todos los sondeos, el doble que los socialdemócratas o Los Verdes. Mientras, la ultraderecha de Alternativa para Alemania se desinfla acosada por escándalos de espionaje para Rusia y China, sobornos a sus candidatos por parte de esos países y declaraciones tan radicales que les han valido la expulsión en Estrasburgo del grupo parlamentario Identidad y Democracia que lidera el partido de Le Pen.
Francia aborda la última línea recta de la campaña con un claro favorito: Jordan Bardella, cabeza de lista de Agrupación Nacional. El partido de extrema derecha de Marine Le Pen obtendría el 34% de los votos, según los sondeos. La entrada en campaña del primer ministro, Gabriel Attal, no ha servido para que Valérie Hayer, candidata del partido del presidente, Emmanuel Macron, remonte. Se sitúa en el 15% de intención de voto. Ante el previsible batacazo, Macron se ha mostrado dispuesto a debatir con Le Pen. Ella aceptaría siempre y cuando el inquilino del Elíseo «ponga sobre la mesa su dimisión o la disolución de la Asamblea Nacional» si su partido fracasa en las urnas.
La ultraderecha antiislámica de Geert Wilders ha llegado por primera vez al Gobierno de Países Bajos gracias a un acuerdo con los liberales del Partido Popular por la Libertad y Democracia. La formación hasta ahora liderada por Mark Rutte se mantuvo en el poder durante trece años y estableció un fuerte cordón sanitario contra Wilders. Meses antes de las elecciones de noviembre, su sucesora, Dilan Yesilgöz-Zegerius, abrió la puerta a pactar con Wilders, lo que provocó una huida del voto de los liberales hacia la ultraderecha. La gran sorpresa de los comicios fue el recientemente creado Movimiento Granjero-Ciudadano, una plataforma populista que apoya a Wilders y que tiene su origen en las protestas agrarias convocadas en respuesta a las medidas medioambientales. Fueron el partido más votado en las elecciones provinciales -con una amplia victoria en todas las regiones, salvo en las más urbanas- y podrían entrar por primera vez en la Eurocámara.
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, afronta con tranquilidad la cita ante el amplio margen que le otorgan las encuestas frente a la oposición de izquierdas. A pesar de la competición interna de los últimos meses, los tres partidos que forman parte de la coalición conservadora que sostiene al Ejecutivo repetirán victoria, lo que les permitirá afrontar la segunda parte de la legislatura sin problemas. La división entre las dos grandes fuerzas de la oposición, el Partido Democrático y el Movimiento 5 Estrellas, hace que no se vislumbre una alternativa.
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El europeísta Donald Tusk puso fin el año pasado a una larga fase de dominio ultraconservador al imponerse con su bloque de centristas e izquierda moderada a Ley y Justicia (PiS), que durante ocho años representó la confrontación con Bruselas. El pulso no ha terminado: las municipales de abril mostraron cómo el PiS sigue firme en el campo. Los sondeos apuntan a una leve pero perceptible ventaja del europeísmo.
El 63,6% de los irlandeses participó en las europeas de 1979. Rondan en torno al 50% en este siglo. En aquellos primeros comicios la república envió a Bruselas a 12 diputados. Se presentaron 33 candidatos. Este año llama la atención su número: 74 para 14 escaños. Los elegidos de Fine Gael se unirán al grupo del Partido Popular y los del Fianna Fáil al Renew inspirado por Macron. En La Izquierda coinciden ahora Sinn Féin e independientes prorrusos.
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Bélgica replicará la fórmula de 2014 con la convocatoria de las elecciones regionales y federales el mismo día. Un 'superdomingo' en el que los ultranacionalistas flamencos del Aang Balang, que tienen como objetivo la independencia de la región de Flandes y una dura política antiinmigración, son favoritos en los sondeos con el 27%. El auge de la formación hace difícil la gobernabilidad en un país en el que la coalición de gobierno del liberal Alexander De Croo está sostenida por siete partidos y es conocida como 'la coalición Vivaldi', ya que está formada por los colores de las cuatro estaciones del compositor italiano, con socialistas, liberales, ecologistas y cristianodemócratas.
