Operación 'Ensuciar a Starmer'

Por ejemplo, Starmer logró compensaciones para dos presos, 5.800 euros a uno del IRA y 2.900 a un condenado por robo a mano armada que participó con otros cuatro en una evasión violenta de la cárcel. Fueron detenidos inmediatamente y maltratados físicamente. El juez que aceptó la petición de compensaciones dijo en la sentencia: «Quien quiebra la ley no pierde su protección». El diario 'Telegraph' afirma que los costes legales del Estado –que era en ese tiempo más generoso con la subvención para contratar abogado– fueron de 580.000 euros, mientras la compensación al guardia herido en la fuga fue de 12.700.

Starmer representó asimismo a un condenado por asesinar a un policía que quedó paralítico en el tiroteo. Alegó que le habían retenido más allá del tiempo señalado para su puesta en libertad, pero el juez rechazó la demanda.

También representó a Abú Qatada en el Tribunal de Estrasburgo contra su deportación. Fue un episodio más de una larga serie inglesa sobre el clérigo jordano asilado en el Reino Unido, identificado como importante miembro en la red europea de Al-Qaida, pero nunca acusado ni juzgado porque su corte tendría que tener en cuenta confesiones obtenidas en otros países mediante tortura.

Starmer asistió además a un abogado que denunció numeroso casos de tortura y asesinato supuestamente cometidos por militares británicos en Irak y sobre la demanda de unos pacifistas para que los impuestos que debieran pagar al Estado no se destinasen a actividades militares. El letrado fue descalificado para ejercer y responderá en 2024 a acusasiones de fraude.

El ahora líder laborista logró la libertad de un hombre sentenciado a diez años por múltiples delitos graves porque la ley entonces vigente exigía la excarcelación de presos que habían cumplido tres cuartos de su condena. El 'Telegraph' destaca que, como consecuencia del éxito de Starmer en ese caso, se dejó en libertad a otros quince reclusos, algunos con delitos sexuales y contra menores.

Finalmente, el abogado británico, a quien sus padres pusieron el nombre de Keir por el fundador del Partido Laborista, Keir Hardie, y que publicó artículos promotores del socialismo, logró impedir la prohibición en Alemania del movimiento islamista Hizb ut-Tahrir mediante un recurso ante el Tribunal de Estrasburgo. El grupo no está vetado en el Reino Unido.

Starmer fue abogado en una rama del Derecho que irrita ahora a conservadores radicales y brexiters, además de a juristas que culpan al tribunal que vela por la Convención Europea de extender el ámbito de los derechos en sus sentencias sin que se haya negociado por los países miembros una renovación del marco legal de los derechos humanos.

Pero las acusaciones que se repetirán en el nuevo año contra la conducta moral de Starmer durante su tiempo como abogado son oportunistas. Antes de su nombramiento como director de la Fiscalía de la Corona en 2008, era un 'barrister'. Ese estatus permite representar a clientes ante un tribunal, mientras que el 'solicitor' hace la gestión previa.

La aceptación de clientes se rige por la 'regla de la cola de taxis'. Si un 'barrister' conoce el área legal que afecta al caso, ejerce a menudo en el tribunal designado y le van a pagar las cantidades habituales, debe aceptar al primero que llega a su despacho. Un portavoz de Starmer ha puntualizado al 'Telegraph'que no actuó por simpatía con sus defendidos.

El líder del Partido Laborista hace todo lo que puede para atraer votos de gente moderada. Ese intento de ocupar el centro, que el laborista Tony Blair aprendió de las campañas de Bill Clinton, va contra las estrategias electorales más recientes, que fomentan la división para fortalecer identidades ideológicas. Pero Starmer persiste en su vía ecléctica. El 2 de diciembre publicó en el mismo 'Telegraph' un artículo en el que reconocía méritos de Margaret Thatcher, como hizo el candidato Blair de 1997. También ha visitado con casaca de camuflaje el despliegue de fuerzas británicas en Estonia. Es el patriotismo del que carecía su predecesor, Jeremy Corbyn.