John Prescott, antiguo viceprimer ministro británico. EFE

Muere John Prescott, obrero simbólico del laborismo de Tony Blair

El político, de 86 años, fue viceprimer ministro durante una década

Iñigo Gurruchaga

Corresponsal. Londres

Jueves, 21 de noviembre 2024, 15:38

Líderes políticos británicos han recordado la personalidad de John Prescott, que fue durante una década viceprimer ministro del Gobierno británico. Falleció el miércoles, rodeado de su familia, con la música de jazz a la que era aficionado como sonido de fondo, en una residencia en ... la que estaba siendo cuidado de la enfermedad de Alzheimer. Tenía 86 años.

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Prescott era el representante de la clase obrera en la élite de un partido que cambió su programa y su nombre, por el de Nuevo Laborismo, para atraer a las clases medias y acabar con la sequía electoral que los laboristas habían padecido durante la era conservadora guiada por Margaret Thatcher. Uno de los impulsores de la reforma, Peter Mandelson, ha descrito al fallecido como «el cemento del nuevo laborismo».

Nació en una familia obrera y sus estudios iniciales fueron como cocinero. A los 15 años se alistó en la tripulación de una compañía de cruceros. Pronto fue el responsable de la rama sindical en la compañía. Y con el paso del tiempo se convirtió en un miembro destacado del movimiento sindical, que financiaba la existencia del Partido Laborista.

Prescott era el barómetro de los sentimientos sindicales o de las bases izquierdistas del partido sobre las reformas que emprendía el primer ministro Tony Blair. Como ocurre ahora con la viceprimer ministra, Angela Rayner, Prescott representaba la conexión con la tradición obrera del laborismo, aunque el número de diputados que representan esa tradición ha caído notablemente.

En su trayectoria como gobernante, quizás lo más destacado fue el impulso inicial a un plan integral de transporte, que contemplaba el desarrollo de los servicios públicos y la reducción del uso de vehículos privados. La otra iniciativa notable fue extender la descentralización emprendida en Escocia, Gales e Irlanda del Norte a la región inglesa de Yorkshire. Pero la población rechazó la creación de un Parlamento regional.

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Humor clasista

Sus discursos parlamentarios eran toscos como consecuencia parcial de su dislexia. Y las contradicciones le debilitaban. El ministro que estaba empeñado en un plan de reducción del uso de automóviles tenías dos 'Jaguar' y fue fotografiado por todas las cámaras del país recorriendo 300 metros entre el hotel que ocupaba en Bournemouth y el salón de convenciones en el que su partido celebraba una asamblea.

La prensa disfrutó especulando con que el duro ministro laborista se había rendido ante su esposa Pauline, cuyos exuberantes peinados, tacones e impecables vestidos chocaban con la austeridad estilística de las modernas dirigentes izquierdistas. Pauline se habría negado tajantemente a recorrer el tramo de cornisa con un clima que podía arruinar su plan del día.

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En las elecciones de 2021, un hombre que aguardaba la salida de los dignatarios de un mitín en el norte de Gales le arrojó un huevo. Prescott, de joven boxeador, le dio un puñetazo. Blair lo justificó porque «John es John». A Prescott le hubiese gustado también dar un puñetazo a Nicholas Soames, nieto de Winston Churchill, que interrumpía debates parlamentarios para mofarse del pasado del viceprimer ministro como camarero gritándole desde su escaño: «¡Giuseppe, un gin tonic para mí!.

Prescott criticó a Blair, tras salir del Gobierno, por su rol en la invasión de Irak. Y apoyó al radical Jeremy Corbyn cuando le acusaban de traición a la patria o de antisemitismo. En el historial más oscuro de John Prescott, se cuentan acosos a mujeres que ocupaban posiciones menores.

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