Estos comicios son los que menos movilizan a los ciudadanos del país ibérico. En las elecciones de 2019 se registró la peor tasa de abstención (68,6%) desde que entró en la UE. Se espera, como ha ocurrido en las urnas nacionales, que el partido de derechas Chega del presidente, Luis Montenegro, tenga un ascenso, aunque las encuestas dan ganador al socialismo con el 30% de los votos mientras la derecha obtiene el 20%.
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Para el primer ministro griego, el conservador Kyriakos Mitsotakis, se presenta una oportunidad para sacar pecho después de su amplia victoria en las generales. Su gran rival es la abstención, que se espera elevada ante la debilidad de las formaciones de la oposición. Syriza sigue desangrándose tras designar nuevo líder a Stefanos Kaselakis, que trata de mover a la coalición izquierdista hacia el centro, un espacio que se disputa con el Pasok, el histórico socialismo.
La ultraderecha representada por el Partido Liberal Austríaco lidera claramente los sondeos de la república alpina con un 27,8% de votos potenciales, cinco puntos más que el Partido Popular y el Partido Socialdemócrata, ambos con un 22,4%. Los liberales de NEOS y Los Verdes austríacos rondan el 12% de sufragios. La ultraderecha se encuentra al alza en Austria al alimentar su principal candidato europeo, Harald Vilimsky, mitos como la amenaza de una «invasión de refugiados» y criticar el «belicismo de la UE» por su apoyo a Ucrania. Su lema electoral para estos comicios, 'Acabar con la locura de la UE', subraya su euroescepticismo.
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Las encuestas vaticinan un empate en Chipre entre los conservadores de Nikos Christodoulidis, que ganó los comicios generales del año pasado, y las fuerzas progresistas. Con una campaña centrada en la inmigración ilegal, los analistas políticos prevén un crecimiento del partido de ultraderecha ELAM. En los comicios, que coinciden con las elecciones locales, habrá una mayor participación de candidatos turcochipriotas respecto a anteriores citas, aunque la eventual reunificación con la parte oriental del país, dependiente de Ankara, no ha tenido apenas hueco en la campaña.
Las europeas y locales se solaparán en Rumanía, que exige a estos comicios un alto cargo de la UE por «equilibrio geográfico». La coalición gobernante entre los socialdemócratas de izquierdas y los liberales de centro derecha se perfila capaz de obtener más del 40% de los votos.
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Rocío Mendoza
Cristina Cándido
Bulgaria acudirá por sexta vez a las urnas desde 2021 para elegir a sus representantes de la Asamblea Nacional mientras vota al mismo tiempo a sus representantes europeos. La marginación de la izquierda y la creciente fuerza de los partidos de derecha, desde la más liberal a la ultraderecha, constituirán la clave.
Históricamente el Ejecutivo luxemburgués se ha caracterizado por poner aplicar medidas de liberalización económica, justicia social y de respeto al medioambiente. En los comicios europeos la competencia se centrará en el Partido Popular Social Cristiano y el Partido Democrático, las dos principales formaciones de gobierno, aunque los sondeos apuntan a que los Verdes y el Partido Socialista Obrero Luxemburgués también lograrían una representación importante. Sin embargo, la participación de nuevas fuerzas políticas en estos comicios comunitarios podría alterar los resultados.
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El año pasado, en pleno proceso de integración en la OTAN, Finlandia dio un vuelco al apear del poder a la socialdemocracia representada por su primera ministra, la carismática Sanna Marin. Le sucedió una coalición liderada por el conservador Petteri Orpo y con la ultraderecha como aliada. Otro conservador, Alexander Stubb, redondeó ese dominio al ser elegido presidente. La socialdemocracia aspira ahora a tomarse la revancha y a dejar a derechistas y ultras luchando por el segundo puesto.
El parlamentarismo sueco aportó en 2022 un experimento: el conservador Ulf Kristersson accedió a primer ministro tras haber quedado tercero en las legislativas, mientras que los ultraderechistas Demócratas Suecos, en segunda posición, se resignaron a ser su apoyo externo. Los socialdemócratas, vencedores en votos, pasaron a la oposición. La prueba no parece haber dañado a ninguno: la socialdemocracia lidera los sondeos, seguida de los ultras y con los conservadores de terceros.
