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El futuro político del exprimer ministro, Boris Johnson, se ensombrece, porque habría engañado a la Cámara de los Comunes del Parlamento británico, según los indicios que ha encontrado el Comité de Privilegios. Encargado desde abril de investigar las palabras de Johnson durante la pandemia, su ... informe final será analizado por el pleno, que podría sancionarle con una amonestación o la pérdida de su escaño.
«La expectativa es que, cuando la Cámara escucha a los ministros, lo que está escuchando es la verdad tal como la entiende el ministro», escriben en su informe los miembros del comité, designado de tal modo que refleja la composición de los escaños. «La Cámara analiza legislación y somete a escrutinio la actividad del Gobierno sobre la base de que lo que se le dice es correcto», añaden.
El respeto a la verdad parece un requisito en quienes son responsables de la política y el Parlamento británico presume que se cumple. No se puede acusar a otro diputado de mentir. A quien lo hace la presidencia le incita inmediatamente a retirar lo dicho y, si persiste en la acusación, es 'nombrado', expulsado del recinto parlamentario durante un día.
El informe del comité recuerda que Johnson pudo recurrir al mecanismo para subsanar errores: ministros del Gobierno corrigen lo que han dicho en una sesión anterior en un promedio de unas cien veces cada año. «El Parlamento espera y requiere sinceridad y transparencia proactivas. Son necesarias para que la Cámara haga su trabajo adecuadamente», escriben.
La tarea del comité es analizar qué dijo Johnson en los Comunes sobre las fiestas del 'partygate', averiguar si lo que dijo era correcto o un engaño, cuándo y cómo se corrigió en el caso de error y, en caso de engaño, si se trata de un caso de desprecio al Parlamento, por impedir las funciones de la Cámara. La investigación se ha desarrollado hasta ahora a puerta cerrada.
La ambición de Johnson de volver al 10 de Downing Street ya era matizada por aliados y enemigos, recordando las cuentas pendientes de un líder que fue derrocado del poder como el fin de la gula de Míster Creosote en la película 'El sentido de la vida'. El hartazgo de los suyos lo derribó por una mentira tan liviana como el finísimo 'After Eight' que revienta al antihéroe de Monty Python.
La investigación del Comité de Privilegios ha analizado si Johnson mintió al Parlamento sobre un asunto moral irritante. Tiene que demostrar que el exprimer ministro conocía las reglas sobre alejamiento social de su Gobierno, para evitar la propagación del virus. Que las incumplió y luego afirmó en el Parlamento que las había cumplido.
Se basan en entrevistas, correspondencia y los datos de la investigación de la alta funcionaria Sue Gray sobre las fiestas que se celebraron en Downing Street. La Policía también investigó, y emitió 126 multas. Johnson fue el primer jefe de Gobierno multado en su ejercicio. También fue sancionado el actual primer ministro, Rishi Sunak, entonces responsable de Hacienda, por acudir a la fiesta de cumpleaños de su jefe.
El comité ha pedido a Johnson que les dé una fecha para dar testimonio. Será interrogado sobre su afirmación, el 1 y el 8 de diciembre de 2021, de que «todas las normas fueron cumplidas» en Downing Street. El comité dice que, en ruedas de prensa, Johnson las explicó correctamente. Pero, cuando entraba en su oficina-domicilio, vio fiestas en su oficina de prensa y participó en otras.
El 8 de diciembre se extendió en sus explicaciones. «Se me ha asegurado repetidamente que no se quebró ninguna regla», dijo a la Cámara. Según el comité, esa frase fue inventada en la oficina de prensa por un publicista fichado por Johnson para contestar a las preguntas de periodistas. Habían descubierto la organización de fiestas que parecían ilegales.
El último indicio de desprecio al Parlamento que identifica el comité es la insistencia de Johnson en que los diputados tenían que esperar a la culminación de la investigación de la funcionaria Sue Gray. Pero él ya tenía conocimiento de fiestas en las que había participado. Para añadir más morbo al episodio, el Partido Laborista ha contratado a Gray como jefe de Gabinete de su líder, Keir Starmer.
El eurodiputado Jacob Rees-Mogg, hincha de Johnson, ha llegado a la conclusión de que el 'partygate' fue en realidad «una trampa de la izquierda». Otros 'tories' están enrabietados porque Gray muestre indiferencia por la supuesta neutralidad partidista del funcionariado. Un comité presidido por un diputado conservador dirá el tiempo que Gray debe esperar antes de tomar posesión de su nuevo puesto.
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