Los fallecidos en las inundaciones en Alemania se elevan a cinco tras el hallazgo del cuerpo de una mujer atrapada en su coche

Anteriormente tres personas habían muerto ahogadas en los sótanos de sus viviendas, donde quedaron atrapadas, así como un bombero que se vio arrastrado por las aguas. Continúa la búsqueda de otro bombero desaparecido en la noche del sábado cerca de la localidad de Offingen tras volcar la lancha de rescate en la que viajaba junto a otros cuatro compañeros que pudieron ponerse a salvo. No existen esperanzas de encontrarle con vida, aunque el objetivo es localizarle con la ayuda de helicópteros y drones.

Entre tanto, el Servicio Meteorológico Alemán ha informado de que en los últimos días ha caído tanta agua en algunas regiones como no sucedía desde hace un siglo. Unas treinta estaciones meteorológicas han ofrecido esos datos en una amplia zona que va desde el noreste de la ciudad de Augsburgo hasta el lago de Constanza. Este martes se espera que el Danubio, en el que confluyen la mayoría de los ríos desbordados, alcance máximos en el nivel de su caudal, agravando las inundaciones que se registran ya en localidades como Ingolstadt, Ratisbona, Kelheim o Passau.

La compañía ferroviaria alemana Deutsche Bahn continúa además con problemas para mantener su servicio, ya que muchos tramos en Baviera y Baden-Württemberg se encuentran anegados o el firme que soporta los raíles ha sido socavado por las aguas. Las inundaciones han obligado a cerrar fábricas como la de Audi en Ingolstadt y centros educativos en numerosas localidades. Los bomberos de las regiones afectadas se encuentran al límite y en muchos casos desbordados por la situación catastrófica en varios distritos.

«Inundaciones de este tipo, con el alcance y las dimensiones actuales son únicas. Nunca habíamos vivido algo así», señaló el jefe de la Asociación de Bomberos de Baviera, Johann Eitzenberger, quien destacó que solo en ese Estado federado «están actuando a diario desde el viernes más de 30.000 voluntarios, tratando de evitar o minimizar los daños». Aunque la situación se encuentra actualmente bajo un cierto control, Eitzenberger reconoció que las riadas pueden deparar aún sorpresas. «Serán necesarias muchas actuaciones especiales, como por ejemplo para retirar el combustible de las calefacciones de numerosos sótanos anegados», añadió.

Las lluvias y riadas han destruido también una buena parte de las ruinas del castillo de Falkenstein, en la localidad bávara de Flintsbach. Unos cincuenta habitantes tuvieron que ser evacuados de sus domicilios ante el peligro de que los desprendimientos afectaran a sus viviendas. Situado cerca de la frontera con Austria, este edificio, construido en el siglo XIV, es un lugar de peregrinación turística y parte de sus muros han sido derrumbados y arrastrados por una riada.

La crecida de los ríos comienza a afectar también al oeste del país y ha obligado a suspender la navegación fluvial en el alto y medio Rin, según anunciaron fuentes de la autoridad fluvial. «Numerosos barcos, en su mayoría cargueros, se han visto obligados a buscar puerto y tendrán que esperar a que baje de nuevo el nivel del agua para continuar viaje», agregó el portavoz, quien comentó que la suspensión afecta al tramo del mayor río alemán que va desde la frontera con Suiza hasta la localidad de Bingen, más allá de las ciudades de Maguncia y Wiesbaden. El corte del tráfico fluvial tiene como fin evitar daños en edificios ribereños con el oleaje que levantan las embarcaciones. El Rin es una de las vías de navegación más importantes de Alemania para el transporte de cereales, carbón y combustibles.