El mayor topo del Ejército británico en el IRA se lleva a la tumba sus secretos

La muerte de Scappaticci fue certificada ayer por Jon Boutcher, el exjefe policial encargado de la 'operación Kenova', una investigación independiente que trata de establecer quién era y qué hizo 'Stakeknife'. Este era el apodo conocido de un agente doble que, desde dentro del IRA, trabajaba para los servicios secretos británicos. 'Stakeknife' ('Navaja') está implicado en varias muertes, algunas de ellas llevadas a cabo para encubrir su infiltración en el seno de la organización terrorista. En 2003 los medios desvelaron que ese alias correspondía a Freddie Scappaticci, algo que él negó con escaso éxito. Lo que se estaba revelando en ese momento era algo completamente increíble. Porque Scappaticci había sido el responsable del denominado ISU (Unidad Interna de Seguridad, por sus siglas en inglés), la sección del IRA encargada de buscar topos e infiltrados dentro de su organización. Es decir, el encargado de buscar a traidores se había convertido en el principal traidor. Era como si el perro pastor que cuidaba el rebaño fuese un lobo disfrazado.

La historia terrorista de Scappaticci, nieto de un italiano que llegó a finales del XIX a Irlanda en busca de trabajo, comienza en los 70. En esos años estuvo encarcelado junto con altos cargos del Sinn Fein y el IRA como el propio Gerry Adams o Alex Maskey, un dirigente nacionalista que durante décadas viajó al País Vasco para apoyar a la izquierda abertzale. Pero el camino de 'Scap' no fue la política. Según diversas fuentes, su brutalidad y disposición a la violencia hicieron que se le encargasen los interrogatorios a los sospechosos. Su capacidad de utilizar el cuchillo para torturar fue la clave de su ascenso en la organización.

En los 80 comenzó a trabajar para los servicios secretos británicos. Según señaló una fuente cualificada a este periódico, su captación se produjo gracias a una sórdida historia de sexo. Al parecer, en un viaje a Boston para 'descansar' tras haber participado en varios atentados se acostó con numerosas prostitutas. Esos encuentros fueron grabados por miembros de los servicios de inteligencia norteamericanos, que se los hicieron llegar a sus colegas británicos. Con esa información chantajearon a 'Scap', casado con una irlandesa ultracatólica. Scappaticci aceptó colaborar con los servicios ingleses. Pasó a ser 'Stakeknife'.

En los 90, cuando el Sinn Fein, el IRA y el Gobierno británico inician las conversaciones para conseguir la paz en Irlanda, los católicos norirlandeses ya estaban controlados por los servicios secretos ingleses. No solo Scappaticci había llegado a la dirección de la organización terrorista como jefe de seguridad. Uno de los hombres de confianza de Gerry Adams durante las negociaciones en Stormont -la sede de los encuentros entre enviados de ambas partes- era Dennis Donaldson. Este 'hombre de confianza', que según las fuerzas de seguridad británicas había tenido a su cargo las relaciones entre el IRA y ETA, era también un topo de Londres.

La paz en la región se selló en abril de 1998. En 2005, cuando se hizo público que Donaldson era un espía británico, se le expulsó del Sinn Fein. Meses más tarde apareció muerto por disparos de escopeta. Para entonces, la relación de Scappaticci con el espionaje era también conocida. Este agente doble inició entonces varias gestiones fracasadas para intentar limpiar su imagen -llegó a exigir que el Gobierno desmintiera que él era 'Stakeknife'- y luego despareció . Para entonces, la imagen del Sinn Fein era la de un grupo que había negociado mientras sus equipos estaban compuestos por espías del enemigo, algo muy humillante para Gerry Adams.

Mientras tanto, los distintos grupos de investigación que se crearon tras los acuerdos de paz comenzaron a desvelar distintos desmanes cometidos en Belfast. Muchos de ellos, por el propio Scappattici. La BBC, por ejemplo, le implicó en distintas emboscadas preparadas por las tropas de élite del Ejército, el SAS, en las que murieron 20 terroristas del IRA. Asimismo, se le relacionó con muertes perpetradas para encubrirle en su carrera como topo dentro de la organización terrorista. Por estos y otros hechos -que podrían alcanzar los 50 asesinatos- se le detuvo en 2018.

Prestó declaración en una comisaría de Inglaterra cuya ubicación no se divulgó y volvió a esfumarse. El informe de la 'operación Kenova' que estudiaba sus supuestos desmanes debería haber visto ya la luz pero recientemente se anunció que se retrasaba su publicación. Ahora, la muerte clandestina del agente doble cerrará ahora cualquier pesquisa. Los medios norirlandeses destacan hoy que se ha ido a la tumba sin haber desvelado sus secretos, algo que hará sufrir aún más a sus víctimas.