Meloni amplía su ventaja en los sondeos a un mes de las elecciones italianas

La última encuesta del instituto Tecne, citada por el medio 'Bloomberg', otorga el 49,8% de los votos al bloque liderado por Meloni frente al 30% de la coalición de izquierdas que lidera el socialdemócrata Partido Democrático del también ex primer ministro Enrico Letta. Por su parte, el Movimiento Cinco Estrellas (M5E), que fue el partido más votado en 2018, apenas rebasaría el 10% de los sufragios. Se confirma así la tendencia que ya reflejaban anteriores encuestas.

Una contundente victoria del bloque de Meloni podría desatar una ola de apoyos en el Parlamento y la posibilidad de que la alianza se hiciera con una mayoría de dos tercios, momento a partir del cual la derecha podría impulsar una reforma constitucional, como ya ha avanzado la líder de Hermanos de Italia.

Meloni ha argumentado que esta reforma tendría como objetivo apuntalar un sistema político «frágil e inestable», explicó al semanario británico 'The Spectator', marcado por los constantes cambios de gobierno (ha habido 67 Ejecutivos en 76 años, y solamente Berlusconi ha aguantado más de dos años como primer ministro en lo que llevamos de siglo). Meloni ha dejado entrever la posibilidad de aumentar las competencias del primer ministro o facilitar la elección directa del presidente de la República.

La democracia italiana descansa sobre el pilar de un sistema bicameral perfecto, un blindaje que nació para evitar de nuevo el auge del fascismo. El Senado y el Congreso de los Diputados tienen el mismo peso en la elaboración de las leyes, lo que resta poder al Ejecutivo.

Otra de las garantías que establece la Constitución italiana, que data de 1948, es la ley electoral. El sistema, conocido como Rosatellum, establece que dos tercios de los diputados se eligen de forma proporcional, mientras que el tercio restante se reparte de acuerdo al voto mayoritario en circunscripciones uninominales, al estilo inglés. Es decir, quien gane por un voto se lleva el escaño. Este sistema premia las coaliciones, ya que es más fácil sacar una papeleta más que el rival si los partidos se presentan coaligados, como lo harán en septiembre las formaciones de derecha.

Uno de los elementos que marcarán -ya lo está haciendo- la campaña será la posición respecto a Rusia de los diferentes partidos. La invasión rusa de Ucrania ha alterado el mapa político italiano. Mario Draghi, que dimitió en el mes de julio, fue uno de los líderes europeos que de forma más vehemente apoyó a Ucrania. Su caída estuvo ligada a las tensiones con el M5E, socio de Gobierno, y su postura contraria a enviar armas a Kiev.

En la derecha, La Liga está siendo investigada por haber recibido presuntamente financiación del Kremlin para las elecciones europeas de 2019; Salvini es un admirador confeso de Putin; y Berlusconi es amigo personal del dirigente ruso. Hace unos días, el diario 'La Stampa' publicó una conversación entre un funcionario de la Embajada rusa en Roma y un alto cargo de La Liga en la que, un mes antes de la caída de Draghi, le preguntaba si su partido apoyaría al expresidente del Banco Central Europeo.

En este contexto, la prensa italiana y diversos dirigentes políticos han mostrado su preocupación por una posible injerencia del Kremlin. El expresidente ruso Dmitri Medvedev instó ayer a «los europeos» a «castigar» en las urnas a sus «gobiernos estúpidos».