Viktor Orbán, primer ministro de Hungría, en la última cumbre de líderes de la UE en Bruselas. Johanna Geron/Reuters

Ganar a Orbán

Con cuatro mandatos a sus espaldas, el líder húngaro aprovecha todas las ventajas de la integración económica en la UE y no acepta las reglas de juego políticas y jurídicas

La Unión Europea tiene que aprender a gestionar mejor la oposición de Viktor Orbán a sus proyectos estratégicos, que no es otra cosa que un reflejo claro de su negativa a respetar principios y valores europeos. Esta semana nos hemos vuelto a asomar al precipicio ... de no poder seguir apoyando a Ucrania en un momento decisivo de la guerra por el veto del primer ministro húngaro. Por muy pro-ruso que sea Orbán, lo ha levantado cuando ha visto que conseguiría a cambio más ayudas europeas.

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Con cuatro mandatos a sus espaldas, se siente como el adulto en la habitación del Consejo Europeo, un viajero sin billete que aprovecha todas las ventajas de la integración económica y no acepta las reglas de juego de la integración política y jurídica. Controla con mano férrea todo lo que pasa en Hungría, sin respetar la independencia judicial o derechos fundamentales básicos como la libertad de expresión, de información y de enseñanza. Ha desarrollado un sistema clientelar, financiado en buena parte con dinero europeo, que hace muy difícil desbancarle del poder.

Sin embargo, el mejor camino para ganar a Orbán son las elecciones, como ha ocurrido en Polonia el año pasado. Los demás instrumentos para mandarle al banquillo pueden servir para lo contrario y darle aún más oxígeno. En Bruselas se ha especulado estos días con poner en marcha el artículo 7 del Tratado de la UE, que permitiría suspender a Hungría de su derecho de voto en el Consejo. Es una opción poco realista, ya que exige la unanimidad de los demás Estados miembros. Orbán es además experto en presentarse ante su población como la víctima de una Unión Europea que no respeta la soberanía y la identidad húngara y no hay que darle esta baza.

En Bruselas se ha especulado estos días con poner en marcha el artículo 7 del Tratado de la UE, que permitiría suspender a Hungría de su derecho de voto en el Consejo

Otra forma de marginarlo es avanzar en la integración europea sin su país, a través de la cláusula de flexibilidad que permite tomar decisiones entre veintiséis países o menos, o pactando acuerdos fuera de los tratados sin el Gobierno de Budapest. El camino de bloquear los fondos europeos que corresponden a Hungría si no mejora en su respeto al Estado de Derecho también es eficaz, pero esta presión debe ser manejada con firmeza y una exigencia alta sobre las rectificaciones necesarias de su deriva autocrática.

Jan-Werner Müller al analizar el liderazgo de Orbán explica que «su problema es nuestro problema», porque sin disfrutar de los recursos y ventajas de la Unión Europea no habría llegado tan lejos. Es hora de cerrarle el grifo y de conseguir que las urnas más pronto que tarde jubilen a este amigo de Vladímir Putin.

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