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La socialdemocracia danesa es un ejemplo de solidez entre el bloque de los países escandinavos, donde esa familia política ha caído sucesivamente de varios gobiernos de la región. Nadie hace sombra al partido de la primera ministra, Mette Frederiksen, ni se perciben sobresaltos para el próximo domingo en la correlación de fuerzas en Dinamarca. El problema es que cuesta reconocer a la mujer fuerte de Copenhague como una socialdemócrata: su política de asilo es tanto o más dura que la de otros gobiernos conservadores de su entorno.
Los resultados europeos se esperan contradictorios con el Gobierno actual. El movimiento conservador espera más votos que los socialdemócratas y la izquierda. En la misma fecha se realiza un referéndum para aprobar los cuidados al final de la vida, el cannabis para usos médicos y el voto preferencial para las parlamentarias.
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Apenas dos meses después de la victoria sin mayoría de la Unión Demócrata Croata y el ascenso del Partido Socialdemócrata, las europeas serán un medidor de la potencia del grupo de centroderecha. Las instituciones de la UE son vistas con buenos ojos por lo que los partidos buscarán aumentar su legitimidad. Según los medios, es muy probable que tanto izquierda como derecha obtengan buenos resultados.
Las encuestas vaticinan un resultado ajustado, en buena parte por la implicación en la campaña de la presidenta del Parlamento Europeo, la conservadora Roberta Metsola, que ha explotado la preocupación de muchos electores por la seguridad y la inmigración. La corrupción, que ha sacudido la política maltesa, constituye otro de los grandes temas de los comicios.
El próximo domingo acudirá a las urnas con la maquinaria de las 'fake news' a toda marcha y un mes después de la sacudida sufrida por el atentado contra su primer ministro, el populista de izquierdas prorruso Robert Fico. Fue reflejo de la polarización política extrema del país. Fico acababa de apuntalar su poder con la elección como presidente de otro prorruso, Peter Pellegrini.
El país celebra veinte años en la Unión Europea con el miedo al imparable auge que protagoniza la ultraderecha, entregada al ataque a los inmigrantes africanos y árabes. El presidente, Petr Pavel, apoya a Ursula Von der Leyen porque asegura que hay una «necesidad geoestratégica» de incorporar Ucrania, Moldavia y los Balcanes Occidentales al club comunitario.
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Lituania, país fronterizo con el militarizado enclave ruso de Kaliningrado y con el gran aliado de Moscú que es Bielorrusia, no cree en experimentos electorales. Su espectro parlamentario está sumamente fragmentado, pero si algo cohesiona a su clase política es la determinación a no permitirse debilidades frente al Kremlin. El atlantismo es casi una doctrina indiscutible en un país que clama por reforzar su defensa y que brinda su territorio al estacionamiento permanente de tropas de la OTAN. La socialdemocracia lidera los sondeos.
Letonia, como la vecina Lituania, se caracteriza por su extrema fragmentación política, lo que favorece que un porcentaje por debajo del 20% pueda elevar a un partido a la posición de victorioso. Éste es el caso de Alianza Nacional, una formación integrada en la Eurocámara en el grupo de los Conservadores Reformistas Europeos, del que también forma parte el español VOX, la italiana Giorgia Meloni y el polaco Ley y Justicia. Los sondeos le pronostican la primera posición, con un 18% de los votos.
Estonia es el país de la UE con más alto porcentaje de población de origen ruso. Un 25% de sus 1,3 millones de habitantes tienen raíces rusas, un porcentaje que llega al 90% en la ciudad fronteriza de Narva. Enviará un fuerte aporte de voto ruso -unos 250.000 electores- hacia Europa. A ello se suma que en esta antigua república soviética se implantó un sistema online en 2005 y son potencialmente víctimas de ciberataques.
Un exmiembro del partido del primer ministro nacionalista, Viktor Orbán, se ha convertido en el principal escollo del mandatario para las elecciones de 2026. Los resultados de estos comicios serían el primer examen para la oposición. Las encuestas muestran que el Fidesz, el partido del jefe del Gobierno, superará a sus adversarios pese a la caída de su popularidad.
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