El Papa visita por primera vez Mongolia en un viaje con vistas a China y Rusia

Bergoglio se pasará casi diez horas de vuelo hasta llegar a Ulán Bator, la capital de este país asiático, donde los católicos son una pequeñísima minoría. No llegan a 1.400 y constituyen el 0,04% de la población. El resto profesa de manera mayoritaria el budismo o se declara atea. Los fieles locales a la Iglesia de Roma están encabezados, eso sí, por un cardenal, el misionero italiano Giorgio Marengo, que trata de reavivar el catolicismo en un país donde llevaba siglos desaparecido y que afrontó siete décadas de ateísmo de Estado durante el período comunista. Con una Iglesia pequeña, remota, minoritaria y perseguida, Mongolia encaja a la perfección en el perfil de nación que le gusta visitar a Francisco, como ha demostrado en muchos de los 43 viajes apostólicos que lleva en sus diez años de pontificado.

«El Papa va a Mongolia para dirigir palabras de ánimo y de esperanza a la realidad eclesial local, que ofrece una importante contribución en el campo de la convivencia», señaló el portavoz vaticano, Matteo Bruni. El diálogo con otras religiones, además de la denuncia de los efectos del maltrato al medio ambiente en el país debido a la minería, constituyen algunos de los temas que se espera que tenga presentes en sus discursos el Pontífice. También suscita interés el mensaje que enviará a las autoridades chinas cuando el avión papal sobrevuele el espacio aéreo del gigante asiático. No pasará, en cambio, por el espacio aéreo de Rusia, fronteriza igualmente con Mongolia.

Aunque la Santa Sede y Pekín interrumpieron sus relaciones diplomáticas en 1951, ambos países firmaron hace cinco años un histórico acuerdo para desatascar el nombramiento de obispos locales. Aquel pacto, que ha sido renovado sin que se conozcan públicamente sus detalles, ha sido muy criticado por una parte de los católicos chinos, al considerar que el Vaticano se ha plegado a las exigencias de un régimen que no garantiza la plena libertad religiosa.

En una muestra más de que por el momento no tiene ninguna intención de renunciar al pontificado, Francisco anunció este miércoles la publicación de un nuevo texto magisterial. Se trata de una exhortación apostólica dedicada a la protección del medio ambiente, un tema presente durante su papado. El Pontífice aprovechó el período de descanso en julio para ultimar este documento que verá la luz el próximo 4 de octubre, festividad de San Francisco de Asís, del que Bergoglio tomó su nombre como obispo de Roma.