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Beatriz Juez
París
Sábado, 2 de diciembre 2023
Horas después del asesinato el sábado de un turista germano-filipino a manos de un terrorista islamista en París, el puente de Bir-Hakeim, escenario del crimen, volvía a estar lleno de turistas, parisinos, corredores, ciclistas, instagramers y fotógrafos profesionales que tomaban imágenes de pedidas ... de mano o de boda con la Torre Eiffel de fondo, ajenos al drama de la noche anterior. A la entrada del paso había varios ramos de flores en una valla metálica junto a un cartel que indica la dirección de las estaciones de metro de Passy y Bir-Hakeim-Torre Eiffel. En el suelo había sangre. Nadie la había limpiado. El cordón policial, que impedía horas antes el tránsito de viandantes, ciclistas y vehículos, había desaparecido.
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«Es un lugar donde la gente viene a hacerse fotos de boda más que a que les apuñalen», explicaba Marc mientras se disponía a atravesar el puente en dirección al barrio de Passy con su carrito lleno tras realizar la compra en el mercado de Grenelle. Este parisino, que pasa muy a menudo por esta zona, aseguraba estar «sorprendido» y «en shock» tras el atentado, en el que resultaron heridas otras dos personas. A él, que se enteró de lo ocurrido por la mañana al leer el periódico, le parece «horroroso» pensar que «le puede pasar a cualquiera en cualquier parte».
A pocos metros de distancia, Karolina, una turista polaca que vive en Inglaterra, posaba feliz junto a su novio mientras sostenían cada uno un cruasán gigante con la mano y hacían amago de comérselo con la Torre Eiffel a lo lejos. «Nuestra familia nos envió un link con la noticia (del atentado) porque estaban preocupados por nosotros», cuenta ella, que celebraba en París su cumpleaños. «Da miedo. No puedo ni imaginar lo que debe sentir la familia (de la víctima) en este momento», resumía.
El pintoresco puente de Bir-Hakeim fue escenario el sábado de un atentado terrorista islamista. Armand Rajabpur-Miyandoab, un francés de 26 años de origen iraní, agredió a un grupo de tres personas de procedencia filipina en el muelle de Grenelle, a la entrada del viaducto. «Dio tres puñaladas y cuatro martillazos» a un turista de 23 años con doble nacionalidad, alemana y filipina, que falleció poco después por la gravedad de las heridas, precisó este domingo en rueda de prensa el fiscal Antiterrorista de la República, Jean-François Ricard. Los dos acompañantes de la víctima mortal no sufrieron lesiones físicas, pero están «bajo shock» y no han sido por ahora interrogadas por la policía Francesa.
El agresor, que huyó por el puente, hirió en la cabeza con un martillo a otras dos transeúntes, un británico y un francés. Ambos ya han sido dados de alta tras recibir atención médica. La Policía le detuvo en el barrio de Passy con la ayuda de una pistola táser. El atacante, que amenazó a los agentes, dijo que llevaba explosivos, lo que resultó falso. Otras tres personas de su familia o su círculo han asimismo arrestadas para ser interrogadas.
Tras el ataque, la Fiscalía Antiterrorista asumió el caso y abrió una investigación por «asesinato en relación con una empresa terrorista», «tentativa de asesinato en relación con una empresa terrorista» y «asociación de malhechores terroristas». El sospechoso, que tenía antecedentes penales y sufría problemas psiquiátricos, procedía de una familia no religiosa, pero se había convertido al Islam al cumplir la mayoría de edad en 2015 y después se había radicalizado. De hecho, durante su ataque gritó dos veces «Allah akbar» (Alá es grande), según confirmó el fiscal, y momentos había grabado un video «en árabe» en el que juraba lealtad al Estado Islámico. En sus redes había numerosas publicaciones sobre Hamás, Gaza y Palestina.
El agresor había sido condenado a cinco años de prisión por planear un atentado frustrado y salió de la cárcel en 2020. Ya en la calle recibió atención psiquiátrica durante un tiempo. Su nombre aparecía en el famoso 'fichero S' por su radicalización islamista. El atacante mantuvo contacto con varios yihadistas a través de las redes sociales, entre ellos, Abdoullakh Anzorov, asesino del profesor Samuel Paty, decapitado hace tres años por haber enseñado en clase las caricaturas de Mahoma. A finales de octubre, su madre se mostró inquieta ante las autoridades francesas sobre el comportamiento de su hijo, pero «ningún elemento permitió suscitar nuevas persecuciones penales», explicó Ricard.
Una persona radicalizada con problemas psiquiátricos es «difícil de seguir», reconoció en televisión el prefecto de la Policía de París, Laurent Nuñez. «A veces se barajan las cartas y hacen que los análisis de los servicios de Inteligencia sean más difíciles», concluyó.
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