Miles de campesinos bloquearon este lunes los accesos a las autopistas en numerosos puntos de toda Alemania y colapsaron grandes ciudades con sus tractores y maquinaria agrícola pesada para protestar contra la política de recorte de subvenciones del tripartito que dirige el canciller federal, el ... socialdemócrata Olaf Scholz. Los agricultores, a los que se ha sumado el sector del transporte por carretera, tienen intención de celebrar sus protestas toda esta semana. La acción masiva culminará el 15 de enero con un gran mitin en la capital alemana.
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Tan solo en Múnich más de 7.000 tractores tomaron el centro de la ciudad, mientras en Berlín otros 550 más, apoyados además por otros vehículos pesados de transporte como grandes camiones, se concentraron en la avenida que conduce desde la Columna de la Victoria a la Puerta de Brandeburgo paralizando el tráfico en el corazón de la capital alemana. Los agricultores madrugaron y comenzaron a cortar carreteras y los accesos a las autopistas a las 04.00 horas locales, en plena madrugada y en la oscuridad de la noche, pese a las bajas temperaturas que se registran en todo el país, en algunos lugares de hasta 15 grados bajo cero.
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Las distintas acciones convocadas de norte a sur y este a oeste de Alemania tuvieron en algunos casos consecuencias graves, como cuando un centenar de tractores invadieron la autopista A1 a la altura de la localidad de Vechta y en dirección a Hamburgo, bloqueando sus tres carriles y provocando «situaciones de grave peligro para el tráfico rodado», según informó la Policía, que se vio obligada a desviar la circulación hasta que se disolvió la protesta. En la ciudad de Emden, Volkswagen tuvo que paralizar la cadena de montaje y suspender la producción de vehículos, ya que la mayoría de los trabajadores del turno matutino no llegaron a sus puestos de trabajo y se vieron atrapados en las barreras formadas por tractores.
El ministro federal de Economía, el verde Robert Habeck, mostró su comprensión por la «ira y decepción que reinan entre los agricultores», pero advirtió contra elementos extremistas que quieren aprovechar las protestas campesinas para su causa, como neonazis, ultraderechistas y seguidores de teorías conspirativas. También los servicios interiores de inteligencia advirtieron de que ultraderechistas tratan «permanente y consecuentemente de socavar todo tipo de legítima protesta ciudadana». A su vez el secretario general de los socialdemócratas, Kevin Kühnert, pidió a los agricultores que sigan las reglas de juego democráticas en sus actos y acciones con «el respeto a las opiniones ajenas, la renuncia a la violencia y la disposición al compromiso».
Mientras tanto el presidente de la Asociación Alemana de Agricultores, Joachim Rukwied, ha rechazado la oferta del Ejecutivo de corregir parcialmente el recorte de las subvenciones públicas para el sector y ha exigido que se renuncie a toda medida que perjudique a los campesinos. Los recortes planteados por la coalición gubernamental de socialdemócratas, verdes y liberales suponen una subida de la carga impositiva para los agricultores de 1.000 millones de euros, lo que merma su capacidad de hacer frente al futuro y amenaza la seguridad alimenticia del país, afirmó Rukwied.
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«Al final supone morir a plazos», declaró el líder campesino alemán. Berlín se ha echado ya atrás parcialmente y ha renunciado a retirar la gratuidad del impuesto de circulación para vehículos agrícolas. El debate se centra ahora en la subvenciones al diésel agrícola, que el Ejecutivo quiere eliminar gradualmente, lo que rechazan los agricultores.
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Juan Carlos Barrena
Pese a las masivas presiones por parte de los interesados y el comienzo de una dura semana de protestas, el consejo de ministros que preside Scholz aprobó este lunes el borrador de un proyecto de ley que contempla el fin de las subvenciones al diésel hasta 2026. Contra la política del Ejecutivo federal se han mostrado también varios jefes de gobierno regionales, como los primeros ministros de los estados federados de Baja Sajonia, Mecklemburgo-Antepomerania y Brandeburgo. «Solo puedo aconsejar al Gobierno federal que renuncie a todos los recortes», dijo el mandatario de ese último estado, el socialdemócrata Dietmar Woidke, tras asistir a una protesta de cientos de agricultores en Potsdam.
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«La agricultura necesita la seguridad de la planificación y por eso estos asuntos que se han decidido a corto plazo, de la noche a la mañana y sin ponerse de acuerdo con el sector suponen desde el principio un gran error», dijo Woidke, correligionario y vecino de Scholz, subido a una grúa tras charlar con varios agricultores. El primer ministro de Brandeburgo pidió al Ejecutivo federal que busque el diálogo con los agricultores, una petición a la que se sumaron, Manuela Schwesig y Stephen Weil, sus colegas al frente de los gobiernos regionales de Mecklemburgo-Antepomerania y Baja Sajonia.
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