Al menos medio centenar de muertos en un nuevo bombardeo ruso contra civiles

El inmueble quedó completamente destruido y los equipos de salvamento siguieron trabajando sin interrupción para extraer supervivientes o cadáveres de debajo de los escombros. Se calcula que bajo los cascotes podría haber todavía gente.

El ataque se produjo pasado el mediodía. Y, una vez más, las redes sociales publicaron fotografías y vídeos con escenas realmente dantescas de cuerpos inmóviles y cubiertos de sangre tendidos en el suelo, junto a una calzada.

El jefe de la Administración militar de Járkov, Oleg Sinegúbov, declaró que eran muchos los que asistían al velorio. Klimenko calcula que en el funeral participaban por los menos sesenta personas. Sobre ellos cayó un cohete, al parecer, un Iskander. El ministro explicó que a la celebración acudió «como un miembro de cada una de las familias» de Groza, en donde viven algo más de trescientos habitantes después de ser quinientos antes de la guerra. Klimenko cree también que tal vez alguien facilitó a las fuerzas rusas las coordenadas del objetivo, ya que «siendo un edificio muy pequeño, el disparo fue certero».

La Fiscalía General de Ucrania ha abierto una investigación por «violación de las leyes y usos de la guerra con asesinatos premeditados». En cuanto al número de víctimas mortales, según la presidenta de la asamblea regional, Elena Shapoval, se trata del bombardeo más letal llevado a cabo en la región de Járkov desde el comienzo de la invasión del 24 de febrero de 2022. Groza se encuentra muy cerca de la línea de frente, en donde las tropas rusas llevan semanas tratando intensamente de romper las defensas ucranianas.

La coordinadora humanitaria de Naciones Unidas para Ucrania, Denise Brown, aseguró sentirse «horrorizada» por el bombardeo contra el poblado de Groza. El ministro ucraniano de Defensa, Rustem Umérov, por su parte, puso esta nueva matanza como ejemplo de la necesidad que tiene su país de contar con más sistemas de defensa antiaérea «para protegernos del terror».

Desde Granada el presidente, Volodímir Zelenski, calificó lo sucedido de «ataque terrorista deliberado (…) Un crimen indicativamente cruel». Según sus palabras, «hay que detener el terrorismo ruso. Todos los que ayudan a Moscú a sortear las sanciones son delincuentes. Todos los que todavía apoyan a Rusia apoyan el mal. Rusia necesita éste y otros ataques terroristas similares para una sola cosa: hacer de su agresión genocida una nueva norma para todo el mundo».

Parecido al de Groza fue el bombardeo contra la ciudad de Kramatorsk, en la región de Donetsk, a finales del pasado mes de junio. Un cohete destruyó completamente una pizzería repleta de gente, pero con un balance menor de víctimas, trece muertos, entre ellos la escritora ucraniana Victoria Amelina. En el mismo restaurante se encontraban también el antiguo negociador con las FARC para la paz en Colombia, Sergio Jaramillo, el escritor Héctor Abad Faciolince y la periodista Catalina Gómez. Los tres, que estaban cenando con Amelina, sufrieron heridas leves. Resultó también lesionada la periodista suecobritánica Anastasia Taylor-Lind.