Un pasajero alemán muere en pleno vuelo desde Tailandia expulsando «litros de sangre»

Dos pasajeros sentados en la última fila contaron que el ciudadano alemán ya sentía dolores antes de que despegara el avión. Al parecer, sufría «sudores fríos» y una «respiración» agitada. La alarma se extendió y dieron aviso al capitán del vuelo. A través de la megafonía se preguntó si había algún médico en el pasaje. Y había uno, de nacionalidad polaca. El facultativo, que apenas se defendía en inglés, se acercó al pasajero con molestias y tras examinarlo dio el visto bueno para que iniciara el viaje, que tenía una duración prevista de 12 horas sin escalas.

«Luego le trajeron un poco de manzanilla, pero ya escupía sangre en la bolsa que le había facilitado su esposa», relata un testigo. Ya con la aeronave en el aire, el estado del hombre continuó deteriorándose. Un hilo de sangre empezó a salirle por la boca y la nariz. El flujo fue en aumento hasta manchar la tapicería y la pared de la cabina.

Las azafatas trataron de reanimarlo sin que el pasajero reaccionara. «Dentro del avión reinaba un silencio absoluto», apunta uno los viajeros. Cuando se confirmó el fallecimiento, hora y media después del despegue, el comandante decidió girar y volver a Bangkok. Los pasajeros fueron reubicados en otros vuelos sin pasar ningún examen médico ni tener que someterse a una cuarentena. En algunos medios se especuló con la posibilidad de que todo se debiera a algún virus.