Alex Salmond comenzó a interesarse por la política en su etapa universitaria. Reuters

Muere Alex Salmond, el ángel caído del independentismo escocés

El ex primer ministro y artífice del referéndum de 2014 falleció este sábado a los 69 años tras ofrecer un discurso en un hotel de Macedonia del Norte

Iñigo Gurruchaga

Corresponsal. Londres

Sábado, 12 de octubre 2024

Alex Salmond, el líder escocés que estuvo más cerca de lograr la independencia de su país, falleció este sábado súbitamente en Macedonia del Norte tras pronunciar un discurso en un hotel. Las primeras informaciones apuntaban a un ataque al corazón como motivo del fallecimiento. Tenía ... 69 años y estaba casado con Moira McGlashan, de 87, a quien conoció compartiendo tareas en la Administración británica en Escocia, anterior a la devolución de la autonomía.

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La clase política del Reino Unido reaccionó a su fallecimiento reconociendo el impacto de la figura de Salmond. La bandera escocesa fue arriada en el Parlamento de Edimburgo. El ministro principal, John Swinney, que formó parte del pequeño grupo que lideró el avance del Partido Nacional de Escocia (SNP), recordó «su trabajo sin descanso y la lucha sin miedo por el país que amaba, y por su independencia».

El primer ministro británico, Keir Starmer, describió a Salmond como «una figura monumental en la política de Escocia y del Reino Unido, que dejará un legado duradero». Rishi Sunak, líder en funciones del Partido Conservador y anterior 'premier', elogió «su pasión» por lo público. El jefe de los laboristas en Escocia, Anas Sarwar, destacó su papel «central durante tres décadas, cuya contribución al paisaje político de Escocia no puede exagerarse».

Salmond creció en Linlithgow, una pequeña localidad con historia medieval en el cinturón central de Escocia, el segmento más populoso del país, y estudió en la Universidad de Saint Andrews, foco de gestación de un nacionalismo más moderno que la versión heráldica. Allí se unió a las filas del SNP y promovió pronto una corriente más radical. Ejerció como economista del petróleo en el Royal Bank of Scotland y fue un apostador regular en las carreras de caballos.

A la primera

La tendencia al riesgo le llevó a presentarse como candidato a encabezar el SNP en cuanto la asamblea de miembros del partido aceptó el regreso de la facción izquierdista de Salmond y otros. Obtuvo el liderazgo con facilidad en el primer intento. Su extraordinaria astucia para la política estuvo acompañada de la más ruda conducta. Caminando por los pasillos del Parlamento era capaz de lamentar en su conversación con un periodista que su afán de independencia era frenado «por idiotas como este», asegurándose de que el rival, el laborista Alistair Darling, oía su insulto en voz alta.

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Paso atrás

Político astuto y rudo en sus formas, el antiguo líder del SNP dimitió tras ganar el 'no' a la soberanía

Última etapa

Fue absuelto de varios delitos sexuales y probó suerte en el teatro y en una radio vinculada al Kremlin

Darling y Salmond tuvieron protagonismo en los debates del referéndum de 2014, que fue el apogeo del político fallecido. David Cameron, antiguo primer ministro británico, había pactado una consulta que le parecía inevitable tras obtener el SNP una mayoría absoluta en el Parlamento escocés. El 'sí' perdió en las urnas por algo más de diez puntos.

Tras conocerse el resultado, Salmond dimitió como ministro principal y líder del partido. Para entonces ya había adiestrado en las artes de la política a una joven abogada, Nicola Sturgeon, a quien entregaría el relevo. En una curiosa evolución de la psicología de los escoceses, la afiliación al SNP se multiplicó. Su sucesora logró también mayorías absolutas.

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El exlíder del SNP con su sucesora, Nicola Sturgeon. EFE

Pero, ¿cuándo iba el partido a lograr el objetivo que justificaba su propia existencia? Salmond reprochaba a su sucesora que no hubiese aprovechado la coyuntura del Brexit, que causó dos años después del referéndum una grieta aún mayor entre la población escocesa, que se opuso a la marcha de la Unión Europea, y una mayoría inglesa que la impuso. Eran especulaciones sobre un pasado que no era ya reconocible. Además, Sturgeon, casada con el consejero delegado del SNP y ministra principal, gestionó mal la acusación que pesaba sobre su maestro político por delitos sexuales contra varias mujeres que habían trabajado con el líder de la independencia. Su 'maestro' fue absuelto y el Gobierno tuvo que pagarle los costes de sus abogados, unos 700.000 euros. La quiebra del partido combinaba lo político y lo personal.

Un nuevo partido

Sin escaño en Londres ni Edimburgo, Salmond organizó espectáculos de teatro en los que comentaba la política británica. Hablaba, por ejemplo, sobre la repugnancia que le causaba que Tony Blair no fuese juzgado por la invasión de Irak. Asombró más tarde que aceptase la oferta de tener un programa en Russia Today, una radio asociada al Kremlin.

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En las evocaciones sobre su carrera destacaba su disfrute del tiempo que ejerció como jefe del Ejecutivo de Edimburgo. Un candidato conservador al liderazgo del partido en Escocia afirmaba recientemente que había sido el mejor gabinete en la historia del país. Desde allí Salmond había descendido al liderazgo de un nuevo partido, Alba, que pinta muy poco en las elecciones.

Con rostro hinchado y mirada gastada, el político incesante de la independencia escocesa proponía hace unas semanas la idea de que, en las elecciones autonómicas de 2026, el decaído SNP y el diminuto Alba se concentrasen en un esfuerzo común para evitar la victoria laborista y también apostaba por un referéndum sobre si los escoceses querían que su Parlamento tuviera poder de convocar una consulta.

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